‘Ghosts’, un fresco generacional de Estambul

El debut de la joven directora y videoartista turca Azra Deniz Okyay es un conseguido fresco generacional de 24 horas en la vida de Estambul. Una compleja megalópolis en permanente mutación que aquí se rastrea a través de cuatro personajes, un iPhone y una mínima intriga. La directora, que mezcla el ojo del cine con el del móvil en una arriesgada, pero finalmente lograda mezcla de vida y pseudorrealidad, empuja al espectador a un limbo periférico donde sus personajes se buscan la vida como pueden. La figura principal es una ch...

El debut de la joven directora y videoartista turca Azra Deniz Okyay es un conseguido fresco generacional de 24 horas en la vida de Estambul. Una compleja megalópolis en permanente mutación que aquí se rastrea a través de cuatro personajes, un iPhone y una mínima intriga. La directora, que mezcla el ojo del cine con el del móvil en una arriesgada, pero finalmente lograda mezcla de vida y pseudorrealidad, empuja al espectador a un limbo periférico donde sus personajes se buscan la vida como pueden. La figura principal es una chica de estética urbana y carácter decidido que quiere ser bailarina. Las cosas no le salen demasiado bien, pero ella convive sin dramatismo alguno con un entorno donde los restos y escombros de la vieja ciudad se resisten a dejar paso a los nuevos monstruos del poder y la gentrificación.

Los otros tres personajes son una artista y activista que trabaja con niños, un hombre corrupto que se aprovecha de los refugiados sirios mientras se emplea en chanchullos para favorecer la especulación inmobiliaria de los viejos solares en ruinas y una madre desesperada por ayudar a su hijo encarcelado. Planteada como un puzle de cronología desordenada cuyas piezas van encajando hasta completar el cuadro, la película encuentra en el caos vital de la ciudad que retrata su mejor aliado. Con astucia, la directora no solo no se empeña en poner orden al mundo que le rodea, sino que más bien se deja llevar por la corriente. Permitiendo que la película se impregne de los sonidos, los rostros y las calles de una ciudad en la que convergen las aguas estancadas de un sistema policial con el torrente de una nueva vida que encuentra en esta película una enérgica carta de presentación al mundo.