Dignidad, justicia y solidaridad, las tres palabras que incendiaron el premio de narrativa Dulce Chacón

La eliminación por el alcalde de Zafra de las bases del certamen de valores claves en la escritora extremeña, como mérito de la obra ganadora, provoca que la ciudad se quede sin el galardón que honraba a su figura literaria más célebre

La escritora Dulce Chacón en septiembre de 2002.Luis Magán

En la única ventana de la planta baja de esta casa blanca estuvo el cuarto donde nacieron, el 3 de junio de 1954, las hermanas gemelas Dulce e Inmaculada Chacón, junto a la Plaza Grande de la ciudad pacense de Zafra (17.000 habitantes). Así lo recuerdan, en la fachada de lo que hoy es un hotel, dos placas y un poste informativo. Hijas del que fue alcalde de la localidad en el franquismo entre 1960 y 1965, Antonio Chacón, ambas tomaron el...

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En la única ventana de la planta baja de esta casa blanca estuvo el cuarto donde nacieron, el 3 de junio de 1954, las hermanas gemelas Dulce e Inmaculada Chacón, junto a la Plaza Grande de la ciudad pacense de Zafra (17.000 habitantes). Así lo recuerdan, en la fachada de lo que hoy es un hotel, dos placas y un poste informativo. Hijas del que fue alcalde de la localidad en el franquismo entre 1960 y 1965, Antonio Chacón, ambas tomaron el camino de la literatura. Sin embargo, un cáncer se llevó a Dulce el 3 de diciembre de 2003, a los 49 años, cuando disfrutaba del reconocimiento como escritora gracias a su novela La voz dormida (2002). Tras su fallecimiento, se instituyó en Zafra, en 2004, un premio de narrativa en su honor, para obras cuyo “valor fundamental” debía ser “la calidad literaria” y también que estuviesen vinculadas a tres principios esenciales en su vida y obra: “Dignidad, justicia y solidaridad”.

Sin embargo, la referencia a esas tres palabras fue eliminada de las bases cuando se convocó el 11 de abril la 19ª edición por el alcalde de Zafra, Juan Carlos Fernández Calderón, del PP, lo que indignó a la familia de la autora. Hasta el punto de retirar el nombre del premio. Esto obligó al alcalde a desconvocarlo el 8 de julio, y el pasado viernes, Dolores y María, hijas de Dulce (su hermano Eduardo no pudo acudir) y la hermana de la escritora anunciaron en Mérida que el certamen continuaba, pero desligado del Ayuntamiento de la villa donde nació y que inspiró sus libros. Ahora lo convocará la Diputación de Badajoz (PSOE).

Además de la casa donde nació Dulce, en Zafra hay otros lugares que conforman una ruta para quienes quieran acercarse a espacios importantes en su vida, cuando la calor lo permite estos días. Como la plaza con su nombre, en la que varios de los azulejos de la placa han sido arrancados estos días de polémica, y su tumba. La de una mujer de izquierdas que se implicó en diferentes campañas: contra la violencia machista, contra la guerra de Irak o para que los familiares de asesinados en la Guerra Civil pudieran recuperar los restos de sus seres queridos abandonados en cunetas. Como dijo Rosa Regàs, escritora fallecida esta semana, “la suya fue una literatura comprometida, en la que se rebelaba contra lo que consideraba injusto”.

La placa de la plaza de Dulce Chacón en Zafra, vandalizada, en una imagen cedida por la familia de la escritora.

Otra parada de la ruta es el Ayuntamiento, un antiguo convento del siglo XVII que desde 1881 es sede del Consistorio, con un precioso patio con fuente. De un despacho sale el alcalde.

Señor alcalde, sobre el premio Dulce Chacón...

— No voy a hacer más declaraciones, ya lo he dicho todo. Doy la polémica por zanjada. Si la familia de Dulce Chacón cree que el premio es suyo, pues que se lo lleven.

Inma Chacón se enteró de las nuevas bases en mayo, cuando acudió a la feria del libro de Zafra. “El alcalde lo cambió unilateralmente, no nos comunicó nada”, dice por teléfono quien es albacea testamentaria y literaria de Dulce. “El premio reconocía a obras publicadas el año anterior que defendieran esos principios universales, que no son excluyentes. Solo queríamos que se restituyesen”. En el nuevo certamen se valoraría “únicamente la calidad literaria”.

El alcalde de Zafra, Juan Carlos Fernández, en la rueda de prensa en la que anunció que desconvocaba el premio Dulce Chacón, el 8 de julio.AYUNTAMIENTO DE ZAFRA

¿Qué le llevó al alcalde a meterse en este jardín? Dos fuentes confirman a este periódico que todo se originó en diciembre, en la ceremonia de entrega del premio a José Ovejero. Su discurso irritó a Fernández, un malestar que le llegó ese mismo día al escritor. “Mi intervención debió de durar 25 minutos y las referencias políticas fueron como un minuto. Dije que cuando el PP deja en manos de Vox la cultura, se producen censuras. Lo comenté a raíz de lo que había pasado con la representación de Orlando, de Virginia Woolf, en Valdemorillo (Madrid)”, cuenta por teléfono.

“Es una dejación de funciones cuando se permite al socio de coalición establecer lo que debe ser cultura y a quién se financia. Es algo que tampoco admito en la izquierda. Pero creo que lo que más molestó fue cuando dije que estábamos en una deriva mundial con el trumpismo, el bolsonarismo [por Jair Bolsonaro, expresidente brasileño] y el ayusismo. Si la derecha en España se identifica con [Isabel Díaz] Ayuso, tenemos un problema”, añade.

Ovejero, que este sábado publicó un artículo en La marea sobre el tema, opina que “la obligación de quien habla en público es la honestidad, decir lo que piensa”. “Si me hubiera callado, habría sido un hipócrita. Lo dije con educación y no me preocupó que molestara. Ser alcalde no te habilita para decidir quién puede hablar ni qué puede decir. Aunque si es verdad que el cambio del premio fue a raíz de aquello, lo siento mucho”. El autor de Las vidas ajenas ha seguido este asunto “con pena” porque es un premio que le hizo “mucha ilusión”. “Tenía aspectos bonitos, como estar dedicado a una escritora que admiro y la tradición del jurado popular”.

Así, otra supresión anunciada por el alcalde fue la del jurado popular, que, aunque Chacón reconoce que no estaba en las bases anteriores, se había articulado a través de “cuatro grupos de lectura de Zafra, que elegía cada uno una novela para optar al premio”. “Era una forma de que la gente participase”, explica. Había además un jurado de expertos, que hacían sus propuestas, y un jurado final, que tomaba en cuenta la selección de los otros dos jurados. Para Fernández, era un proceso “opaco”.

La escritora Inma Chacón, en la rueda de prensa en la que anunció la continuidad del premio Dulce Chacón, en Mérida el 19 de julio.Jero Morales (EFE)

El premio tenía una dotación de 9.000 euros y una escultura del artista Iñaki Martínez, El Abrazo, “que representaba el amor que sentía Dulce por Zafra”. Sin embargo, en las nuevas bases desaparecía la obra, se establecía que el ganador debería “estar presente en el acto de entrega; de lo contrario se le tendrá por renunciado al mismo”, y que tendría que costearse el desplazamiento a Zafra y el alojamiento.

El 14 de mayo, cuando se anunciaron los finalistas, Fernández, que, ironías del destino, es autor de una biografía sobre el padre de las hermanas Chacón, subrayó que quería “darle un nuevo aire” al certamen, “más centrado en Extremadura y vinculado al ámbito literario”, y calificaba el galardón como “el buque insignia de Zafra”.

Solo tres días después, la familia de Chacón publicó un manifiesto en el que exigía la vuelta “a las antiguas bases del premio”. Un escrito con la firma de personalidades de la cultura como los escritores Miguel Munárriz, Nativel Preciado, Rosa Montero, Marta Sanz, Manuel Vilas, Javier Sierra, Clara Sánchez, Julio Llamazares, Alejandro Palomas, Juan Cruz, Ana Rosetti, Aurora Luque y José Luis Ferris, y ganadores del premio, como Ignacio Martínez de Pisón, Luis Landero, Fernando Aramburu, Cristina Fernández Cubas, Belén Gopegui, Antonio Soler y José Ovejero.

La respuesta del regidor fue un artículo en una revista en el que defendía su potestad para decidir las bases y un nuevo tipo de jurado, que tendría “libertad máxima, sin constreñirlo”. En plena polémica, la consejera de Cultura de la Junta de Extremadura, gobernada por el PP, se lavó las manos: es una decisión del alcalde, apuntó.

Tras algún intento de mediación fracasado, la familia envió finalmente el 1 de julio una carta al alcalde [adelantada por EL PAÍS], en la que retiraba el permiso para Dulce Chacón diera nombre al premio. Una semana después, Fernández dio la rueda de prensa en la que lo desconvocaba. En ella afirmaba que todo era “una campaña orquestada” en contra de su decisión y que el quid de la cuestión, los valores de dignidad, justicia y solidaridad, condicionaban al jurado, “lo que atentaba contra el pluralismo”. Unos valores que, como había escrito Fernando Aramburu en un artículo en este periódico, no inducen precisamente “a atracar bancos”.

Poste informativo delante de la casa en la que nació Dulce Chacón, hoy un hotel.M. M.

Fernández argumentó en su comparecencia que “otros autores con otros principios, igual de válidos, no podrían optar al premio”. De paso, cargó contra los gastos ejecutados en algunas ediciones anteriores y concluyó que como no estaba “dispuesto a perder más tiempo con esta cuestión” porque en Zafra hay “muchas cosas más importantes”, desconvocaba el premio para “no desprestigiar la imagen” de la ciudad. Eso sí, anunció la convocatoria de otro para el año que viene a una obra no publicada.

El último capítulo de esta historia se escribió el viernes, con un renovado Premio Dulce Chacón de Narrativa Española. Además de la Diputación (que pagará los 9.000 euros) y la Junta de Extremadura, cada año se incorporará un Ayuntamiento pacense distinto, en el que se entregará el galardón. “En 2024 será Mérida y en 2025 Almendralejo, donde nacieron nuestros padres”, anunció Chacón.

Además, habrá un jurado de expertos de 15 personas, “entre ellos dos catedráticos y seis críticos literarios” (dos de EL PAÍS). Después, un jurado final y dos populares (uno de Zafra y el otro de la ciudad que rote cada año) decidirán el ganador. La ceremonia será el fin de semana más cercano a la fecha de fallecimiento de Dulce (3 de diciembre).

Zafra se ha quedado sin el premio Dulce Chacón, pero Dulce Chacón no se ha quedado sin su premio. Con todo, lo más importante son sus libros, como el poemario Contra el desprestigio de la altura (1995), su biografía de la torera Cristina Sánchez, la novela Cielos de barro, premio Azorín en 2000, y sobre todo, La voz dormida, la última que pudo escribir. Una selección de ellos están a mano para quien se aloje en el hotel que fue su casa. En una esquina del comedor hay una balda con los títulos y una placa: “Rincón dedicado a Dulce Chacón”.

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