‘Samsara’: un bello y sorprendente tránsito a la muerte y la reencarnación

La nueva película de Lois Patiño propone un viaje experimental, de Laos a Zanzíbar, a través de la meditación, la oscuridad y el color

Un momento de la parte de 'Samsara', de Lois Patiño, que se desarrolla en Laos.

Si la oscuridad pertenece al mundo de los muertos y la luz al de los vivos, la sorprendente y bella Samsara nos hace olvidarlo. Para ver lo nuevo del gallego Lois Patiño hay que cerrar los ojos, como nos ha susurrado Víctor Erice con su última película, para recordarnos que la imaginación (como el inconsciente, el cine...

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Si la oscuridad pertenece al mundo de los muertos y la luz al de los vivos, la sorprendente y bella Samsara nos hace olvidarlo. Para ver lo nuevo del gallego Lois Patiño hay que cerrar los ojos, como nos ha susurrado Víctor Erice con su última película, para recordarnos que la imaginación (como el inconsciente, el cine y la propia vida) se invoca desde la penumbra.

Samsara ocurre en tres tiempos. El primero sucede en Laos, en una comunidad de monjes budistas, durante la lectura que hace un adolescente del Libro de los muertos tibetano (el Bardo Thödol) a una anciana moribunda y que, según la creencia budista, permite la entrada en el ciclo de la reencarnación. En el segundo tiempo, la pantalla se dirige al espectador y le conmina a cerrar los ojos, a sentir y escuchar, para volver a abrirlos —ya en el tercer tiempo y después de experimentar este singular tránsito—, en una aldea pesquera de Zanzíbar, donde el sencillo plano de una mano nos devolverá la luz.

Patiño (Costa da morte, Lúa Vermella) forma parte del estimulante bastión de cine experimental y de autor formado desde hace años en Galicia, integrado en su mayoría por creadores muy pegados a lo sensorial, muy próximos a la tradición etnográfica de la cinematografía portuguesa y también a su rica cinefilia. En Samsara, escrita junto a Garbiñe Ortega, una de las investigadoras de cine experimental más destacadas de España, Patiño (director y montador) se mueve entre composiciones casi abstractas y golpes de color alucinantes. Las sutiles alusiones a la cualidad líquida de la imagen —la vieja idea del líquido del revelado como una suerte de sustancia amniótica— y, sobre todo, el trabajo con los colores saturados otorgan a Samsara una belleza propia y minimalista, que logra sortear la tentación del exotismo relamido o de la sesión de neoterapia del color. Los lugares comunes quedan desactivados gracias a la inmersión que Patiño propone en la propia materia de la película a partir del ejercicio inmersivo de cerrar los ojos.

El capítulo de Zanzíbar de 'Samsara'.

Las ideas en torno al color no parecen casuales y cuando la cámara filma a unas niñas coloreando unos dibujos comprendemos que estamos ante una indagación en el poder espiritual del lenguaje cromático: del naranja de los monjes budistas a los rosas, azules y rojos africanos. No se trata solo de ver los colores, se trata de sentir su interior.

Samsara no oculta su filiación con la obra del cineasta tailandés Apichatpong Weerasethakul, pero en su naturaleza abstracta sobre todo hay ecos de artistas conceptuales tan importantes como el estadounidense James Turrell. Las inmersiones en la luz y el color que desde hace medio siglo propone Turrell en sus visionarias instalaciones, la profundidad de sus ilusiones ópticas, invocan el poder de la percepción, su fuente filosófica, y nos recuerdan, como esta preciosa e insólita película, que el verdadero arte trasciende el objeto para reencarnarse en experiencia.

Samsara

Dirección: Lois Patiño.

Intérpretes: Amid Keomany, Toumor Xiong, Simone Milavanh, Mariam Vuaa Mtego,Juwairiya Idrisa Uwesu.

Género: drama. España, 2023.

Duración: 113 minutos.

Estreno: 20 de diciembre.

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