El Tour alinea Biche, Grand Colombier y Chat: un día tan duro que asusta

Quizás por primera vez en la historia del Tour de Francia, la etapa de montaña más dura no está ni en los Alpes ni en los Pirineos o en el Ventoux provenzal, no incluye puertos llamados Galibier o Tourmalet o Alpe d’Huez y no llega en la última semana, sino el domingo para cerrar la primera. Es la etapa grande del Jura, las montañas no muy altas (no más de 1.500m superarán) ni muy largas, pero tan empinadas (sus perfiles se ven todos negros, el color que señala en la infografía del Tour pendientes superiores al 9%) que asustan. Se llaman Col de la Biche, Grand Colombier (por una tercera vertiente, inédita, que tiene un tramo al 22%) y Col du Chat. No hay favorito que no diga que será la etapa más dura del Tour, y quizás la más decisiva.

“Si la Planche des Belles Filles nos ofreció el miércoles una pequeña radiografía, sin mucha definición, de lo que es el Tour de Francia, el Jura nos ofrecerá el domingo una resonancia plena de matices”, dice Yvon Ledanois, director del BMC de Richie Porte, uno de los ciclistas de los que más se espera que puedan acabar con el dominio de Froome. Al menos así lo demostró el australiano hace un mes durante el Dauphiné, donde disfrutó de un mano a mano con Froome en el col du Chat. “Fabio Aru está más fuerte que nunca, y Froome no es el de otros años”, advierte Beppe Martinelli, el director del Astana, que cree que si alguien atacará será su sardo, el único que no tiene miedo del inglés imbatido en las montañas del Tour. “No estamos ni más fuertes ni menos fuertes”, responde Nicolas Portal, el director del Sky. “Puede que Froome no está tan fuerte, pero lo estará pasado el tiempo, y más. Y tiene un equipo con él”. Sin Alejandro Valverde, Nairo Quintana no podrá decir que tiene un superequipo, pero quizás no lo necesite, porque este año ha cambiado su táctica.

“Este año haré el Tour más a la sombra”, dice el colombiano del Movistar, una de las incógnitas después de lo visto en la Planche y en el Giro. “En estos valles tan cerrados no corre el aire, y parece que no se respira. Y después del desgaste de Les Rousses , la gran etapa va a ser un día de supervivencia”, dice Eusebio Unzue, el director del Movistar. “He visto a Nairo tranquilo. Tengo la impresión de que va a ir bien”. Y Portal lo suscribe. “Nairo va a estar mejor”, dice. ¿Y Contador? “Haré lo que digan las piernas”, dice el español.

La etapa termina abajo, en Chambéry, 26 kilómetros después de la última cima. Los descensos también serán importantes, y el último vital. Es oír la palabra descenso y todo el mundo mira a Froome de amarillo, y recuerda que empezó a ganar el Tour del 16 con su loco descenso del Peyresourde, en el que patentó una nueva posición sobre la bici (sentado sobre la barra y pedaleando) que le permitió sacar 13s a sus rivales bajando a 62,5 km/hora de media.

Muchos afirmaron que la de Froome, con el cuerpo muy echado hacia delante y rompiendo el eje de gravedad, era la mejor postura aerodinámica para bajar un puerto, pero un grupo de estudiosos de la Universidad Tecnológica de Lieja, dicen que no tras investigar el asunto en el túnel del viento. Su conclusión es que la mejor forma de bajar un puerto es adoptando la llamada posición Pantani, la adoptada por el Pirata, con el culo más atrás del sillín, rozando la rueda trasera y un 4,8% más rápida que la de Froome, que no sería la segunda, sino que la superaría por un 2,4% la postura Perico, la que usó el segoviano con la cabeza en el manillar y el culo muy elevado para ganarse el apodo de loco del Peyresourde. Y después llegaría Froome.