crítica de 'dos más dos'

Intercambio de parejas

Aunque el título ya lo da a entender, estamos ante una chanza sobre el cruce de matrimonios como revitalizador del amor

Carla Paterson y Julieta Díaz, en 'Dos más dos'

Hace unos años la frase que sigue hubiera sido un piropo, y sin embargo ahora es dudoso que mucha gente lo considere así: Dos más dos parece una película de Manuel Gómez Pereira de los noventa. Piropo porque Pereira encadenó en la primera mitad de aquella década hasta cuatro películas de éxito (de Salsa rosa a Boca a boca), refrendadas después por El amor perjudica seriamente la salud;y dudoso porque el cine ha cambiado mucho desde entonces, y esta producción argentina dirigida por Diego Kaplan, de temática y tono semejantes a aquellas de Pereira, tiene el d...

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Hace unos años la frase que sigue hubiera sido un piropo, y sin embargo ahora es dudoso que mucha gente lo considere así: Dos más dos parece una película de Manuel Gómez Pereira de los noventa. Piropo porque Pereira encadenó en la primera mitad de aquella década hasta cuatro películas de éxito (de Salsa rosa a Boca a boca), refrendadas después por El amor perjudica seriamente la salud;y dudoso porque el cine ha cambiado mucho desde entonces, y esta producción argentina dirigida por Diego Kaplan, de temática y tono semejantes a aquellas de Pereira, tiene el desangelado aspecto visual de una comedia televisiva de entonces.

DOS MÁS DOS

Dirección: Diego Kaplan.

Intérpretes: Adrián Suar, Julieta Díaz, Carla Paterson, Juan Minujín.

Género: comedia. Argentina, 2012.

Duración: 103 minutos.

Aunque el título ya lo da a entender, estamos ante una chanza sobre el intercambio de parejas como revitalizador del amor y la esperanza para el propio matrimonio. Una paradoja que los guionistas de Kaplan, Daniel Cúparo y Juan Vera, bastante más aplicados y elegantes que él con su rudimentaria puesta en escena, elaboran con cierta gracia y desarrollo verosímil (y conservador) a través de diálogos, si no de altura, sí lo suficientemente solventes como para haberla llevado hasta el éxito en Argentina. El problema es que Kaplan es incapaz de ensalzarlos aún más con un trabajo que aúne ritmo e imaginación visual.

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