Casado tuvo la oportunidad de probar en Kenia el ugali y el chapati, "platos típicos con mucha carga de carbohidratos"."En cuanto se corrió la voz de que las musungus (blancos en suahili) repartían lapiceros y pinturas, todos los niños les buscaban", recuerda Casado. Esas musungos eran Fabiana Lafuente y Elena García, atletas españolas que también estuvieron en Kenia.Casado se entrenaba con Mathew, Mark y Felix, tres corredores keniatas completamente desconocidos. "El primer jueves exploté y tuve que gritar a mi amigo Mathew: "Finish your training!" (¡acaba tu entrenamiento!), ya que quería esperarme por miedo a que me perdiera", recuerda el atleta."De esta experiencia, sobre todo, destaco la calidad humana que esta gente desprende", asegura Arturo Casado.Casado recuerda lo difícil que era entrenarse en Kenia. "Los empujones se suceden en una nube de polvo rojo, el de los caminos de Iten. La intensidad es altísima y la falta de aire te ahoga".Durante una parte de su estancia en Kenia, Casado estuvo acompañado por Fabiana Lafuente y Elena García. "Estaban también encantadas con el trato humano y se deshacían cuando los niños pequeños se ponían a correr a su lado preguntándoles cómo estaban", afirma el atleta.Casado no duda en afirmar que sus compañeros de entrenamiento en Kenia son "auténticos mariatonianos capaces de ganar cualquier carrera en Europa, solo que probablemente nunca llegarán a tener la oportunidad de salir de allí".
