Un proyecto deIberia

“Mis saltos son únicos en el mundo”

Ray Zapata, un niño hiperactivo que saltaba en el sofá de su casa, es hoy un gimnasta inimitable e imaginativo. A sus 30 años, el subcampeón olímpico de suelo acude a la cita olímpica de París de este verano “más relajado y curtido que nunca”

Valeria Castro

Ray Zapata

Gimnasta

De pequeño, cuando aún vivía en Santo Domingo, Ray Zapata (República Dominicana, 30 años) era un torbellino que brincaba entre los muebles de su casa y trepaba a los árboles al menor descuido. Para alivio de su madre, aquel chaval encontró en la gimnasia un deporte con el que desfogarse: “Pude frenar toda esa adrenalina que tenía. Mi madre estaba encantada de que, al llegar a casa, estuviese reventado”, asegura con una carcajada en la entrevista que encabeza este artículo, grabada en el Centro de Alto Rendimiento Deportivo de Madrid.

Sucesor y pupilo del bicampeón olímpico Gervasio Deferr, Zapata ganó en la cita olímpica de Tokio en 2021 —aplazada un año a consecuencia de la pandemia— la medalla de plata en suelo, un metal que le colocó como referente de la gimnasia nacional y le cambió la vida: “Unos meses antes había nacido mi hija Olympia. Podía tener la seguridad de que no le faltaría nada. Fue una alegría”, explica en esta nueva entrega de Talento a bordo, el proyecto impulsado por Iberia para visibilizar e impulsar el talento español. Ante sí tiene ahora París, el próximo verano: “Hay una diferencia entre el Ray de Tokio y el Ray que va a París. Es un gimnasta más experimentado, más relajado entre comillas. La experiencia me ha curtido. Y he aprendido a disfrutar plenamente sin pensar tanto en los objetivos”, resume.

Ray Zapata junto a su mujer y su primera hija Olympia, a la que le prometió ganar una medalla en los Juegos de Tokio. /CEDIDA RAY ZAPATA
Ray Zapata junto a su mujer y su primera hija Olympia, a la que le prometió ganar una medalla en los Juegos de Tokio. /CEDIDA RAY ZAPATA

El gimnasta es autor de dos saltos para los que pocos competidores están facultados y que, de hecho, se han bautizado con su apellido: el Zapata I y el II, elementos de gran complejidad que, según él, hasta el momento nadie ha logrado imitar: “Dije que el Zapata II no lo iba a hacer nadie en, al menos, cinco años. Por ahora llevamos tres años y no he visto a nadie intentándolo”, detalla. En apenas dos segundos su cuerpo despega del suelo, gira como una peonza y cae armoniosamente de pie. Zapata le quita hierro: “Antes de saltar pienso en darle con todo para arriba, pero una vez que estoy en el aire pienso en no salirme de la pista, en no caerme de cara, en no caerme de culo... “, ríe de nuevo.

El talento, entiende el español, es una capacidad innata que requiere sacrificio y mucho esfuerzo. Y tan importante es la cabeza como el cuerpo. “Tienen que estar totalmente conectados. Si vas a hacer un doble mortal y tu cabeza dice que no, por mucho físico que tengas no te va a salir”, cierra.

Ray Zapata

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