Manuel Alejandro: “Escribí ‘Yo soy aquel’ para Gatica, pero le impidieron que nos viéramos”
El Festival de Música Española homenajea en Jerez al compositor que está detrás de los éxitos de Raphael, Julio Iglesias o Rocío Jurado
Detrás de Yo soy aquel (Raphael), Manuela (Julio Iglesias), Soy rebelde (Jeanette), Voy a perder la cabeza por tu amor (El Puma), Se nos rompió el amor (Rocío Jurado) o Háblame del mar, marinero (...
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Detrás de Yo soy aquel (Raphael), Manuela (Julio Iglesias), Soy rebelde (Jeanette), Voy a perder la cabeza por tu amor (El Puma), Se nos rompió el amor (Rocío Jurado) o Háblame del mar, marinero (Marisol) hay un solo nombre: Manuel Alejandro. Un nombre a quien todos se refieren como el más importante compositor vivo en español y que obtuvo su primer éxito con el pasodoble Vendimia jerezana, con el que ganó el concurso de la primera Fiesta de la Vendimia de Jerez en 1948.
El joven Manuel Álvarez-Beigbeder, aún en pantalones cortos, dirigió a la Banda Municipal en el Teatro Villamarta, el mismo escenario que este sábado le rendirá homenaje con un concierto en el que Miguel Poveda, Diana Navarro, Pilar Jurado, David de María, Enrique Ramil, Joana Jiménez y Jesús Méndez interpretarán algunas de las 600 canciones que el jerezano, de 87 años, ha compuesto a lo largo de su dilatadísima carrera. El homenaje, que contará también con el pianista Jesús Lavilla, forma parte del 18º Festival de Música Española de Cádiz.
“Mi hermano José María, que es compositor y director de orquesta, ha conservado la partitura del pasodoble y la iba a dirigir en el homenaje, pero el médico me ha prohibido que viaje y ya no se hará. No es solo por la pandemia, sino también porque padezco arritmia, una enfermedad vergonzosa para un músico”, bromea Manuel Alejandro por teléfono desde su casa de La Moraleja, en Alcobendas (Madrid).
Manuel Alejandro, a quien le gusta presentarse como “escribidor de canciones”, es hijo —el séptimo de 10 hermanos— del compositor y director de orquesta Germán Álvarez-Beigbeder, prolífico autor de sinfonías y obras para piano con las que se inauguró el Festival de Música Española de Cádiz. “Mi padre fue un compositor conocidísimo y respetadísimo y sus obras siguen sonando todavía, tenía un estilo muy centroeuropeo aunque con toques folclóricos andaluces. Lo mío son letrillas, yo nunca he pretendido hacer una gran obra. Componer es una cosa y escribir una canción otra muy diferente, tanto como hacer Las meninas o un dibujo a plumilla”, afirma con humildad el músico, cuya formación clásica ha sido la base de toda su carrera.
“Con 16 años, cuando ya estaba empezando a dar conciertos de piano, me fracturé el codo del brazo derecho. Me operaron cinco veces, fueron tres años de parón y después lo dejé porque me di cuenta de que nunca sería lo suficientemente bueno tras la lesión y que escribir canciones se me daba bien. Durante ese tiempo yo estaba muy triste y no paraba de buscar obras para la mano izquierda. Me dijeron que Ravel había escrito un concierto para piano para la mano izquierda y mi padre me compró la partitura. Cuando comencé a estudiarlo me enteré de que se lo había escrito a Paul Wittgenstein, que perdió un brazo en la Segunda Guerra Mundial, y era hermano del filósofo, eso me llevó a leer el Tractatus con 17 años. Así que empecé en la filosofía por el tejado, después leí a muchos otros”, recuerda el compositor que es también gran lector de poesía: Cernuda, Prados, García Lorca, Alberti, Machado…
“Las canciones que yo hago no pasan de moda porque están basadas en los grandes clásicos como Brahms o Chopin y también porque para escribir hay que estar enamorado”, reflexiona el músico que goza de más reconocimiento en Hispanoamérica —recibió un Grammy Latino a su carrera en 2011— que en España, aunque tiene la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes desde 2014 y el Ayuntamiento de Jerez de la Frontera lo acaba de proponer para los Premios Princesa de Asturias de las Artes.
Y ya te quería es una de sus últimas canciones, escrita para Alejandro Sanz, su ahijado, quien precisamente se llama así porque su padre era amigo del compositor. “Por circunstancias de la vida nunca nos habíamos visto, pero nos encontramos este verano y le he dedicado esta canción, aunque él no necesita que nadie le escriba los temas porque lo hace de dulce”, apunta.
“Ningún compositor trabaja hoy al ritmo de antes porque la gente ya no compra discos, todo es streaming. Se trabaja con las nuevas tecnologías, todo se hace por ordenador. Yo me pasaba las horas escuchando los arreglos orquestales y cuando iba al estudio había 30 o 40 músicos para grabar. Las canciones de ahora se agarran mucho a la electricidad”, afirma el músico quien también acaba de componer para los mexicanos Luis Miguel, Igual que tú, y otro para Gloria Trevi.
Todos los intérpretes con los que ha colaborado —como Raphael para el que ha escrito más de un centenar de canciones, o Rocío Jurado, unas 50— han sentido siempre que Manuel Alejandro les hacía “un traje a medida”. “No concibo hacer una canción a un cantante sin que se le parezca, las canciones son como retratos. Cada cual necesita su tono. No le voy a escribir Soy rebelde a Raphael, aunque a veces sí que han cambiado de dueño. Por ejemplo, Manuela la escribí para Miguel Ángel que la presentó en el Festival de Benidorm de 1974 y obtuvo el segundo premio, ese año Julio Iglesias iba de estrella invitada y al día siguiente me llamó y me dijo que quería cantar Manuela, fue la primera canción española que triunfó en Europa y en América”.
La lista de los cantantes que han interpretado sus temas es larguísima, pero, a pesar ello, Manuel tiene una espinita clavada: el rey del bolero, el chileno Lucho Gatica. “Era el más grande cuando yo empecé y le escribí varias canciones, pero no hubo forma de que nos encontráramos. Había clanes que se cerraban en torno a un intérprete que tenían su equipo de escritores y no dejaban que nadie se acercara. A principios de los sesenta vino a España y habíamos quedado en el hotel Velázquez de Madrid, pero no apareció. Años más tarde nos encontramos, me contó que le impidieron acudir y me preguntó qué canción le había escrito: Yo soy aquel, le dije. Se echó las manos a la cabeza”.