Un líder hambriento en el Camp Nou
Luis Enrique se presenta con un discurso directo y convincente como entrenador del Barcelona
El Barcelona se ha encomendado a Luis Enrique, “una de esas personas que se atreve con los retos difíciles” —definición del director deportivo Zubizarreta—y el técnico asturiano asume el mando del Camp Nou: “Un entrenador es un líder”. Necesita el equipo de una figura carismática para recuperar el protagonismo y la presentación de Luis Enrique se convirtió en un acto de fe barcelonista por su carácter (“¿asustado? es uno de los días más felices de mi vida”), determinación (“yo siempre positivo; jamás tuve problemas con un jugador ni para gestionar un vestuario) y seguridad (“me veo capaz”). Muy directo, convincente e ilusionante, a gusto con el escenario, Luis Enrique apeló a conceptos olvidados en el Barça como “hambre”, “exigencia”, “esfuerzo”, “intensidad” y “disfrutar en los entrenamientos”, para dar a entender que si pudiera empezaría a trabajar mañana mismo.
Exjugador azulgrana y extécnico del filial, Luis Enrique conoce la casa, entiende el juego, es capaz de aglutinar a la afición (fue uno de los iconos de los boixos nois) y de unir a una directiva que ha perdido la unanimidad desde la partida de su gurú Rosell y discute en petit comité a Zubizarreta. El currículo le avala como candidato cualificado para “perfeccionar” y “evolucionar” el estilo del Barça. “Jugaremos al ataque, con la intención de ser atractivos y efectivos, el fútbol que identifica al Barcelona y ha enganchado a millones de personas”, argumentó. “Yo daré los matices necesarios. Hay que enriquecer la propuesta después de hablar con los jugadores y dar soluciones para no ser predecibles”. Y remachó: “Los títulos mandan, pero no a cualquier precio; no vale ganar al patadón. Quiero que digan que el equipo está trabajado y va a por el partido. Caigo en el sitio justo”.
Fomento la competencia y me gusta que los jugadores que no juegan se enfaden conmigo”
La apuesta del asturiano prevé cambios —hoy se presenta Ter Stegen—después del inmovilismo vivido con Martino. “Los años no pasan de cualquier manera”, explicó. “Venimos de una época muy mala, entre comillas, y nos reforzaremos en todas las líneas. Yo fomento la competencia y me gusta que los jugadores que no juegan se enfaden conmigo”.
Aunque no quiso individualizar, fue categórico con Messi: “Estoy encantado y maravillado de tener al mejor del mundo; espero que sea un referente único y encuentre su mejor versión”. Fue mucho más tibio con Xavi: “Llegará el momento de sentarnos a hablar y valorar qué cosa quiere él y qué queremos nosotros”. Y elogió después a Neymar, puso a Mascherano como “ejemplo de lo que puede ser un capitán” y reiteró su apuesta por la cantera: “Les exijo una ambición desmesurada”.
Marcada la línea, Luis Enrique aspira a ganarse la complicidad del plantel —“pactar”— y triunfar después de firmar hasta 2016.
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