Hallado en Madrid el mayor cementerio peninsular de elefantes de hace 14 millones de años

Los ocho animales murieron juntos a causa de un largo periodo de extrema aridez que les impidió obtener alimento y agua suficiente

Recreación de 'Gomphotherium angustidens', que se expone en el Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha.Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha

Hace 14 millones de años, una brusca disminución de las temperaturas y una aridez máxima desertizó amplias zonas de lo que hoy es la Comunidad de Madrid. Una manada de paquidermos, buscando desesperada alimento y agua, se refugió en el lugar que ahora ocupa el polígono industrial de la Atalayuela, en el distrito madrileño de Villa de Vallecas. Pero la humedad que encontraron no resultó suficiente y todos murieron agrupados en una charca reseca. Como el área va a ser urbanizada con nuevas industria...

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Hace 14 millones de años, una brusca disminución de las temperaturas y una aridez máxima desertizó amplias zonas de lo que hoy es la Comunidad de Madrid. Una manada de paquidermos, buscando desesperada alimento y agua, se refugió en el lugar que ahora ocupa el polígono industrial de la Atalayuela, en el distrito madrileño de Villa de Vallecas. Pero la humedad que encontraron no resultó suficiente y todos murieron agrupados en una charca reseca. Como el área va a ser urbanizada con nuevas industrias, dado su potencial arqueológico y paleontológico, un grupo de investigación ha llevado a cabo excavaciones preventivas, tal y como marca la ley. Y así han encontrado los restos (mandíbulas completas, colmillos, fémures y húmeros) de ocho ejemplares de la especie Gomphotherium angustidens.

Los paquidermos hallados ―antepasados lejanos de los modernos elefantes africanos― eran unos descomunales animales que vivían entre tortugas gigantes, carnívoros de gran tamaño, antepasados de los caballos y de los ciervos, según fuentes del Ayuntamiento de Madrid, uno de los promotores de la investigación. Sarcásticamente, tras su muerte por sed e inanición, se produjo una gran riada que arrastró miles de toneladas de tierra reseca y que terminó cubriendo las osamentas de estos ocho ejemplares con metros de lodo. Este hecho permitió, a su vez, una buena conservación de los huesos y que finalmente estos se fosilizaran. En el momento de la muerte de los gigantes extintos, según estudios anteriores, el clima en el centro peninsular era semejante al de los bordes de los desiertos actuales del Sáhel (sur del Sáhara) o al de la frontera entre los desiertos de Kalahari y Namib, en el sur de África.

Un paleontólogo rescata los restos de unos de los elefantes hallados en Villa de Vallecas.

Esta especie extinguida de paquidermo de hace 14 millones de años tenía una talla de unos cinco metros de longitud por tres de altura y podía alcanzar un peso de unas 2,5 toneladas. Poseía cuatro colmillos: dos superiores, divergentes y curvados hacia abajo, y dos inferiores, algo más cortos. Se estima que su trompa era más corta que la de los elefantes actuales. Un paquidermo macho africano actual (Loxodonta africana) puede llegar a pesar más de ocho toneladas y alzar hasta cuatro metros.

El Gomphotherium angustidens vivió durante el Mioceno inferior y medio, hace entre 16 y 5 millones de años, en el centro y sur de Europa, la península Arábiga y el noreste de África, desde Túnez hasta Kenia. En la península Ibérica se han hallado restos de esta especie en lugares como Somosaguas y Vía Carpetana, en Madrid, o en la localidad zaragozana de Villafeliche. Cuando los elefantes poblaban la Tierra, los homínidos ni siquiera habían aparecido todavía en Europa, algo que no sucedería hasta hace 1,4 millones de años en Atapuerca.

Restos óseos de los elefantes de Villa de Vallecas antes de su extracción y limpieza.

La excavación de los restos ahora hallados, confirman fuentes del Ayuntamiento de Madrid, se inició en marzo y se extendió hasta el pasado agosto, ocupando una superficie aproximada de 800 metros cuadrados. Los huesos ya están depositados en el Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid, en Alcalá de Henares, donde se conservarán. Algunos de los ejemplares han sido prestados al Museo Nacional de Ciencias Naturales, que los está estudiando en detalle.

La investigación ha sido llevada a cabo por los arqueólogos Alessandro Giusto, como director paleontológico; Jorge Morín y Marta Escolà, de la consultora Audema/Gocsa; financiados por la constructora Ortiz. Ha sido promovida por el Ayuntamiento de Madrid y supervisada por Inmaculada Rus, de la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid.

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