El soldado republicano que salvó de la batalla un valioso documento medieval
La familia del combatiente lo entrega a la Guardia Civil tras custodiarlo durante años sin saber que era el códice que concedió el fuero a la villa de Brihuega en el siglo XIII
Lo tenía el hijo de un soldado republicano en la Guerra Civil española. Guardado con esmero en su casa de Barcelona. Sobre la mesa de la habitación contigua al salón. Envuelto en una espuma de conservación blanca y un paño, como lo había guardado su padre durante décadas en un altillo de la casa, desde finales de 1938. “Lo iban a echar a una pira de libros que habían hecho en el suelo, lo vi, y me lo metí en el morral”, contó el soldado a sus padres tras regresar vivo a casa; y, muchos años después, le relató la anécdota a sus hijos. Todos en la familia conocían “la historia del ...
Lo tenía el hijo de un soldado republicano en la Guerra Civil española. Guardado con esmero en su casa de Barcelona. Sobre la mesa de la habitación contigua al salón. Envuelto en una espuma de conservación blanca y un paño, como lo había guardado su padre durante décadas en un altillo de la casa, desde finales de 1938. “Lo iban a echar a una pira de libros que habían hecho en el suelo, lo vi, y me lo metí en el morral”, contó el soldado a sus padres tras regresar vivo a casa; y, muchos años después, le relató la anécdota a sus hijos. Todos en la familia conocían “la historia del códice de Brihuega”, pero nunca lo habían visto. Nunca hasta que murió aquel soldado republicano, y vaciaron la casa, y el altillo.
El pasado 5 de mayo, María Méndez, directora del departamento del libro antiguo de la casa de subastas catalana Soler y Llach, condujo hasta el domicilio del hijo de aquel miliciano a un teniente del grupo de Patrimonio Histórico de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. “El señor, que quería preservar su anonimato, me había mandado una fotografía y yo ya había ido a examinarlo previamente”, cuenta Méndez. “Tras escuchar su relato, me di cuenta de que la pieza no tenía solo un valor monetario, sino que tenía principalmente un valor histórico, archivístico y de memoria”, explica para argumentar por qué le puso en contacto con los agentes del instituto armado.
El hijo del soldado, ya con 80 años y en silla de ruedas, pidió a Méndez que pusiera el libro sobre la mesa del salón. Los tres la observaron: un códice de mediados de siglo XIII, con 70 páginas de pergamino y tapas de madera de nogal, en el que el arzobispo de Toledo, Rodrigo Ximénez de Rada, concedió en 1242 el fuero a la villa de Brihuega (Guadalajara).
“Todos los omes que moraren en Briuega: ayan un fuero”, se lee en romance. “Viene a decir que todos los hombres que vivan en Brihuega o en sus términos (cristianos, moros y judíos que convivían en Brihuega en la época medieval) se encuentran bajo las normas, derechos y privilegios que concede dicho documento”, asegura Alba, la archivera de este municipio, emocionada por el hallazgo y el retorno del códice. “Es un documento muy adelantado para su época, ya que habla de la igualdad de los hombres en el medievo”, advierte.
La pieza coincidía exactamente con la minuciosa descripción que había hecho en 1887 el catedrático de arqueología Juan Catalina García en su libro El fuero de Brihuega, gracias al cual todos los briocenses sabían de su existencia y de su posterior desaparición. Un fuero que se encontraba en el archivo municipal de Brihuega, que había salvado su padre de la quema y había conservado y guardado como un tesoro desde entonces. Desde aquella legendaria batalla de Guadalajara, en el frío mes de marzo de 1937, que supuso la primera victoria del bando republicano y que evitó que los sublevados cercaran Madrid.
El joven soldado republicano se metió el códice en el zurrón y lo portó durante meses, hasta que tras pasar incluso por un campo de concentración regresó a casa de sus padres, en Barcelona. “Se lo entregó como un trofeo de guerra”, repetía el relato su hijo al teniente de la Guardia Civil 85 años después, en el salón de su casa. “Creo que él habría querido que volviese a su origen y estaría orgulloso”, le dijo al agente. El pasado viernes, el fuero volvió a su villa con un acto solemne al que acudió todo el pueblo.
Una pieza única
“Tuvimos conocimiento del hallazgo porque nos llamaron los agentes de la UCO para decirnos que lo habían localizado”, cuenta Luis Manuel Viejo, alcalde de Brihuega. “Es un documento que ha estado muy presente siempre en la memoria de nuestros vecinos, que ahora recuperan parte de su memoria histórica, además de un bien patrimonial y la dignidad como pueblo”, añade el regidor socialista.
Desde que Alfonso VI reconquistó Brihuega a los musulmanes y lo cedió a la mitra Toledana, los arzobispos fueron sus gestores durante cerca de 700 años, y todos tuvieron una relación especial, sobre todo Ximénez de Reda, que mandó construir las tres principales iglesias del pueblo y restaurar el castillo y su muralla, además de donar dos fueros, uno corto y el ahora recuperado, largo, que es muy importante porque recoge la igualdad de los pueblos, y en ese sentido es una pieza única”, explica el alcalde.
El códice ha sido ya entregado a una empresa de restauración para que se analice su estado y su limpieza. Pronto será también digitalizado, para que quien lo desee pueda acceder a su estudio. Respecto a su nuevo sitio, está por decidir: “O en el museo de historia o en la sinagoga que ahora estamos restaurando y que fue también mezquita e iglesia de San Simón, un lugar sagrado para tres religiones y culturas distintas”. Seguirá siendo, no obstante, un tesoro. Ya no solo para el soldado republicano y sus familiares, sino para todos los ciudadanos.