Paidós y Turner: ideas de ayer y de hoy

Doble aniversario de dos sellos clave del pensamiento en español. Sus responsables analizan el auge actual del ensayo y cómo han cambiado en este tiempo los intereses y el perfil de los lectores

El equipo de Turner en Madrid: Ricardo Cayuela, director editorial, la directora de comunicación Lola Martín, y las editoras Laura Estévez, Fernanda Febres-Cordero y Mariana Gasset (segunda, cuarta y quinta por la izquierda).Andrea Comas

Pensar requiere voluntad. Los dos jóvenes profesores universitarios argentinos Jaime Bernstein y Enrique Butelman decidieron invertir el premio de lotería que les tocó en 1945 en publicar Conflictos del alma infantil, de Jung, en su país. El bilbaíno Manuel Arroyo-Stephens, dueño de una librería en la madrileña calle de Génova, decidió desde la trastienda editar aquello que en 1970 no podía vender porque la dictadura franquista lo censuraba. Así nacieron Paid...

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Pensar requiere voluntad. Los dos jóvenes profesores universitarios argentinos Jaime Bernstein y Enrique Butelman decidieron invertir el premio de lotería que les tocó en 1945 en publicar Conflictos del alma infantil, de Jung, en su país. El bilbaíno Manuel Arroyo-Stephens, dueño de una librería en la madrileña calle de Génova, decidió desde la trastienda editar aquello que en 1970 no podía vender porque la dictadura franquista lo censuraba. Así nacieron Paidós y Turner, sellos que permiten al lector en castellano, desde hace 75 y 50 años, acceder a lo mejor del pensamiento. Es decir, a las ideas de, entre muchos otros, Habermas, Zygmunt Bauman, Naomi Klein, Margaret MacMillan, Philip Ball, Judith Butler o Enrique Moradiellos.

El editor catalán Enric Folch (1934-2005) logró dos cosas en 1979, cuando entró como gerente de la recién creada Paidós Ibérica: desplazar el centro de decisión editorial y económico de Argentina a Barcelona y ensanchar el sello de psicología y pedagogía a otros ámbitos del ensayo. “Lo llevó más allá del libro universitario”, apuntan Elisabet Navarro y Marcela Serras, editora ejecutiva y directora editorial de Paidós, propiedad de Planeta desde 2003 y que ahora cuenta con 34 colecciones y más de 3.000 títulos de 802 autores.

La consolidación llegó a principios de los 90, cuando, con libros como El choque de civilizaciones, de Samuel Huntington; El fin del trabajo y La era del acceso, de Jeremy Rifkin; No Logo, de Naomi Klein; o Inteligencias múltiples, de Howard Gardner, Paidós se colocó en el centro de los debates del momento. ”Ha sido un sello que ha sabido anticiparse, con un punto polémico pero sólido y mirada progresista”, defiende Serras.

En Turner, la receta la marcó su fundador: “Refleja un pensamiento de izquierda social, un sentido de la equidad y también un componente de capricho intelectual, con nichos menos previsibles, que nos permiten ser más frescos y abordar también artes plásticas y música, espacios poco desarrollados en castellano”, apunta Santiago Fernández de Caleya, director general desde 1998 de un sello con 3.000 títulos de medio millar de autores.

Hay consenso en ambas editoriales en un diagnóstico: la evolución de lo que publican ha pasado de la densidad a la alta divulgación. Esta popularización, advierten, no conviene confundirla con una plaga muy contemporánea: la autoayuda naíf y las reflexiones tuiteras hilvanadas sin fundamento científico. ”Las rigideces de las etiquetas nos pesan, según cómo El Quijote puede tomarse como libro de autoayuda”, advierte, iconoclasta, el responsable de Turner, para quien “hoy géneros y formatos son más móviles”. “Un libro como La España vacía, de Sergio del Molino, es un trabajo de simbiosis entre editor y autor”.

Marcela Serras y Elisabet Navarro, de Paidós.KMARKPHOTO

“Hemos publicado muchas tesis doctorales de autores hoy consolidados en la casa, como Juan Pablo Fusi, pero que hay que trabajarlas para hacerlas más accesibles, como logramos con la de Santiago Beruete, que pasó a ser el delicioso Jardinosofía”, éxito reciente de Turner. También va mejorando la capacidad divulgadora del profesorado español (“aunque nos falta más estilo anglosajón”, dice Navarro). Eso explica que ambos sellos hayan apostado más por autores extranjeros (80%, en Turner; 60% en Paidós).

Nadie se atreve con un retrato-robot de sus compradores, pero sí parece que el perfil de hace una década (hombre, de 30 a 55 años y universitario) se difumina. “La mujer gana presencia como lectora, quizá porque faltaba darle voz también como autora del ámbito científico”, cree Navarro, que cita a la catedrática de Ética Adela Cortina o a la bióloga molecular María Blasco en un catálogo que alardea que ser el que tiene mayor presencia de mujeres en su programación. Al menos, en 2017 y 2018, según un estudio.

Más promiscuo

Fernández de Caleya constata por su parte que “el lector de no ficción, a diferencia del de novela no es tan fiel a un sello: busca de manera amplia, compra por un autor o por un título”. Pese a esa promiscuidad, de ambas experiencias cabe concluir que el género está en alza (representa el 39% de los títulos publicados en España en 2019); más en un momento en el que todos parecemos sedientos de respuestas. También confirman que América Latina sigue siendo un bastión de lectores de un género que “en Colombia y México crece mucho”, según Serras. El director general de Turner, editorial con un pie en ambos lados del Atlántico, confirma que “el ensayo en México está más aceptado, como en toda América Latina”. “Hay un núcleo muy consistente de lectores, quizá porque hay un espacio de sueño mayor más apegado a la búsqueda interna obsesiva de quiénes son y de dónde vienen”. Para subrayar esos puentes entre México y España, la compañía ha fichado como director editorial en este año de celebración al mexicano Ricardo Cayuela Gally, hasta ahora director editorial de Penguin Random House Grupo Editorial para México, Centroamérica y Caribe.

¿Y qué temas interesan hoy? Los estudios de género y la emergencia climática, los temas de salud y nutrición “con respaldo científico sólido”, apunta Navarro. Y los long-sellers. El arte de amar, de Erich Fromm (más de medio millón de ejemplares, dos mil cada año) o No Logo y La doctrina del shock, de Naomi Klein (50.000, cada uno), serían algunos de los de Paidós. En Turner asoman, además de La forja de un rebelde, de Arturo Barea; los 45.000 ejemplares de La España vacía; los 40.000 de cuatro títulos de Nikola Tesla; los 25.000 de Ricas y famosas, de la fotógrafa Daniela Rossell; o los entre 12.000 y 15.000 de 1914, de la canadiense MacMillan, y de la Historia del jazz, de Ted Gioia.

Este 2020, ambos sellos han sacado sus propias colecciones con algunos de esos emblemáticos títulos a precios ajustados. Y para 2021, prometen crecer: Paidós se plantea un ligero incremento para 2021 hacia el medio centenar de títulos, cifra ligeramente inferior en Turner, que además reparte entre la treintena de ensayo puro y la quincena en su segunda gran área, los libros de arte y fotografía, que junto a los servicios editoriales conforman las tres patas del sello. Aun así, admiten en Paidós que editan entre 1.500 y 3.000 ejemplares, pero que la media de ventas está “en algo más de 700”. En Turner, sumando México y España, lanzan 2.500 unidades por título, con 1.200 ejemplares vendidos.


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