Quentin Tarantino: “Tengo pistola y me he quedado las espadas de ‘Kill Bill”
El director de ‘Pulp Fiction’ habla del debate sobre las armas en EE UU, recalca su estima por el cine español, reniega de las plataformas y afirma que posee un talento nato para crear tensión en la pantalla
En la distancia corta, Quentin Tarantino no huele a pólvora. Si tuviera que oler a algo olería a triunfo: el que tuvo el domingo en Barcelona al hablar ante 1.500 personas entusiasmadas de su libro Meditaciones de cine (Reservoir Books y Columna, en catalán), en el curso de una gira que está realizando por Europa y que concluirá ahora en Berlín. Tras celebrar lo bien que fue la velada en el teatro Coliseum rematándola en un bar hasta entrada la madrugada, el c...
En la distancia corta, Quentin Tarantino no huele a pólvora. Si tuviera que oler a algo olería a triunfo: el que tuvo el domingo en Barcelona al hablar ante 1.500 personas entusiasmadas de su libro Meditaciones de cine (Reservoir Books y Columna, en catalán), en el curso de una gira que está realizando por Europa y que concluirá ahora en Berlín. Tras celebrar lo bien que fue la velada en el teatro Coliseum rematándola en un bar hasta entrada la madrugada, el cineasta, que ha cambiado la cita de la entrevista de la librería La Central donde estaba prevista a su hotel, aparece algo cansado pero satisfecho. Su presencia, con ese rostro fuerte de rasgos icónicos, impone: al cabo Tarantino (Knoxville, EE UU, 60 años) es el hombre que ha filmado algunas de las escenas más impactantes del cine reciente y ha dirigido a muchos de los actores más populares.
Pregunta. ¿Qué tal la experiencia de ayer?
Respuesta. ¡Muy divertido! ¿Estuviste? ¿Sí? ¿Te gustó? Me alegro mucho. Fue genial. ¡Me encantó!
P. Nos tiene a todos muy preocupados con eso de que va a dejar de hacer cine. ¿Tras la película que prepara sobre un crítico de cine no va a haber más?
R. Esa es la intención.
P. ¿No tendremos una peli suya de ciencia ficción? Le falta ese género que tanto le gusta.
R. Posiblemente no. Pero dejemos pasar un poco de tiempo.
P. ¿Tiene usted una buena katana? Quiero decir, una espada de samurái.
R. Tengo, sí, me he quedado las de Kill Bill.
P. ¡O sea, que tiene espadas de Hattori Hanzo! ¡Guau!
R. Jajaja, sí.
P. Viene lo de las espadas a que cuando en su libro habla de Steve McQueen, al que alaba mucho, sobre todo por Bullit y La huida, explica que solo leía revistas de coches pero que se preocupaba mucho del arma que debían llevar sus personajes.
R. Sí, era un experto en armas. Elegir bien el arma es muy importante en una película de acción.
P. ¿Qué prefiere: katana, Magnum 44, escopeta recortada bajo el escritorio, ametralladora Gatlin manejada por Warren Oates, lanzallamas?
R. En general, en cine moderno cuando he de elegir un arma uso una 9 mm, porque parece una pistola automática del 45 pero no se encasquilla.
P. ¿Qué opina del accidente de Alec Baldwin en el rodaje de Rust que le costó la vida a Halyna Hutchins?
R. Una tragedia. No sé cómo pudo pasar. En los rodajes hay muchísimas medidas de seguridad. Nosotros vamos con mucho cuidado.
P. ¿Cuál es su posición en el debate sobre la tenencia de armas en EE UU?
R. Siempre hay las dos caras. Sin duda, no necesitamos tantas armas automáticas como las que hay. Debería haber leyes más precisas. Yo tengo un arma en casa.
P. ¿Una pistola?
R. Sí, para proteger.
P. Hablando hace unos años con el padre de Uma Thurman, promotor del budismo tibetano en EE UU, amigo del Dálai Lama y exmonje, defendió su cine y me dijo que hay que distinguir entre la violencia real y la de la pantalla.
R. Robert, sí; yo no puedo decirlo mejor. No hay violencia real en el cine. Estamos jugando.
P. ¿Está cansado del debate sobre la violencia en su cine?
R. Sí, mucho; de hecho, espero que dejes de preguntar, jajaja.
P. Pero usted habla de la violencia insoportable de Bambi en su libro, de cómo le perturbó, y ayer dio grandes titulares al respecto.
R. Bambi… horroroso. Y cuando lo dije el público reaccionó demostrando que sabían exactamente de qué hablaba. Gran parte de mi generación se traumatizó mucho con la película. Todo el mundo lo recuerda.
P. Déjeme hacer la broma de que usted debía identificarse más con Tambor, por el tambor de un revólver.
R. Estás enfatizando eso.
P. Habla mucho en su Meditaciones de cine de Deliverance, el impactante filme de John Boorman, con la salvaje violación de uno de los hombres protagonistas.
R. El análisis de esa película es de mis partes favoritas del libro.
P. Su resumen, “lo que pasa en el bosque se queda en el bosque”, es genial. Algunos que vimos el filme también demasiado jóvenes, aunque no tanto como usted, nos iniciamos en el tiro al arco por el personaje de Burt Reynolds.
R. Qué curioso, quizá lo superasteis así.
P. ¿Cómo se le ocurrió matar a Hitler en Malditos bastardos?
R. Buena pregunta. Estaba escribiendo el guion y me quedé bloqueado. Pensaba: “Está bien, parece que van a conseguir su objetivo los bastardos y la resistencia, ¿y ahora qué?”. No sabía cómo seguir y no me llegaba ninguna idea. Entonces pensé: “¿Y si simplemente que se joda Hitler y lo mato?”. Me dije: “¿Puedo hacerlo?”. Y me respondí: “Claro, es mi película, puedo hacer lo que me dé la gana”. Así que escribí la idea en un papel y, al verlo la mañana siguiente, decidí: “Allí voy”.
P. Aparte de que reescribe la historia de Hitler haciéndolo morir en un cine francés en vez de el Führerbunker de Berlín en medio de una matanza de nazis que supera por goleada la de Doce del patíbulo, tuvo un muy buen actor interpretándolo, Martin Wuttke.
R. Sin duda lo es, un Hitler estupendo, incluso con capa.
P. ¿Cómo se consigue el clima de tensión de esas secuencias suyas tan características, como la de la taberna La Louisiane de Malditos bastardos que acaba en ensalada de tiros?
R. No sé cómo explicarlo. Tengo talento para ello. Es fácil para mí crear esas situaciones en que los personajes se ponen a hablar y las cosas van encajando y se llega a un clímax. Lanzas una pelota a los actores y ellos la cogen.
P. ¿Cuál es su momento de tensión favorito?
R. ¿En las pelis? El de la granja del inicio de Malditos bastardos. Con el oficial nazi Hans Landa hablando con el dueño de la granja que esconde bajo el suelo judíos.
P. ¿Y la tensa secuencia del Strudel y la crema chantilly de la misma película?
R. Jajaja, esa también.
P. El humor juega un papel importante en su creación. Un momento inolvidable en ese sentido es el de los patéticos jinetes del Klu Klux Klan en Django desencadenado. Por cierto, ¿ha visto estos días alguna procesión con capirotados?
R. No, pero sé que no tienen nada que ver con el KKK.
P. La secuencia de los jinetes ¿fue improvisada?
R. En absoluto, está escrita en el guion, todo el diálogo entero, de principio a fin. El objetivo era que pareciera así de fresca.
P. En sus películas hay dos momentos de danza antológicos. El del twist de Pulp Fiction, y el del baile del Señor Rubio de Michael Madsen en Reservoir Dogs. ¿Tiene un interés especial por la danza?
R. Una secuencia de danza puede funcionar muy bien en una peli, pero los dos casos que mencionas son muy distintos. El de Reservoir Dogs es extraño, una danza de tortura, el de John y Uma es danza de verdad. ¡Y además tenía a John Travolta!
P. En el libro confirma su estima por el cine español. Sorprende un poco su valoración de Matador, que aquí nunca ha sido considerada lo mejor de Almodóvar.
R. No digo que sea la mejor película, pero me gusta mucho. Anoche en el bar hablando recordamos que Matador le gustaba también a Orson Welles, que además valoraba mucho también el cine de Antonio Isasi. Lo que es muy relevante es lo que nos sorprendieron en los ochenta en EE UU, cuando el cine era tan timorato, secuencias tan valientes como la del extorero de Almodóvar masturbándose con pelis slasher [de psicópatas asesinos].
P. De Antonio Isasi-Isasmendi cita en su libro Un verano para matar.
R. Soy un fan de Isasi. Y esa película es de género venganzatemática, del que hablo mucho. Salía un estupendo Christopher Mitchum.
P. Montaba una Ossa enduro, una moto de todo terreno muy popular entonces.
R. ¿Se hizo famosa por la película?
P. Ya lo era antes, una moto legendaria. ¿Qué relación tiene con las plataformas?
R. No miro Netflix. En casa prefiero ver pelis en DVD que en plataformas. Me gusta seguir con los DVD.
P. ¿Es su Arcadia personal la vieja tienda de vídeos de Manhattan en la que trabajó como dependiente?
R. Sí, cuando cerraron compré todo su inventario, no quería que se perdiera, tengo toda la colección.
P. ¿Son los actores criaturas muy especiales?
R. Sí, lo son. Yo hasta ahora siempre me he llevado muy bien con ellos. Lo pasamos muy bien juntos. Mi trabajo es sacarles lo mejor al filmarlos. Siempre les digo que espero que piensen que después de haber trabajado conmigo su siguiente peli es una mierda. Que se digan, “qué bien estuve en la última peli que hice con Tarantino”.
P. Sorprende algo su entusiasmo por Rocky.
R. Creo que la ví a la edad ideal, con 13 años. Sylvester Stallone es un actor realmente bueno.
P. Acorralado era peor que la novela de David Morrell, Primera sangre, que era estupenda.
R. Es cierto. Me gusta mucho Morrell, y leí la novela antes. Me gusta Stallone, pero el personaje de Rambo es mucho mejor en el libro.