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Contador no es Indurain, pero se le parece

El de Parla gana el Giro de 2015 gracias a las diferencias conseguidas en la crono

Alberto Contador, junto a Ignacio GonzálezFoto: atlas | Vídeo: efe / atlas
Carlos Arribas

Cuando, después de la contrarreloj de Valdobbiadene, hace ocho días, le preguntaron a Alberto Contador si se sentía Indurain, el líder del Giro respondió que no y que sí y que no. No, porque Indurain había sido el más grande; sí, porque, él, un escalador, había logrado dominar la carrera en una contrarreloj de 60 kilómetros; no, porque él no se sabría frenar para pasarse la última semana controlando a sus rivales. Sin embargo, comparando la general del sábado 23, antes de Dolomitas y grandes Alpes, con la del sábado 30, pasado todo lo importante del Giro, se observa cómo Contador ha ganado la carrera gracias a la contrarreloj, de la que salió con 2m 28s sobre Fabio Aru y 4m 55s sobre Mikel Landa. Richie Porte y Rigoberto Urán, que se presumían sus rivales más difíciles, ya habían levantado la bandera blanca, y el escalador Domenico Pozzovivo se había partido la cara y retirado tras una caída.

En las últimas siete etapas, en toda la montaña, sobre todo entre Le Finestre y Sestriere, la pareja de atacantes descoordinados del Astana le han recortado tiempo. Aru, 26s, y Landa, 1m 41s. “La contrarreloj ha sido el día clave”, dice Contador. “Cuando pasé la crisis de deshidratación, que se juntó con que me patinaba la rueda al ponerme de pie sobre la bicicleta, pude mantener la calma, someterme a una especie de autocontrol después de evaluar la situación, porque contaba con una ventaja suficiente”. Lo que habría dicho Indurain, exactamente.

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El Giro no ha sido, claro, tan lineal para Contador como podría indicar este dato: ha padecido infortunios que ha salvado con frialdad, cálculo, aplicación y la justa dosis de agresividad. El ganador ha sufrido una caída en un sprint, en Castiglione della Pescaia, que le dislocó un hombro; en la diluvial llegada a Jesolo perdió un puñado de segundos y momentáneamente la maglia rosa por otra caída; antes de llegar al Mortirolo cambió de rueda trasera, en Le Finestre sufrió una crisis… Su recorrido de percances por este Giro refleja en cierta forma el recorrido de su carrera, terreno en el que las diferencias con Indurain su acrecientan.

Desde que debutó, en 1985, convirtiéndose, a los 20 años, en el más joven maillot amarillo de la Vuelta a España, Indurain solo ha conocido a un equipo técnico, el formado por José Miguel Echávarri y Eusebio Unzue, y dos nombres comerciales, Reynolds y Banesto. Con ellos ganó sus cinco Tours y sus dos Giros. Eran los años 90, años de calma en el ciclismo en los que subterráneamente germinaban las turbulencias que se iban a desatar en las dos primeras décadas del siglo XXI, tras la primera retirada de Lance Armstrong en 2005, los vientos duros y cambiantes que han afectado el recorrido de Contador, quien en su carrera profesional ha corrido con cinco directores y siete maillots diferentes.

Primer Tour a la segunda

Contador debutó como profesional en 2002, a los 19 años, con el equipo ONCE de Manolo Saiz, director con el que, bajo diferentes dorsales (Liberty, Wurth, Astana), permaneció hasta 2006, hasta que la Operación Puerto desmanteló la compañía. En 2004, un dato clave en una carrera, sufrió un cavernoma cerebral que se manifestó con un ataque epiléptico en la Vuelta a Asturias. Estuvo al borde de la muerte, sufrió una delicada operación y volvió a correr en enero de 2005.

En 2007, a los 24 años y con el maillot del Discovery de Johan Bruyneel, ganó el Tour en su segunda participación gracias a que dos días antes de que terminara la carrera expulsó al líder, Michael Rasmussen, por mentir sobre su paradero en el mes anterior. Contador, que había rivalizado hasta sucumbir con Rasmussen en los Pirineos, donde arrancó una victoria sobre el danés en el Plateau de Beille, marchaba segundo entonces. El maillot amarillo le cayó del cielo.

El palmarés de un grande del ciclismo

Alberto Contador se apuntó ayer su séptimo triunfo en una gran ronda por etapas. El madrileño también acabó primero en el Tour de 2010 y el Giro de 2011, pero le fueron retiradas las victorias debido a su positivo por clembuterol.

Tour: Victorias en 2007 y 2009.

Giro: 2008 y 2015.

Vuelta: 2008, 2012 y 2014.

Otras pruebas: 3 Vueltas a Castilla y León, 3 Vueltas al País Vasco, 2 París-Niza, una Tirreno-Adriático.

En 2008, Bruyneel y su equipo asumieron la camiseta del Astana, que había salido a subasta después de que en 2007 dos de sus corredores, Alexander Vinokúrov y Andrei Kasheckin, dieran positivo por transfusión de sangre. El equipo fue expulsado del Tour. Tampoco se le permitió participar el año siguiente. Contador corrió entonces el Giro y la Vuelta, y ganó ambas. A los 25 años se unía en el palmarés a Anquetil, Merckx, Hinault y Gimondi como únicos corredores que habían ganado las tres grandes pruebas por etapas. En 2009, aún con Bruyneel, debió luchar dentro del equipo contra el regreso de Armstrong, un rival más en su victoria en el Tour de aquel año. Su segundo Tour. Su mejor Tour.

Aunque ganó en la carretera también el Tour de aquel año, y aún con el maillot del Astana, aunque bajo la dirección de Beppe Martinelli, 2010 fue el año en el que todo cambió, todo se enturbió, en la carrera de Contador. Aquel Tour fue el del ataque en el Port de Balès cuando su rival, Andy Schleck, sufrió una avería en la bicicleta; fue el de la horrorosa contrarreloj de Burdeos, que, recuerda ahora Contador, fue quizás su peor día sobre la bicicleta como ciclista, el día que más sufrió; fue el Tour, definitivamente, en el que resultó positivo por clembuterol. Fue descalificado. La federación española no le sancionó, por lo que siguió corriendo en 2011, ya en otro equipo, el saxo de Bjarne Riis. Ganó el Giro. El de su victoria en el Etna, pero, derrengado, terminó quinto en el Tour.

En 2012 el TAS le sancionó. Volvió a correr en agosto. Se llevó una Vuelta que tenía ganada Purito Rodríguez, a quien pilló dormido y cansado en la etapa de Fuente Dé, en Cantabria, el día en el que, con su ataque desesperado y lejano, renació el mito del de Pinto, invencible en todas las grandes pruebas por etapas, salvo en el Tour. En la carrera francesa terminó cuarto en 2013, el año de su regreso, el año de Chris Froome y la revelación de Nairo Quintana, y, aún con Riis, se debió retirar en 2014, después de una caída que le dañó la rodilla. Un mes después volvió a alimentar su leyenda ganando la Vuelta, recuperado casi milagrosamente de la lesión.

Después de tantos sobresaltos, se habría merecido quizás un año de calma, pero ni él, ni las circunstancias, se lo han permitido. En enero pasado anunció la fecha de su retirada: diciembre de 2016. Tres meses después, el dueño del Tinkoff, el millonario ruso Oleg Tinkov, despidió a Riis, su director principal. Contador ha corrido el Giro solo, con su sola dirección y experiencia. Y la gran cantidad de conocimientos acumulados en más de una década de carrera ciclista excepcional en todos los sentidos. Antes de comenzar el Tour, su gran desafío, Contador, oficialmente, cuenta, al menos con el mismo número de grandes vueltas que Indurain, siete: tres Vueltas, dos Tours, dos Giros.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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