La música urbana española cuenta otra vez el mismo chiste
La nueva canción de BB Trickz y Omar Montes, ‘Yo soy el más chulo de España’, podría haber sido ofensiva, y ahí se le hubiera perdonado la redundancia, pero no lo es, porque es puro Telecinco
La telecinquización de la música urbana llegó a su culmen la semana pasada con el lanzamiento de Yo soy el más chulo de España, de BB Trickz y Omar Montes. Ella se hizo famosa por cortarse la lengua en sus rimas y él por parecer que se ha tragado la lengua cuando canta. Y los juntaron, como si de dos concursantes de Gran Hermano se tratara y, como en aquel reality, solo había que enchufar muchas...
La telecinquización de la música urbana llegó a su culmen la semana pasada con el lanzamiento de Yo soy el más chulo de España, de BB Trickz y Omar Montes. Ella se hizo famosa por cortarse la lengua en sus rimas y él por parecer que se ha tragado la lengua cuando canta. Y los juntaron, como si de dos concursantes de Gran Hermano se tratara y, como en aquel reality, solo había que enchufar muchas cámaras y micrófonos y grabarlos mientras eran ellos mismos. Esta es la norma actual en la música urbana española: sacas un tema como quien ha ganado el casting para entrar en Supervivientes, y luego durante unos años lo que haces es sacar más temas (todos lo más parecidos posible a tu primigenia canción) junto a otros artistas que han hecho lo propio, o sea que han lanzado sus canciones como si hubieran ganado un casting para entrar en La isla de las tentaciones o Gran Hermano.
El coste es mínimo y la tarea creativa invertida, ínfima, pues se trata solo de coger a los que más ruido han hecho, más empatía han creado o más ridículos han sido en sus realities y mezclarlos con otros concursantes en un nuevo formato inspirado en los formatos ya existentes. La casa de Gran Hermano, pero unos están en el jardín vestidos de azul, y otros, en la casa y no pueden ir al baño en los días pares; la isla de Supervivientes, pero con todos los participantes que sean Aries; La Isla de las tentaciones, pero que ninguno haya pisado en su vida un gimnasio. Obviamente, los artistas te dirán que se conocieron en una noche en Ibiza y que se dijeron, entre botellas de champán con bengalas y enanos que bailaban sobre mesas Vip, lo mucho que se admiraban; y, luego, ya de madrugada, como se ha hecho en todos los afters desde que los afters son afters, decidieron que tenían que hacer algo juntos y se pasaron los teléfonos de sus managers. Ahora es importante recordar que todas las parejas de La isla de las tentaciones dicen, claro, que son pareja antes de entrar. Lo de las edades que dicen que tienen da para otro tema por sí mismo.
Dice David Sedaris que una obra inofensiva puede estar bien, pero que una ofensiva siempre será mejor. Este Yo soy el más chulo de España podría haber sido ofensiva, y ahí se le hubiera perdonado la redundancia, pero no lo es, porque es puro mainstream, es puro Telecinco, es el chicle que se estira y se estira a la espera de que alguna multinacional se decida a decir NO cuando alguien vuelva a llegar a las oficinas con la idea de un vídeo en el que aparece un primer plano de un culo con un tanga dorado y alguien en el reservado de una discoteca bebiendo champán luciendo un traje en colores pastel.
Es otra canción lanzada como si fuera el principio de algo, pero ciertamente debería ser el final de todo esto. Imagine todos aquellos viejos periodistas musicales escribiendo en 1976 que eso del punk era una basura, que no sabían tocar, que Pink Floyd, carajo. Y cinco años después, imagínelos escribiendo lo mismo de los mismos grupos. No, cinco años después, ya tenían infinidad de sonidos nuevos de los que quejarse… que Pink Floyd, carajo. Y esto, a los que tenemos cierta edad, esta gente nos lo está robando. Nos están quitando los mejores años de nuestra vida profesional, aquellos en que cada seis meses puedes hallar algo nuevo que te irrita de los jóvenes. En cambio, aquí estamos, reciclando ideas que nos surgieron en un vermú hace cinco años hablando de Bad Gyal.
Vivimos atascados en una especie de Sálvame musical, pero sin las polémicas descabelladas, ni los lloros, y sobre todo, con unos personajes mucho más aburridos y redundantes que los que poblaban aquel programa mítico, casi mitológico. Aquellos eran personajes que actuaban como si nada tuvieran que perder, a tumba abierta tarde tras tarde, los Sid Vicious de la franja vespertina. Hoy, esta misma mañana, todo es tan Coca Cola Zero que beber Coca Cola Light casi parece un acto de insumisión.
Hace muchos años en una entrevista, C. Tangana confesó que su generación rapera había llegado con la intención de matar al padre, o sea, de acabar con el hip hop de la vieja escuela que habían practicado los popes de la era dorada del rap en España. Querían cambiarlo todo, querían ser disruptivos. Él podía intentar al menos hacerlo porque sabía quiénes eras sus padres. Como Vasile siempre supo que Berlusconi era el suyo.