‘Solo una vez’: la violencia machista no tiene un perfil único
Una película interesante, humilde, escueta y sombría sobre las relaciones de poder en el hogar
“Como si se lo folla aquí mismo delante de nosotros… ¡Ese no es motivo para pegar a una persona!”. Esta rotunda frase acerca de una supuesta relación adúltera, contenida en la película española Solo una vez y espetada por una terapeuta de un centro social a un hombre que ha maltratado a su pareja (“una sola vez”, de ahí el título), durante una charla del tratamiento posterior y en presencia de la mujer, certifica la amplitud del concepto de la violencia machista. No hay peros que valgan. Y punto.
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“Como si se lo folla aquí mismo delante de nosotros… ¡Ese no es motivo para pegar a una persona!”. Esta rotunda frase acerca de una supuesta relación adúltera, contenida en la película española Solo una vez y espetada por una terapeuta de un centro social a un hombre que ha maltratado a su pareja (“una sola vez”, de ahí el título), durante una charla del tratamiento posterior y en presencia de la mujer, certifica la amplitud del concepto de la violencia machista. No hay peros que valgan. Y punto.
La sentencia inicial, escrita por la dramaturga Marta Buchaca, primero para la obra de teatro en la que se basa la película, ópera prima como director de Guillermo Ríos Bordón, y ahora para el guion, que firma la propia autora, es el reflejo de una situación plenamente esquinada dentro de la violencia de género, y eso es muy estimable: por su dificultad, por no acudir al trazo dramático más fácil. En principio, no estamos ante un animal violento que se vea desde lejos (“Yo es que no sé qué hago aquí”); tampoco ante una pareja de las (falsamente) consideradas socialmente como proclives a la tragedia del maltrato: un escritor y una editora, con dinero y formación; y además, junto a la infidelidad y a la mentira, se añade el perdón de la mujer, que quiere continuar con la relación. De hecho, la denuncia no viene de ella, sino de sus padres.
Con este complejo panorama, Buchaca y Ríos Bordón han compuesto una película interesante, humilde, escueta y sombría sobre las relaciones de poder dentro de la pareja en la intimidad del hogar. Los celos, la presunta independencia que no es sino egoísmo, la arrogancia, la falta de escrúpulos, la condescendencia y la ausencia de autocrítica habitan en el personaje que interpreta el magnífico Álex García, que además es guapo y exitoso. Y en la otra vertiente, las cesiones continuas de ella, Silvia Alonso, igual de hermosa y de triunfadora, que se van vislumbrando poco a poco en las conversaciones con la terapeuta, reflejo de la carga mortal contenida en la demasiado habitual desigualdad del sistema de relaciones entre hombre y mujer.
Buchaca, autora también de Litus, la obra teatral en la que se basó la notable película de Dani de la Orden sobre el suicidio, añade sutiles detalles de cómo una parte de la sociedad sigue viendo los centros de apoyo a la mujer: “Qué moderno es esto, ¿no?”, dice el maltratador en su primera visita, como si sus trabajadoras tuvieran que pedir perdón por desarrollar su labor en un edificio nuevo en lugar de hacerlo en el cochambroso reducto de silencio en el que algunos quieren encerrar al sexo femenino. Así, Solo una vez, desviándose un tanto del tono entre el drama y la comedia negra de la pieza teatral, se convierte en un thriller psicológico ante el que, pese a su modestia, resulta imposible no mirar de frente.
SOLO UNA VEZ
Dirección: Guillermo Ríos Bordón.
Intérpretes: Ariadna Gil, Álex García, Silvia Alonso, Mari Carmen Sánchez.
Género: drama. España, 2021.
Duración: 80 minutos.