La memoria de la canción de autor reside en Granada

El Centro Lucini alberga más de 70.000 registros, carteles, fotografías, documentos y hasta cartas de censura de la época franquista

310122.- Portada del disco ‘Canciones de la resistencia española’ del año 1963. Centro Lucini de la Cancion de Autor, en Granada. Foto: Fermin RodriguezFermín Rodríguez

Esto escribió en 1989 Manuel Vázquez Montalbán: “Las canciones son, a la vez, paisaje de un tiempo, huella de quienes las cantaron y fotografías de los suspiros tolerados o prohibidos de una sociedad”. Se trata del prólogo a Veinte años de canción en España (1989), de Fernando González Lucini, una monumental obra que recopila más de 4.000 canciones grabadas en España entre 1963 y 1983. Si es v...

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Esto escribió en 1989 Manuel Vázquez Montalbán: “Las canciones son, a la vez, paisaje de un tiempo, huella de quienes las cantaron y fotografías de los suspiros tolerados o prohibidos de una sociedad”. Se trata del prólogo a Veinte años de canción en España (1989), de Fernando González Lucini, una monumental obra que recopila más de 4.000 canciones grabadas en España entre 1963 y 1983. Si es verdad, y viniendo de quien venía no habría que ponerlo en duda, una parte fundamental de la historia y la memoria de la España de la segunda parte del siglo XX está depositada en el barrio granadino del Albaicín. Allí está el Centro Lucini de la Canción de Autor, un espacio que guarda el que es probablemente el mayor archivo documental y sonoro de esta forma de expresión musical.

El cantautor granadino Juan Trova es el responsable de este espacio cultural cuya principal función es “salvaguardar todo el patrimonio posible generado por la canción de autor”, cuenta. Y no se refiere Trova solo a las canciones recopiladas —cuyo fondo documental supera los 70.000 registros en formato mp3—, sino también a toda la documentación que se ha desarrollado en torno este género musical: libros, obra gráfica, cartelería y, por supuesto, dada la época en la que estuvo en auge, abundante correspondencia con la Administración, léase con la censura y los órganos gubernamentales encargados de permitir o no letras y conciertos. Y todo eso, explica Trova, está “a disposición de los investigadores que quieran trabajar en este asunto”.

Juan Trova (izquierda) y Enrique Moratalla, en el archivo del Centro Lucini de la Canción de Autor, en Granada. Fermín Rodríguez

El centro Lucini, llamado así por Fernando González Lucini, el mayor investigador y más profundo conocedor de la canción de autor en España, abrió sus puertas unos meses antes del inicio de la pandemia y, como tantos proyectos culturales, vio frenado su desarrollo. Ahora, la institución está preparada para coger velocidad y convertirse no solo en un centro de investigación, sino también en “un espacio cultural que acoja conciertos, conferencias y coloquios”, explica Enrique Moratalla, también cantautor y vicepresidente de la asociación que rige el centro. Una de las primeras dificultades, sin embargo, es poner a disposición de sus socios y de los investigadores los miles de canciones del fondo sin que esas reproducciones generen derechos de autor. Trova y la Sociedad General de Autores (SGAE) negocian ese asunto ahora y el Moratalla, optimista, dice estar convencido de que la negociación llegará a buen puerto.

Una pregunta que surge inevitablemente durante la conversación con Trova y Moratalla es qué se entiende por canción de autor. Trova reconoce que esa es la pregunta del millón porque no hay una definición oficial. Él considera que es “una canción con tintes de originalidad, de compromiso del cantautor, pero no solo político ―que también porque es su origen―, sino también con otros aspectos que preocupan a la sociedad. Además, y esto es fundamental, debe tener poesía”. De hecho, le da una vuelta a la idea y reformula su definición. “Igual la canción de autor ni siquiera es un género musical, sino la manifestación de una poesía que se sirve de la música para manifestarse”, dice. Enrique Moratalla recuerda entonces a un cantante estadounidense que decía que la “canción de autor cumple la misma función que un canario en las minas: avisar de si hay oxígeno o no en el ambiente”. Esa es su misión: “Recordarnos si el ambiente es o no respirable”, concluye.

Reglamento de la nueva trova cubana en el archivo del Centro Lucini.Fermin Rodriguez

Paco Ibáñez, Luis de Góngora y Federico García Lorca están en el origen del nacimiento de la canción de autor en español, hecho que paradójicamente no sucedió en España sino en Francia. Allí, en 1956, le puso música por primera vez Ibáñez a la poesía de Góngora La más bella niña. Dos años después, el cantautor entonces exiliado en París puso música a textos de Lorca. En 1959 un escrito de Lluís Serrahima en una revista puso en marcha el movimiento en Valencia, al que se unió Raimon. Mientras Paco Ibáñez ha conformado su repertorio a partir de poesía de otros autores, Raimon ha sido autor de sus propias letras.

Sin embargo, considera Juan Trova, aquella función social con la que nació el género ha desaparecido casi del todo porque “ya solo nos queda, principalmente, el cantautor romántico. La canción social y comprometida está desapareciendo porque ahora siempre se habla de lo mismo, de penas de amor”. Y añade que “además no hay apoyo discográfico a este tipo de música”. Queja que amplía al mantenimiento del Centro Lucini, que si bien está alojado en un pequeño espacio municipal, no recibe ninguna ayuda más de la Administración o de instituciones privadas.

Recopilar la gran cantidad de material que ahora puede analizarse en Granada no ha sido tarea de un año ni dos. Es un trabajo de décadas que realizó Fernando González Lucini y que Juan Trova llevó a Granada. Entre la obra gráfica de su fondo hay cuadros de Luis Eduardo Aute, Rafael Alberti o un lienzo original de Isabel Villar que usaría Fernando Trueba para el cartel de Mientras el cuerpo aguante, el documental sobre la vida de Chicho Sánchez Ferlosio. Y como decía Vázquez Montalbán, si estas canciones nos recuerdan un tiempo concreto, la documentación y las publicaciones de la época nos lo enseñan remarcado en negrita, con abundancia de denegados y prohibidos.

Es el caso del escrito del gobernador civil de Pamplona que, en septiembre de 1976, no da el permiso para celebrar el festival Encuentros con la canción popular, “con una concurrencia que la prensa prevé en 15.000 personas aproximadamente y con la participación de numerosos artistas, gran parte de los cuales tienen probados antecedentes de conflictividades promovidas por los mismos en espectáculos similares”. En el Centro Lucini también se puede leer el Reglamento del Movimiento de la Nueva Trova, el documento que justifica la creación de este movimiento musical cubano, en 1973, “que canta al amor y a la Patria, las dos grandes temáticas de la canción cubana tradicional”. Y continúa: “Ya el trovador no se lamenta de los sucesos que vive como testigo; ahora es un participante de la acción cotidiana”.

310122.- Portada del disco ‘Canciones de la resistencia española’ del año 1963. Centro Lucini de la Cancion de Autor, en Granada. Foto: Fermin RodriguezFermín Rodríguez

Otra fuente de material y documentación para el centro es el festival Abril para vivir, que también dirige Juan Trova. Este encuentro de canción de autor nació en 2001 como homenaje a Carlos Cano y desde entonces ha permitido ver y escuchar en Granada a los mejores cantautores internacionales. La programación para la edición 2022 se presentará en unas semanas, pero Trova ya puede confirmar la actuación de Sheila Blanco, del mexicano Daniel D’Lizanka y del dúo malagueño Matutero & Auba.

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