8 fotosLos más olvidados de PakistánLos más olvidados de Pakistán 20 ago 2010 - 12:53CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceMaceiras y su otro compañero de la fundación, Ortzi Akizu, tras quedarse seis días en la capital paquistaní, intentaron llegar a Baltistán. Las carreteras cortadas y los puentes destruidos les obligaron a buscar salidas alternativas.GUILLERMO MACEIRAS"Después de Narán, un pueblo en el norte, encontramos el primer puente cortado y ayudamos a la comunidad a construir un puente temporal con troncos y piedras", cuenta Maceiras.GUILLERMO MACEIRASEn Machulu, el pequeño pueblo del valle de Hurshé en el que la Fundación Felix Baltistán tiene su sede, la ONG se encargó de conseguir alimentos para distribuirlos a la población que ha perdido toda su cosecha por las inundaciones.GUILLERMO MACEIRAS"Compramos sacos de arroz y harina en los mercados locales, y preparamos un saco por cada familia", cuenta el cooperante español. "Pero lo peor está por llegar. Sin la cosecha y sin tierra de cultivos, el invierno les pillará sin nada". El invierno a 3.000 metros de alturas llegará a partir de septiembre. Las temperaturas alcanzan los 20 grados bajo cero.GUILLERMO MACEIRASTalis, un pueblo que dista solo dos kilómetros de la sede de la ONG, sufrío graves destrucciones por el desbordamiento del río que lo atraviesa. Hubo al menos 13 víctimas. En la imagen, unos vecinos trasladan el cuerpo de uno de los fallecidos.GUILLERMO MACEIRASLos vecinos de los pequeños pueblos del valle, afectados por las inundaciones, están sin alguna ayuda oficial intentan buscar soluciones a la emergencia. Los habitantes de Talis han utilizado troncos para sustituir los puentes destruidos.GUILLERMO MACEIRASDecenas de familias se han quedado sin hogar. Lo que les salva es la solidariedad entre los mismos vecinos. En la imagen un grupo de personas se refugian en una de las estructuras que se salvaron del desastre.GUILLERMO MACEIRASUn niño vigila en Talis lo que queda de la tienda que su familia tenía en el pueblo y que fue arrasada por la riada.GUILLERMO MACEIRAS