Una parodia sobre los Goya para ganar el Goya
‘Gora automatikoa’ es una película de animación creada por tres directores como un trampantojo, repleto de bromas e ironía, para obtener el premio de la Academia española de cine
El pasado 6 de marzo David Galán Galindo (Ávila, 39 años) estaba viendo en su casa la ceremonia de los Goya cuando oyó que La gallina Turuleca había ganado el Goya al mejor largometraje de animación sin ningún rival: era la única candidata. Y Galán Galindo llamó a dos amigos, Esaú Dharma (Jaén, 41 años) y Pablo Vara (Gijón...
El pasado 6 de marzo David Galán Galindo (Ávila, 39 años) estaba viendo en su casa la ceremonia de los Goya cuando oyó que La gallina Turuleca había ganado el Goya al mejor largometraje de animación sin ningún rival: era la única candidata. Y Galán Galindo llamó a dos amigos, Esaú Dharma (Jaén, 41 años) y Pablo Vara (Gijón, 37 años), con una propuesta alocada: hacer corriendo una película de animación con la que ganar el Goya 2022. Y, de paso, lograr que la industria se acordara de ellos.
Así nació Gora automatikoa, que ha logrado a medias su objetivo: cuando el próximo lunes 29 de noviembre la Academia de Cine anuncie las candidaturas de los galardones, sí o sí estará Gora automatikoa, porque solo se han clasificado cuatro películas en el apartado de largo de animación y, por tanto, se convertirán en las cuatro finalistas. No será ganadora automática, pero estará en la gala. “En realidad”, apunta Galán Galindo en una videollamada junto a sus dos compañeros, “es un filme de animación canónico, que parece una broma. El trampantojo estriba en que creas que estás viendo una gran punkada, cuando hay un guion con sus puntos de giro. Es cierto que jugamos a la transgresión y a acercarnos al límite”.
Ya desde el título, el trío se ríe de sí mismo y de todos. Es Gora porque la Academia les avisó de que no podían usar el término “Goya”, registrado por la institución (aunque sí les dieron permiso para sacar la estatuilla); es automatikoa “porque en los últimos años muchas películas vascas han ganado el premio”. El filme cumple las cuatro reglas obligadas para la competición: que dure más de una hora, que al menos haya un 75% de animación, que se estrene en salas comerciales una semana —esto ocurrirá el 17 de diciembre— y que reciba la nacionalidad española de parte del ICAA, el instituto de cine que regula el sector desde el Ministerio de Cultura.
Tras diez minutos de metraje en los que aparecen los tres cineastas en formato dibujo contando la sorpresa de La gallina Turuleca (había sido la única película que había entrado en la preselección de los premios de la Academia española del cine, y en consecuencia la única candidata, así que sus creadores tenían el discurso ya escrito), comienzan sus aventuras en una doble vertiente: por un lado elucubran con que llegan a la ceremonia y se enfrentan a una poderosa rival, Supercampeones, parodia de Campeones, de Javier Fesser, aunque con directora y en animación; por otro, juegan con atajos (un reloj cronometra cada vez que ellos aparecen en carne y hueso para no superar el porcentaje), formatos, velocidades, y piden ayuda gratuita para rellenar minutos de animación, mientras revelan al espectador secretos de la industria y de los galardones: como que las marionetas no se consideran animación. Por cierto, el Goya automático solo acaeció el año pasado durante este siglo XXI, pero en el XX ocurrió cuatro veces y hubo ediciones en que quedó desierto por falta de aspirantes el cabezón a largo de animación. “Una pena, porque la industria de la animación en España está llena de talento”, recuerda Dharma.
Hay cierta trampa sobre los penosos trabajos actuales de los directores, a lo que se le suma que tampoco son desconocidos: Galán Galindo estrenó el año pasado en Netflix Orígenes secretos, con Javier Rey, Brays Efe y Verónica Echegui, tras caerle encima la pandemia a su estreno planificado en salas, y con ella obtuvo tres candidaturas a los Goya; Galán y Vara habían coincidido en el filme colectivo Al final todos mueren (2013) y Galindo y Dharma colaboraron en otro largo, Pixel Theory (2013). “Llevábamos con la idea desde hacía un tiempo, pero ese día de los Goya nos arrancamos”, cuenta Galán. “Y la hemos acabado en menos de un año. En realidad, no hemos estado solos: hay 11 animadores y 26 actores. Todo el mundo estuvo muy implicado porque había que trabajar muy a saco. Incluso para nuestro tipo de animación la hemos hecho en unos tiempos muy locos”. Dharma apunta: “Cuando me preguntaron ellos dos si seríamos capaces de hacerla, yo pensé que no y dije que sí. No podía echarme atrás: era ahora o nunca”.
¿Entenderá la audiencia la broma? “Nos lo hemos jugado todo a una carta, ser divertidos”, reflexiona Galán. “Creo que el público si se ríe, te perdona”. Dharma explica: “Al principio, nos daba miedo si el espectador iba a estar con nosotros o contra nosotros, y una vez que pillamos el tono de macarrada, avanzamos con la gente a nuestro favor”. Y Vara apuntilla: “Nuestra intención no era hacer una troleada, sino que al final hubiera una historia de cine dentro de cine”. En el aire está el recuerdo de Vosotros sois mi película, el documental sobre el gran troleo del youtuber Wismichu en el festival de Sitges de 2018, en el que se programó un filme, Bocadillo, 65 minutos de una secuencia mostrada en un falso bucle, ya que en cada repetición había una pequeña variación. “No va por ahí”, dice Dharma. “Eso sí, también la hemos hecho fuera del sistema, sin teles ni plataformas. Manejábamos una serie de trucos que sabíamos nos ayudarían a ganar tiempo”. Y de amigos: Raúl Pérez, el imitador, da voz a Antonio Banderas; Frank T ha compuesto el rap de la película; Fesser ha aplaudido la pulla a Campeones [Fesser, Galán Galindo y Vara coincidieron en Al final todos mueren]; el productor Enrique López Lavigne y los Javis, Javier Ambrossi y Javier Calvo, cedieron su imagen...
Por supuesto, hay una crítica al sistema “hecha desde la autoparodia”, apunta el trío. Y lamentan que la gran favorita, D’Artacán y los tres mosqueperros, haya sido eliminada porque el ICAA, considerando su producción, no la ha calificado como española. “Con ella no nos hubiéramos calificado de forma automática al sumar cinco preseleccionadas, pero podríamos haber entrado. Lo bonito era competir cara a cara”, explican. “Hemos hecho la película con menos presupuesto de esta gala de los Goya [aunque no lo concretan], y probablemente de toda la historia de los premios”, cuenta Galán. “Sin embargo, hemos llegado. Al límite, pero aquí estamos”.