Derbi de nostalgia y necesidad

El billetaje para el último derbi liguero en el Vicente Calderón está agotado desde hace un mes. El componente nostálgico que rodea al encuentro movilizó con premura a la hinchada rojiblanca, que tomó conciencia de que la cita es histórica y se apresuró a reservar sus localidades. El traslado a La Peineta la temporada que viene, y si no se da un enfrentamiento en eliminatoria de Copa o Champions, convertirá el de esta noche en el último enfrentamiento con el vecino a orillas del Manzanares. El primero de los 48 disputados hasta ahora se jugó en 1968 (2-2), un año después de que Luis Aragonés marcara el primer gol ante el Valencia en abril de 1967. Por entonces, el estadio se denominaba Manzanares.

“Todavía no se había terminado de construir la grada de preferente, pero la cercanía del público paliaba esa frialdad de la obra inacabada”, rememora Rivilla, histórico defensa del Atlético que estuvo presente en aquel primer empate. “Adelardo igualó cerca del final. Fue un partido muy disputado, como todos los derbis. Nos adelantamos con un gol del Conejo Cardona, que en paz descanse. Empujamos y empujamos hasta empatar”, prosigue Rivilla. La estadística dice que en Liga el Calderón ha sido un campo propicio para los madridistas. El balance es solo de nueve victorias para el Atlético, 22 para el Madrid y 17 empates.

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“Son pocas victorias, pero cada triunfo del Atlético siempre ha tenido mucho mérito por las dificultades que han rodeado al club a lo largo de su historia. El mejor tributo que se puede hacer es ganar este partido. El Calderón significa mucho para los atléticos por lo que han vivido y por el propio enclave en la ciudad”, advierte Jabo Irureta, que vivió una de las grandes goleadas favorables a los rojiblancos. “En la temporada 71-72 les ganamos 4-1; recuerdo que fue la primera vez que Miguel Muñoz hizo jugar a Pirri como defensa y luego ya se quedó en esa posición casi toda su carrera”, prosigue Irureta.

Goleadas, tortilla y Raúl

Los derbis del Calderón recogen momentos inolvidables para uno y otro equipo. La primera victoria rojiblanca (3-0), en la temporada 69-70 con dos goles de Luis Aragonés y uno de Gárate, o la primera del Madrid (0-1), un año antes, con gol de Amancio. La goleada rojiblanca en la campaña 76-77 (4-0), con el cazagoles Rubén Cano, recién llegado y autor de dos tantos, anunció aquel gran equipo que acabaría ganando esa Liga en el Bernabéu. El gol de Raúl en la temporada 96-97 (1-4), tras sentar a varios defensas rojiblancos está en el santoral madridista, así como esa racha de 13 años sin conocer la derrota que se alargó desde la temporada 98-99 hasta la 14-15, cuando el Atlético pasó por encima del Madrid de Ancelotti (4-0), ya con Simeone ocupando el banquillo izquierdo.

En estos 50 años de historia el Calderón vivió el derbi más excéntrico sin acogerlo. El 19 de abril de 1981, el por entonces presidente rojiblanco Alfonso Cabeza convocó en su estadio a la afición para seguir por la radio el encuentro que se disputaba en el Bernabéu. La iniciativa fue bautizada como El Derbi de la Tortilla. “Habíamos empatado a uno en Valencia y si ganábamos aún teníamos opciones de conquistar el título. Yo al Bernabéu dije que no iba porque nos habían robado la Liga en casa en un partido con el Zaragoza (1-2). Así que invité a nuestros aficionados a que fueran a nuestro estadio y se llevaran la tortilla de casa. Fueron casi 10.000 atléticos para sorpresa mía”, cuenta Alfonso Cabeza.

El 19 de abril de 1981, Alfonso Cabeza convocó en el Calderón a la afición para seguir por la radio el encuentro que se disputaba en el Bernabéu. Fueron  casi 10.000 atléticos. 

Al componente nostálgico del encuentro se suma la necesidad del Atlético de ganar o, al menos de no perder. “No podemos dejar que se escapen a nueve puntos”, advierte Koke. “No sería decir adiós a la Liga porque quedaría mucho, pero sería un paso atrás porque queremos estar arriba, y eso pasa por ganar este partido”. El centrocampista maneja la posibilidad de un mal menor. “Y si no se puede ganar”, dice, “pues empatar. Vamos a ser sinceros, por empatar un partido no pasa nada. Pero hay que salir a ganar porque es el derbi y el rival de toda la vida”, asiente el volante canterano, que centra la atención en la previa sobre la posición que ocupará.

Interpretar lo emocional

“No tengo decidido si Koke va a jugar en la banda derecha, de segundo delantero, en la banda izquierda”, dice Simeone. “Porque posiblemente nos pueda dar cosas muy importantes en todos los lugares y considero que siempre su presencia dentro del equipo es fundamental para nuestro juego”.

El técnico se cuidó mucho de rebajar la presión a sus jugadores. “Lo que nos importa más”, señaló, “es cómo entrar al campo y cómo interpretar lo emocional que significa jugar el último partido de Liga contra el eterno rival en nuestra casa. Ojalá que podamos vivirlo todos con esa situación de estar juntos y de poder rendir en las formas que pide el partido. Después, estar a seis, a tres o a nueve puntos sinceramente no tiene ningún tipo de valor en este momento”.

Sin embargo, la derrota minaría uno de los aspectos que ha activado la fuerte competitividad exhibida por el Atlético de Simeone: sentirse cerca de Madrid y Barça.