Susaeta decide un clásico muy clásico
El delantero rojiblanco, con dos goles y un magnífico repertorio, tumba a una Real que reclamó un gol fantasma
Por si no había ambiente, comenzó a llover. Y por si faltaba aires de clásico salió un viento de antaño. Y como faltaba calor se llenó el campo, con unos centenares de aficionados realistas (los que cabían por cupo de entradas). Y por si no había tensión hubo 10 tarjetas, y un rifirrafe entre Susaeta y Calos Vela. Y para que hubiera polémica, hubo un gol fantasma que una vez quitada la sábana en televisión se vio que era gol legal de Carlos Vela, y que además fue precedido de una mano de Iraola, que hubiera sido penalti y expulsión. Aunque, según la ley del colegio (y del reglamento), penalti contra gol, gol.
Athletic, 2 - R. Sociedad, 0
Athletic: Iraizoz; Iraola, San José, Amorebieta, Aurtenetxe; Javi Martínez; Susaeta, Herrera (Íñigo Pérez, m. 71), De Marcos, Muniain (Ekiza, m. 84); y Llorente (Toquero, m. 60). No utilizados: Raúl, David López, Koikili e Ibai.
Real Sociedad: Bravo; Estrada, Mikel González, Íñigo Martínez, Cadamuro; Aranburu (Agirretxe, m. 69), Markel; Xabi Prieto, Zurutuza (Pardo, m. 71), Griezmann; y Carlos Vela (Joseba Llorente, m. 77). No utilizados: Ramírez, Ansotegi, Demidov y De la Bella.
Goles: 1-0. M. 25. Jugada al primer toque entre cinco jugadores del Athletic en 20 metros y Susaeta remata el centro de Iraola. 2-0. M. 80. Susaeta, de libre directo.
Árbitro: Mateu Lahoz. Amonestó a Javi Martínez, Zurutuza, Markel, Amorebieta, San José, Susaeta, Carlos Vela, Cadamuro, Mikel González y Estrada.
Unos 38.000 espectadores en San Mamés.
Era el partido anímico, que resultó equilibrado entre un Athletic más elaborado y una Real jugando a trompicones. Pero el fútbol mágico era cosa del Athletic y en especial de un futbolista que resume el arte y la filigrana de un equipo que se ha deshecho de viejos fantasmas y ha encontrado una personalidad más acorde con sus características deportivas. Le pasó a la Real lo que le ocurrió en Anoeta en la primera vuelta, que se pertrechó tanto en la primera mitad, exhibió tanto el miedo, que el Athletic lo entendió como asunción de inferioridad y empezó a carburar al amparo de un Susaeta genial, como envidioso de la profusa presencia internacional de sus compañeros, algo que le ha dejado en un segundo plano. Ante la Real fue el actor principal, aunque se tratase de una obra colectiva, coral, como lo fue el primer gol: un acto soberbio de inteligencia y precisión. Hasta cinco futbolistas tocaron al primer toque el balón, tejiendo una madeja en la esquina del área para que Iraola la pusiera por raso y Susaeta, que había iniciado el baile, la empujara mansa y precisa a la red. Fue un ejercicio magistral que incendió San Mamés y que le obligó a la Real a despojarse de sus miedos.
Montanier había renunciado al delantero clásico, Agirretxe, para jugar con dos futbolistas de movilidad como Griezmann y Carlos Vela, pero el tapón que había dispuesto el Athletic con Javi Martínez por delante de los centrales los desactivó. Fueron sombras que solo aparecieron en momentos muy puntuales, malgastando el esfuerzo supremo de futbolistas como Markel Bergara, que recorrió metro a metro todo el estadio de San Mamés.
Lo que más distancia al Athletic de la Real es la concepción del juego, la autoestima y la técnica
Pero hoy por hoy lo que más distancia al Athletic de la Real es la concepción del juego, la autoestima y la técnica para desarrollarlo. Con Javi Martínez de tapón, al parecer sin licencia para subir, Susaeta omnipresente amargándole la vida no solo a Cadamuro, sino a toda la defensa realista, el Athletic puso tierra de por medio y pudo sentenciar cuando el extremo rojiblanco lanzó al larguero una libre directo, que solo anunciaba el segundo gol, de idéntica factura pero un centímetro menos elevado para alcanzar la red.
La Real había aprendido la lección y se apoderó de la pelota en la segunda mitad, cuando encontró un pasillo por el costado derecho. Entonces llegó el gol (legal) de Carlos Vela que el árbitro no vio, y un segundo anulado por fuera de juego al delantero mexicano. Eran las pocas balas que tenía y las perdió en dos disparos, uno certero, otro equivocado. Y el Athletic que tardó mucho y mucho en recuperar su pulso. Bielsa retiró a un Llorente lánguido y físicamente disminuido, y luego a un Muniain intermitente. Pero dejó a Susaeta, que en otra falta magistral superó la estirada de Bravo (portentoso todo el partido) para sentenciar un encuentro que tuvo dos mitades, pero no iguales. Fue mejor el Athletic cuando fue superior que cuando la Real hizo lo propio. Y además tenía a Susaeta, guipuzcoano por más señas.
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