La memoria de los brigadistas internacionales en la Guerra Civil: “Yo he venido a luchar contra el fascismo, no a meterme en política”
Un libro recupera el diario del militar italiano Aldo Morandi durante su paso por el frente republicano andaluz en la Navidad de 1936
Más de 40.000 brigadistas procedentes de 53 países llegaron en 1936 a España para enrolarse en la lucha contra el fascismo, algo que muchos de ellos ya venían padeciendo, como exiliados, debido a la deriva de países como Italia, Alemania o Austria. Entre ellos estaba Aldo Morandi, un veterano de la I Guerra Mundial que salió de París junto a otros 50 compañeros italianos a finales de noviembre de 1936 con destino al frente de Andalucía en la Guerra Civil.
El teniente coronel Morandi, que es descrito como u...
Más de 40.000 brigadistas procedentes de 53 países llegaron en 1936 a España para enrolarse en la lucha contra el fascismo, algo que muchos de ellos ya venían padeciendo, como exiliados, debido a la deriva de países como Italia, Alemania o Austria. Entre ellos estaba Aldo Morandi, un veterano de la I Guerra Mundial que salió de París junto a otros 50 compañeros italianos a finales de noviembre de 1936 con destino al frente de Andalucía en la Guerra Civil.
El teniente coronel Morandi, que es descrito como un antifascista indómito por sus biógrafos, recogió en un diario su lucha en los frentes del ejército republicano, tanto en Andalucía como en Las Rozas (Madrid), el Jarama y el Bajo Aragón. El original mecanografiado de ese diario, titulado Guardando il Passato. Un Diario della guerra di Spagna (1936-1939) —Mirando el pasado. Un Diario de la guerra de España— de unos 400 folios, fue cedido recientemente por la familia del militar al historiador español Francisco Moreno Gómez, quien, tras un laborioso trabajo de catalogación, ha publicado el libro Brigadistas Internacionales en la España democrática (Utopía Libros). Junto al diario, Moreno recibió casi un centenar de fotografías que aportan una visión y un testimonio hasta ahora inédito del papel que jugaron los brigadistas internacionales en la Guerra Civil. Se estima que más de 9.000 de estos perdieron su vida luchando contra el fascismo en España.
“Esta publicación es un ejercicio de historia y de memoria democrática y también el cumplimiento del compromiso contraído con la familia de Aldo Morandi, en concreto con Miuccia Gigante, su nieta, y con Pietro Ramella, el tutor de su documentación”, señala el historiador.
El libro arranca con la salida de París de Morandi a finales de noviembre de 1936, su formación en la base de Albacete y su llegada al frente de Andalucía, sobre todo Lopera (Jaén), en la Navidad de 1936, bajo la XIV Brigada Internacional, con el general Walter como jefe y con el propio Morandi como capitán jefe de Estado Mayor.
El diario del italiano aporta una versión nueva y detallada de la tragedia del 9º Batallón de esta Brigada, con enormes pérdidas, en el choque inesperado con los franquistas en un cerrillo entre Villa del Río y Bujalance, en el norte de Córdoba. “Hubo masacrados, prisioneros, fusilamientos a cargo de los requetés del teniente coronel Luis Redondo, pero más de la mitad del 9º Batallón logró romper el cerco por la noche, hasta verse frenados por el río Guadalquivir. Era la Nochebuena de 1936″, expone el historiador andaluz.
Morandi, ascendido a mayor el 6 de enero de 1937, se traslada con la Brigada y participa en la batalla de Las Rozas. Después narra su paso por la batalla del Jarama, hasta que aparece, con su 20º Batallón Internacional, en la batalla de Pozoblanco, el 17 de marzo de 1937. Después, ascendido a teniente coronel, mandará la 86ª Brigada Mixta, desde el 8 de abril de 1937. Un año completo estará Morandi en el norte de Córdoba, donde relata un sinfín de luchas, fatigas y peligros y se posiciona en el flanco republicano contra la Peñarroya franquista.
Por otra parte, Morandi ofrece muchísimas referencias del llamado “hospital americano”, dirigido por el doctor Friedman, instalado primero en Valsequillo y, a finales de junio de 1937, en un colegio de Belalcázar. Más adelante se pone al frente de la 63 División, con puesto de mando en Villanueva de Córdoba. Allí, discutiendo un día con el gobernador civil, expresa el objetivo de su vida: “Yo he venido voluntario a España a luchar contra el fascismo y no a meterme en política”. “Este era, en realidad, el lema de los brigadistas internacionales y no otros tópicos que se vienen repitiendo sin fundamento”, señala Moreno.
El libro se detiene más adelante en el paso de Aldo Morandi por El Maestrazgo, en el Bajo Aragón, y al frente de la División de Maniobras de Extremadura. Aterrizan en Villafranca del Cid (Castellón), con el objetivo de reconquistar Alcañiz (Teruel), que no consiguen. En realidad, sufren una penosa retirada constante, frente a las tropas franquistas, que avanzan enloquecidas hacia el mar, objetivo que consiguen el 15 de abril de 1938, por Vinaroz (Castellón). “Morandi sufre una depresión y una recaída en su enfermedad crónica de malaria y se da de baja durante el verano de 1938″, apunta Moreno.
Otro momento emotivo del libro se refiere a la retirada de los brigadistas internacionales, la despedida en Barcelona, el 28 de octubre de 1938, y el largo camino hacia la frontera, a pie, por Le Pertus, hasta que pasan, “doliéndose de la tragedia de España”, el 7 de febrero de 1939, todos los italianos juntos, los del Batallón Garibaldi, al mando de Morandi. Durante ese mes de febrero sufren el campo de concentración de Saint Cyprien, con testimonios desgarradores. A finales de ese mes, Morandi consigue, a través de un diputado francés, salir del campo y reunirse con su compañera, Vincenzina Fonti. La II Guerra Mundial la pasan en Suiza. La angustia vital de Morandi termina con su muerte en Milán, en 1975. Veinte años después, le seguirá Vincenzina.
Moreno conoció a la familia de Morandi en 2013, cuando publicó su libro Trincheras de la República. A partir de ahí empezaron a enviarle fotografías con las que llegó a organizar una exposición. “Al final ha merecido la pena: la lucha de Aldo Morandi, de sus internacionales y de sus compañeros españoles no ha quedado en el olvido. Siguen viviendo en los que quieren leer y quieren saber”.
Del bisnieto de Darwin a Robert Capa o Hemingway
Centenares de brigadistas internacionales murieron en la Navidad de 1936, durante la batalla de Lopera (Jaén). Ingleses, franceses y alemanes llegaron voluntarios para luchar contra el fascismo. Entre aquellas milicias, se encontraban los poetas Ralph Fox y John Cornford, este último bisnieto del célebre naturalista Charles Darwin y poeta revolucionario en la Inglaterra de principios del siglo XX. El diario de Aldo Morandi destaca el “heroísmo” de estos intelectuales británicos, caídos frente a la cota 320, a la vista de Lopera. Los mandaba otro excepcional capitán inglés, Georges Nathan, caído luego en la batalla de Brunete.
Junto a la zona conocida como barranco del Setal, en Lopera, pervive enterrada en una olvidada fosa la memoria de los jóvenes brigadistas. En 2016, coincidiendo con el 80º aniversario de la batalla de Lopera, se homenajeó a los brigadistas con la presencia de colectivos llegados desde Irlanda, Gran Bretaña o Francia.
Morandi también relata en su diario las visitas de personalidades al frente del norte de Córdoba, como los fotógrafos Robert Capa y Gerda Taro, además de los escritores Simone Weil o Hemingway, a quien le gustaba pasar horas y horas con la unidad de guerrilleros republicanos.