Lecturas de fondo: deportistas y escritores comparten su palmarés bibliófilo
Con motivo de la 83º Feria del Libro de Madrid, dedicada a la relación entre literatura y deporte, autores y competidores invitados al Retiro comparten sus títulos favoritos
La gran cita del sector editorial y el multitudinario encuentro entre escritores y lectores en el parque del Retiro siempre tiene siempre algo de deporte de contacto y carrera de obstáculos. Este 2024, con las alertas meteorológicas alterando los horarios, no es una excepción. La Feria del Libro de Madrid toca este fin de semana el ecuador de su ...
La gran cita del sector editorial y el multitudinario encuentro entre escritores y lectores en el parque del Retiro siempre tiene siempre algo de deporte de contacto y carrera de obstáculos. Este 2024, con las alertas meteorológicas alterando los horarios, no es una excepción. La Feria del Libro de Madrid toca este fin de semana el ecuador de su 83ª edición, dedicada a la relación de literatura y deporte, unos meses antes de la celebración de los Juegos Olímpicos. Por eso, desde el pasado 31 de mayo el amplio programa de actividades en los pabellones instalados en la zona central del paseo de Coches ha tratado de conectar la actividad física y la lectora, y de explorar la fructífera, aunque no tan evidente, relación que se ha dado y se da entre estas dos formas de ocio. Libros y deportes nunca han estado reñidos aunque hubiera podido parecerlo. El escritor sedentario es ya un cliché gastado y quienes solo queman calorías presionando el teclado, desde luego serán hinchas o seguidores de alguna competición deportiva que les devela e inspira. De ahí han salido excelentes títulos como los que cuatro escritores recomiendan. Y cuatro deportistas hablan de libros, que, aunque no estén relacionados con el deporte, les han motivado especialmente. Todos ellos han participado o participarán en estos días en los actos organizados en la feria.
Pedro Álvarez de Miranda. Académico de la Lengua, filólogo experto en lexicografía y lexicología y autor de numerosos estudios del siglo XVIII español, el catedrático recomienda un libro de consulta. Dice que encuentra especialmente valioso el Diccionario de términos deportivos, de Recaredo Agulló, (Espasa, 2003). “Es muy bueno por una razón simple, y que implica un gran mérito: cada palabra y cada acepción van ejemplificadas con citas concretas extraídas de una considerable cantidad de libros y de periódicos”.
Almudena Cid. La campeona de gimnasia rítmica se ha adentrado últimamente en los vericuetos de la interpretación y es autora del libro de testimonio Caminar sin punteras, en Vergara. Su recomendación: “Momo, de Michael Ende, es uno de mis libros de cabecera, por la preocupación que me provoca la forma de vivir actual: la inmediatez y la prisa que nos arrasa y que contrasta con la pausa y la reflexión que necesitamos. Esta historia lo plasma a través de maravillosas metáforas, aunque haya sido escrita hace ya medio siglo. Me gusta recurrir a este libro”.
Alberto Edjogo-Owono. El exfutbolista hispano-ecuatoguineano que jugó como delantero y fue internacional con la selección de Guinea Ecuatorial, publicó Indomable. Cuadernos del fútbol africano (Panenka). “Recomiendo Fútbol contra el enemigo (Contra), de Simon Kuper por ser una obra que transporta al lector a otro espacio y otro tiempo para vivir de primera mano cómo el fútbol interviene de manera directa en momentos históricos en múltiples rincones del mundo”.
Mariana Enriquez. A la escritora argentina, autora de Nuestra parte de noche y, más recientemente, de la colección de cuentos Un lugar soleado para gente sombría (ambos en Anagrama como el resto de su obra), le cuesta quedarse con un solo título. El primero que menciona es Open (Duomo), la biografía del tenista Andre Agassi, escrita con J. R. Moehringer. “Me encanta porque es de un deportista, quizá uno de los mayores tenistas de la historia, pero que odiaba su deporte”. Enriquez menciona a Roberto Fontanarrosa, historietista y humorista argentino, cuyas crónicas deportivas mostraban “lo absurdo de ser hincha, la locura, el sufrimiento que te puede cansar”. El mismo que ella siente estos días por la lesión de Noval Djokovic en Roland Garros —“me amarga de una manera que no puedo explicar”—. Y es su pasión por el tenis lo que la aleja de clásicos como David Foster Wallace o Geoff Dyer: “Escribieron grandes textos de Roger Federer, pero es un tenista que no me gusta, y esa alabanza de la perfección me parece elitista”. El partido (Tusquets), de Andrés Burgo, sobre la final de Argentina e Inglaterra en el Mundial del 86; la novela de Jorge Amado, Capitanes de la arena (Alianza); y Del boxeo (Alfaguara) de Joyce Carol Oates, tampoco faltan en su palmarés.
Javier Gomá. La recomendación del filósofo, director de la Fundación Juan March y autor de la Tetralogía de la ejemplaridad (Taurus) se inclina por la poesía: Olímpicas (El Gaviero), de Juan Antonio González-Iglesias. “Como Píndaro, quien con sus epinicios cantaba a los vencedores en los juegos panhelénicos, así nuestro González-Iglesias con los deportistas actuales, inspirado por la traducción de Fray Luis de León hizo su primera Olímpica de Píndaro”.
Belén Gopegui. La escritora madrileña, autora de 14 novelas desde su debut con La escala de los mapas y que este año ha publicado el ensayo Pequeñas heridas mortales (Debate), recomienda dos títulos. “Ambos de Ignacio Pato. Grada Popular, (Panenka) que es capaz de hacer honor, página a página, a su gran título. El más reciente, No es fiera para domar (Altamarea), sobre el Rayo Vallecano, porque convoca lo que Merleau-Ponty llamaba el infinito pormenor, en este caso, pongamos, el de aquellos lejanos versos cantados sobre Vallecas: un trueno sin miedo, una avalancha, zarpazos de quejas, puerto sin mar, y un Rayo Vallecano en que está en libro pleno de historia viva”.
Miguel Pardeza. El exfutbolista tiene fama de ser algo así como el jugador más leído de la historia del balompié patrio. Licenciado en Filología, y especialista en la obra de César González Ruano, menciona a otro autor: Javier Barreiro. Fue profesor, escritor, erudito, miembro de la Academia Porteña del Lunfardo. “Le conocí hará cosa de 40 años en Zaragoza”, recuerda, “me enseñó el mundo de la bohemia literaria, del tango y algunos escritores que me han acompañado desde entonces como Díaz Mirón, Dr. Alt, Álvaro Cunqueiro o Sender, al que aún no se ha valorado como merece”. Pardeza comenzó a leer a Barreiro por sus primeros libros, menos conocidos como El tango (1989), Dientes en un cofre (1988) o Cruces de Bohemia (2001). Xordica tiene en su catálogo El desastre de nuestras fiestas.
Teresa Perales. Campeona paralímpica de natación y Premio Princesa de Asturias del Deporte, es muy aficionada a la novela histórica. “Julia Navarro es mi escritora favorita, sin ninguna duda. Es una auténtica maestra”, dice la deportista, que, por su lado, ha publicado un libro de crecimiento personal: La fuerza de un sueño (Conecta). De los de Navarro, se queda con Dispara, yo ya estoy muerto, que le hizo conocer algunas etapas del siglo XIX. “Me gusta cómo lo cuenta, como si fueran pequeñas novelas sobre familias de diferentes orígenes y puntos de vista, cuyos destinos se entrelazan de manera magistral. Me hizo recordar algo que me encanta sentir: que no soy quién para juzgar nada ni a nadie”, dice Perales.