Saadiyat: la isla emiratí que quiere liderar el futuro del arte mundial

El enclave de Abu Dabi se prepara para la apertura de varios museos de primer nivel en una estrategia de Estado para convertirse en un imán cultural a nivel global

Campeonato de golf en la isla Saadiyat de Abu Dhabi el pasado abril. De fondo, obras en el futuro Museo Nacional Zayed, diseñado por Norman Foster.Octavio Passos (Getty Images)

Al norte de Abu Dabi, uno de los siete Emiratos Árabes Unidos, hay una isla con forma de triángulo que guarda uno de los mayores proyectos estratégicos del país. Se trata de Saadiyat island, un rincón de poco más de 20 kilómetros cuadrados en el que está enclavado el museo del Louvre local. No estará solo mucho tiempo: en los próximos años, la ciudad proyecta abrir cuatro nuevos museos de primer nivel, cada uno con su propia identidad y enfoque, para convertir ese lugar en el epicentro de la ambicio...

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Al norte de Abu Dabi, uno de los siete Emiratos Árabes Unidos, hay una isla con forma de triángulo que guarda uno de los mayores proyectos estratégicos del país. Se trata de Saadiyat island, un rincón de poco más de 20 kilómetros cuadrados en el que está enclavado el museo del Louvre local. No estará solo mucho tiempo: en los próximos años, la ciudad proyecta abrir cuatro nuevos museos de primer nivel, cada uno con su propia identidad y enfoque, para convertir ese lugar en el epicentro de la ambiciosa estrategia del Gobierno de los Emiratos Árabes Unidos para colocar a su capital, Abu Dabi, en el mapa mundial de la cultura y el arte.

“Todo ha cambiado mucho en pocos años”, cuenta Laila Binbrek, la directora del pabellón emiratí en la Bienal de Arte de Venecia, en la que el país participa desde 2009, y una de las mayores autoridades del ecosistema artístico local. “En 2006 se celebró por primera vez [la feria] Art Dubai, con un espíritu aperturista y educativo, de formar una comunidad artística”, rememora. “En 2007 y 2008 se anunció la voluntad de crear los nuevos museos, empezando por el Louvre”. El Louvre abrió sus puertas en 2017, pero los demás, aunque proyectados, fueron retrasándose por la crisis posterior a 2008. Hasta ahora. Los museos a los que se refiere se hallan todos en la isla: el museo nacional Zayed (diseñado por Norman Foster), el Guggenheim local (diseñado por Frank Gehry), el museo tecnológico TeamLab Phenomena (de tecnología y ciencia) y el Museo de Historia Natural serán los nuevos vecinos del Louvre. Basta darse una vuelta por la zona para comprender la imponente escala de la apuesta, con los blancos esqueletos de los futuros museos alzándose decenas de metros sobre el suelo entre grúas.

“Abu Dabi es una estrategia institucional, el Gobierno está detrás de los proyectos”, resume Binbrek. Es decir: de la misma manera que Dubái es la apuesta de Emiratos para convertirse en uno de los principales nodos turísticos del mundo (si no el principal), ahora la apuesta es hacer lo mismo con Abu Dabi, pero en el ámbito cultural. Recursos no faltan: Abu Dabi, que hace poco ha sido designada como la ciudad más rica del mundo, gestiona un fondo soberano de 1,5 billones de euros (una cifra similar al PIB de España).

“Poco a poco, la gente vio que esto era un plan serio, que había oportunidades de inversión, que el mercado del arte crecía y que era un proyecto a largo plazo”, relata Binbrek. “El impacto no se ve hasta pasados cinco o 10 años. Ese es el tiempo que llevamos trabajando y ahora recogemos los frutos. Emiratos es más de lo que la gente percibe”, explica, y recuerda que, por ejemplo, “el Guggenheim, durante todos estos años, ha ido comprando y formando su colección, así que la expectativa es enorme”, ríe. El centro ocupará 32.000 metros cuadrados, convirtiéndose en el museo más grande de la marca. No es el único que apuesta por la espectacularidad.

Un museo para exportar

El Zayed National Museum se concibió como el museo nacional de los Emiratos Árabes Unidos, en honor al difunto jeque Zayed bin Sultan Al Nahyan, unificador del país. Su inauguración está prevista para este 2025, pero lo importante es lo que significa más allá de eso: “Podemos importar museos como el Louvre o el Guggenheim, claro, pero el Zayed es el primer símbolo que creamos aquí, algo que resume nuestra historia, cultura y legado como país. Un símbolo que quizá podemos exportar en el futuro a otros países”, cuenta Ehab Haddad, del Departamento de Cultura y Turismo (DCT) de Abu Dabi, organismo del Gobierno de Abu Dabi (como si fuera una consejería de cultura autonómica en España) detrás de los museos y que durante estas fechas ha organizado la primera Bienal artística de la capital, con decenas de obras en las calles que pueden contemplarse hasta el 30 de abril.

Obras en 2023 del futuro Guggenheim de la isla Saadiyat, diseñado por Frank Gehry.Anthony Devlin (Getty Images)

“En Europa, en los museos, en las colecciones, está todo hecho, aquí no. Una de las claves de que esto sea tan interesante es que, a la vez que el país se está construyendo a sí mismo, está construyendo este ecosistema artístico que será el puente entre el Este y el Oeste”, cuenta la eslovaca Mikaela Watrelot, comisaria y directora de exposiciones de la Fundación Bassam Freiha, la primera fundación artística privada de la historia de Abu Dabi, nacida el pasado marzo y radicada en la isla Saadiyat.

“Lo que veo es que se está construyendo una constelación artística única, con museos de primer nivel a cinco minutos unos de otros. Museos locales e internacionales. En pocos años esto será no solo un hub cultural para toda la región, sino un vector artístico para el mundo entero”, cuenta Watrelot, cuya fundación recibe el nombre del coleccionista y filántropo libanés Bassam Freiha y que se encuentra exhibiendo una exposición de arte emiratí. Watrelot da dos claves del ecosistema cultural de Emiratos: “La colaboración público-privada es clave. Ahora la mitad del edificio de la fundación está dedicado a arte abstracto local, y las obras son cedidas por el Gobierno”. Y además: “Occidente está inmerso en el rescate de las mujeres artistas, sepultadas durante mucho tiempo. Pero aquí no pasa eso. La juventud del país y el ecosistema cultural [Emiratos tiene 53 años] ha ayudado a que el arte ya naciera mucho más paritario”.

A pesar de su desarrollo económico y cultural, los Emiratos Árabes Unidos se enfrentan a críticas de la comunidad internacional por su falta de democracia. El sistema político se basa en una monarquía federal, sin partidos políticos ni elecciones. Además, siguen existiendo restricciones legales y sociales que impiden la igualdad plena entre hombres y mujeres: ellas suelen tener menos derechos que los hombres en asuntos de familia y herencia. Dado este marco, lo cierto es que sorprende el número de mujeres en el ecosistema artístico y la responsabilidad que ejercen en él.

Artistas y arena

“Exploro todo: no me limito a la pintura, la escultura o a una sola disciplina. Para mí, se trata de abrazar la creatividad en todas sus formas”, dice Latifa Saeed, una de las artistas jóvenes más prometedoras del país y ejemplo de ese arte paritario. Según Saeed, esta creatividad la ha llevado a explorar la esencia de la arena. Una arena “formada en el amanecer de la creación del planeta que guarda secretos que quiero descubrir, revelando las conexiones universales que unen todo. La arena moldea nuestro desierto y, para mí, representa de dónde vengo y la esencia de la sabiduría árabe”, dice. También la ha llevado a interesarse por la secuencia de Fibonacci y la proporción áurea. En el estudio de Saeed, se pueden encontrar pinturas que representan esta secuencia de todas las formas posibles, junto con frascos de arena de diversos lugares y en distintos colores. Este “archivo de arena”, como lo llama Saeed, le ha valido gradualmente el apodo, que acepta a regañadientes, de “la artista de la arena”.

“Creo que estamos viviendo un nuevo Renacimiento cultural en la región”, afirma Saeed, quien participó en la Bienal de Venecia y que atribuye este impulso cultural al “liderazgo” del país. “Ha sido su visión ambiciosa, una estrategia cuidadosamente elaborada con una dedicación inquebrantable y un genuino interés por construir un paisaje y ecosistema cultural y artístico próspero, como muestran los museos en Abu Dabi y Sharjah [otro de los Emiratos], y el Museo del Futuro en Dubái”, asegura. “Para mí, es tanto un honor como una responsabilidad ser parte de este movimiento artístico y contribuir al puente cultural que es la región”. Un puente que, según ella, comienza ahora.

Interior del Louvre de la isla Saadiyat, en su inauguración en 2017.Luc Castel (Getty Images)

“Mi enfoque no está en desmitificar la perspectiva occidental sobre Oriente Próximo; prefiero enfocarme en desbloquear el potencial de la creatividad humana en un momento en el que la inteligencia artificial se está convirtiendo en una fuerza transformadora”, dice Saeed, antes de entregarle al periodista tres bolsas de arena para llevar a Madrid, a Factum Arte, una factoría donde se ensamblan sus obras a gran escala, así como las de muchos otros artistas de la región.

Al otro lado del espejo de género y la edad se encuentra Khalifa Ahmed, un artista de 25 años cuya carrera comenzó en 2019 mientras se recuperaba de una enfermedad en Estados Unidos. Bisnieto de un orfebre, sus obras destacan por el uso del pan de oro en sus pinturas. “Creo que el futuro del arte en los Emiratos es prometedor, porque estamos enfocados en crear grandes museos de arte y en la organización de eventos culturales”, explica Ahmed en un café de la isla de Saadiyat, situado junto al otro gran monumento de la isla: la Abrahamic Family House, un impresionante complejo interreligioso compuesto por una mezquita, una sinagoga y una iglesia cúbicas, que el papa Francisco inauguró en 2019.

El artista, quien participó en la reciente feria Art Abu Dabi y cuyas obras han sido expuestas en España y Francia, considera que “el Louvre es un gran ejemplo de cómo se está configurando la escena artística en el país”. Un país que, afirma, “está destinado a ser un centro cultural internacional”. “Tenemos los cimientos de una cultura artística arraigada en las propias tradiciones del país, y contar con grandes museos y festivales de arte ayudará a ese ecosistema”, concluye.

Subastas y ventas

“Emiratos se ha convertido en el centro artístico y creativo en Oriente Próximo, acogiendo tanto a coleccionistas establecidos como a nuevos, en diversos rangos de precios”, cuenta la estadounidense Suzy Sikorski, trabajadora de la casa de subastas Christie’s en Dubái y también creadora de la plataforma Mid East Art, a través de la cual emite un podcast sobre arte de la región y organiza mesas redondas con artistas.

Christie’s tiene presencia en Oriente Medio desde 2005. A lo largo de este periodo, sus ventas en los Emiratos han consolidado un mercado de arte de Oriente Medio en las categorías de arte moderno y contemporáneo local que poco a poco se ha ido expandiendo de forma natural hacia categorías internacionales. “Ha habido un aumento en la nueva generación de coleccionistas”, cuenta Sikorski. “Nuestra venta online de arte moderno y contemporáneo de Oriente Próximo en Dubái fomenta la mayor actividad de los coleccionistas con base en los Emiratos, ofreciendo obras a precios más accesibles, lo que ha ayudado a impulsar la demanda”, cuenta. “Un número creciente de coleccionistas busca abrir sus colecciones al público a través de sus propias instituciones artísticas”, explica, y señala que esperan un aumento aún mayor en este ámbito.

¿Ha crecido mucho el volumen de negocio en la región en los últimos años? “Nuestra estrategia de ventas en la región ha evolucionado con un calendario de subastas constante, junto con ventas privadas, adaptándose estratégicamente a las tendencias y demandas de los clientes en la región. Año tras año hemos observado un aumento de compradores y postores radicados en la región”, explica. De nuevo, la clave está en el dinero: Emiratos es uno de los países con más PIB per capita del mundo según el Banco Mundial, y la población local (aproximadamente el 15% de los 10 millones de habitantes) acumula mucha más riqueza que la media del país.

“Los Emiratos ya son el gran mercado artístico en Oriente Medio”, finaliza Sikorski. “Ferias como Art Dubai, Abu Dhabi Art y Design Downtown son ejemplos de cómo la región continúa apoyando el mercado del arte, atrayendo a su vez la atención de todo el mundo. El crecimiento de las instituciones culturales también es destacable, y el compromiso del Gobierno en el desarrollo de la economía cultural probablemente atraerá mayor interés e inversión”. Es decir, como ya pasó con Dubái en lo turístico, la estrategia cultural es imparable.

El DTC cuenta que la finalización de la construcción de los museos Guggenheim y Zayed está prevista para este 2025, año en el que en teoría también se abrirán al público. Quizá se demore algo pero, cuando eso pase, comenzará un proceso en efecto dominó que en pocos años hará de este enclave uno de los sitios más importantes en el ámbito de la cultura del mundo. Por cierto, por si alguien se lo pregunta, saadiyat significa felicidad. La isla de la felicidad. Al menos, para los amantes del arte, está claro que va a serlo dentro de no mucho.

Una cultura más antigua que el país que alberga

“Emiratos es el único país de la zona que tiene un ecosistema artístico cerrado, con artistas, galerías y museos, cosa que nos distingue de Qatar, Kuwait o Arabia Saudí, donde por ejemplo apenas hay galerías”, cuenta Sultan Sooud Al Qassemi, coleccionista de arte y voz prominente del ecosistema cultural emiratí que fundó la Barjeel Art Foundation, una institución con más de mil obras modernas y contemporáneas de arte arábico. Al Qassemi  pasea por las calles de Sarjah, tercer emirato en importancia (tras Abu Dabi y Dubái) y que fue el lugar clave de los inicios de la cultura emiratí.

Nadie como Al Qassemi para radiografiar esa historia cultural. “Emiratos se crea en 1971, pero la identidad local surgió mucho antes. Podemos decir que a partir de 1920, alrededor de la prensa, hubo una conjunción cultural, que luego creció cuando en 1956 llegó la radio, que es el germen del país”, cuenta. “En los setenta ya se crean instituciones culturales, Walter Gropius y los suyos vienen al país y crean edificios, y en 1982 abre la primera fundación cultural”. La suya, Barjeel (Torre de viento en farsi), fundada en 2010, es una colección en la que el 50% de las obras pertenece o bien a mujeres o a minorías. “No es excitante hablar de Picasso, de quien todo el mundo ya sabe todo; lo interesante es descubrir, y redescubrir, el arte que tenemos aquí”, ríe Al Qassemi.

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