La Fería del Libro de Buenos Aires abre con críticas a la situación económica y el sector editorial
El escritor argentino Guillermo Saccomanno inaugura el evento cultural con un duro discurso de denuncia. “A algunos no les va a gustar”, advirtió en el arranque
Con un largo y emotivo aplauso, la Feria del Libro de Buenos Aires arrancó este jueves después de dos años de ausencia por la pandemia de covid-19. Los políticos que subieron al escenario, pese a ser de distinto signo político, coincidieron en la importancia de volver a celebrar el mayor evento literario de Argentina y, a diferencia de otras ediciones, no hubo protestas dentro ni...
Con un largo y emotivo aplauso, la Feria del Libro de Buenos Aires arrancó este jueves después de dos años de ausencia por la pandemia de covid-19. Los políticos que subieron al escenario, pese a ser de distinto signo político, coincidieron en la importancia de volver a celebrar el mayor evento literario de Argentina y, a diferencia de otras ediciones, no hubo protestas dentro ni fuera de la sala en la que se celebró la inauguración. Pero el clima festivo que predominó durante las primeras dos horas desapareció cuando el orador principal de la noche, el escritor Guillermo Saccomanno, comenzó su discurso. “No se adelanten. A algunos no les va a gustar”, advirtió en sus primeras palabras al ser ovacionado.
Este escritor, historietista y guionista nacido en Buenos Aires en 1948, disparó contra algunos de los cimientos de la Feria del Libro, como su ubicación, o su relevancia como faro cultural en el país sudamericano. “¿Es una paradoja o responde a la lógica del sistema que esta feria se realice en La Rural?”, cuestionó Saccomanno antes de recordar que la entidad a la que se alquila el espacio, la Sociedad Rural, estuvo vinculada al último régimen militar (1976-1983). “La Feria siempre me generó tensión y no sólo porque uno se topa con un injuriante pabellón Martínez de Hoz, que homenajea al esclavista y saqueador de tierras indígenas, antepasado del tristemente célebre economista de la última dictadura sino que la tensión también se da porque decir Feria implica decir comercio. Esta es una Feria de la industria y no de la cultura, aunque la misma se adjudique este rol”, agregó.
“A pesar del frenesí y la euforia de la organización y su expectativa en la facturación, nuestro presente no tiene mucho de festivo”, resaltó el escritor, quien se hizo eco de las dificultades para promover la lectura en un país donde la mitad de los niños vive bajo el umbral de la pobreza. “Corresponde preguntarse si un chico con hambre está en condiciones de asimiliar conocimento si no ha asimilado alimento”, denunció el autor de Cámara Gessell.
El orador lanzó también duras críticas hacia la industria editorial, en especial contra los dueños de las papeleras. A su juicio, se benefician de condicionantes externos como la guerra de Ucrania o la pandemia para fijar elevados precios sin ningún tipo de regulación estatal y complican así la supervivencia de pequeñas y medianas editoriales. “La falta de papel se debe a la menor producción de las dos empresas productoras de papel para hacer libros. Una es Ledesma, propiedad de la familia Blaquier/Arrieta, una de las más ricas del país, apellidos vinculados con la última dictadura en crímenes de lesa humanidad, además de relacionados con la Sociedad Rural, escenario en el que hoy estamos. La otra empresa es Celulosa Argentina. Su directivo es el terrateniente y miembro de la Unión Industrial José Urtubey, conectado con la causa Panamá Papers”, dijo Saccomanno.
Discurso pago
El escritor tituló su conferencia como “Un oficio terrestre” y celebró ser el primero en 46 años en haber cobrado por el trabajo de inaugurar la Feria del Libro. “No creo que mencionar el dinero en una celebración comercial sea de mal gusto. ¿Acaso hay un afuera de la cultura de la plusvalía?”, lanzó al aire. “Me imaginé en el supermercado tratando de convencer al chino de que iba a pagar la compra con prestigio”, planteó al defender el pago de honorarios.
El autor argentino cerró un acto en el que habían hablado antes el editor Ariel Granica como nuevo presidente de la Fundación El Libro; la cubana Tatiana Vera Hernández en representación de La Habana, ciudad invitada de esta edición; el ministro de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, Enrique Avogadro, y el titular de la cartera de Cultura nacional, Tristán Bauer. Granica hizo hincapié también en el difícil momento de la industria editorial —con un desplome de la producción de más de 60 puntos porcentuales desde 2016— y pidió la colaboración estatal para mantenerla a flote.
En la inauguración se rindió un pequeño homenaje a autores fallecidos en los últimos dos años, como Quino, Horacio González, Juan Forn, Ángelica Gorodischer, Tamara Kamenszain y Carlos Busqued, entre otros, quienes serán recordados también por sus respectivas editoriales a lo largo de esta 46ª edición. La Feria del Libro de Buenos Aires se prolongará hasta el próximo 16 de mayo, con más de 1.500 actividades programadas, entre las que destaca la participación del Nobel de Literatura peruano Mario Vargas Llosa, y otros invitados internacionales como el español Javier Cercas, la chilena Diamela Eltit y la colombiana Carolina Sanín.
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