“Otros mueren de manera cobarde”: Boric agita la política con una alusión al suicidio del exmilitar condenado por el homicidio de Víctor Jara

El presidente de Chile, Gabriel Boric, ha generado una fuerte polémica por sus palabras en referencia al suicidio de Hernán Chacón Soto, de 86 años, brigadier de Ejército de Chile en retiro, condenado a 15 años de cárcel por el asesinato del cantautor Víctor Jara, que el martes se quitó vida antes de ser arrestado por la policía para cumplir su sentencia. En el velorio del que era presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, el mandatario aseguró: “[Teillier] murió como un hombre digno, orgulloso de la vida que había vivido. Hay otros que mueren de manera cobarde para no enfrentar a la justicia. Ahí hay diferencias humanas”, dijo en referencia el exuniformado, aunque sin nombrarlo.

Las palabras del mandatario chileno aumentan la tensión que se vive en estos días en Chile, un país donde no existe consenso en condenar el golpe de Estado de Pinochet y donde la crispación política aumenta con los días, a menos de dos semanas de que se cumplan los 50 años de ese evento, el próximo 11 de septiembre. Hace una semana, la derecha chilena logró que la Cámara de Diputados volviera a leer la declaración de agosto de 1973, cuando la corporación acusó de inconstitucional al Gobierno de Salvador Allende, lo que, según algunos sectores, representó un fuerte empujón al quiebre democrático liderado por las Fuerzas Armadas.

La semana pasada, la diputada Gloria Naveillán, de la bancada Social Cristiana, aseguró que las denuncias por violencia sexual sistemática durante la dictadura eran parte de la “leyenda urbana”, en otro ejemplo del estado de las cosas.

Uno de los primeros en reaccionar a las palabras de Boric fue el líder del Partido Republicano de la extrema derecha, José Antonio Kast, una fuerza política que no ha roto con el legado de la dictadura y que concentra apoyos del mundo militar ligado al régimen. “Cobarde”, publicó simplemente a través de la red social X. Este miércoles, se explayó en una entrevista grabada desde los estudios del Partido Republicano: “Alguien que abusa del poder, alguien que utiliza una tribuna para denostar a alguien, es un cobarde. Y la misma cobardía tuvo cuando se rió de Jaime Guzmán [el senador de la UDI asesinado en democracia], usando una polera [camiseta] con su rostro asesinado, riéndose de ese asesinato”, dijo agregó Kast. “La misma cobardía tuvo cuando se reunió en privado y sin decirle a nadie con el asesino de Jaime Guzmán”, aseguró en referencia al viaje que hizo el diputado Boric a Francia en 2018 para reunirse con Ricardo Palma Salamanca, condenado en Chile por el asesinato del parlamentario en 1991.

Para el secretario general del partido de derecha tradicional RN, Diego Schalper, “este comentario es una vergüenza. Pida perdón, porque no solo no ayuda en nada a la unidad con que tanto fanfarronean, sino que denota una falta total de conciencia del cargo que ostenta”. Mientras, el líder de la UDI, Javier Macaya, cuestionó que “usar la muerte de una persona para hacer apología a la división y ofender a las familias que han sufrido la muerte de algún ser querido a causa del suicidio no es la forma de trabajar por la unidad del país. ¿Busca dar señales a los propios? ¿Qué hay de la investidura del cargo?”, dijo el presidente de este partido de la derecha histórica.

Las palabras de Boric no solo han sido criticadas desde la extrema derecha y la derecha tradicional. El analista Cristián Valdivieso, director de Criteria, escribió: “La pretensión de superioridad moral ahora expresada en la calificación crítica del suicidio”. Y agregó: “El suicidio no es calificable. Mucha gente se mata agobiada por deudas. ¿Son cobardes que huyen? Muchos se suicidan por angustia y depresión, ¿son cobardes porque no enfrentan la vida? Más respeto con el acto suicida es lo mínimo que se espera de un líder. Al menos yo”.

El que defendió al presidente Boric fue su ministro de Justicia, Luis Cordero, que desde que asumió en enero pasado ha sido el principal defensor del Gobierno y del propio mandatario, sobre todo en momentos y tramas complejas, como el caso Convenios. “Creo que el presidente reveló en eso probablemente la impotencia en muchos familiares de las víctimas, que después de muchos años obtienen sentencia y se producen circunstancias como estas, y yo entiendo esas declaraciones en ese contexto. Lo que nosotros estamos teniendo en los últimos años es el cierre de una serie de investigaciones que han demorado bastante tiempo”, dijo esta el ministro.

El exmilitar Chacón Soto, de 86 años, residía en el municipio de Las Condes, en la zona oriente de la capital chilena. La Corte Suprema el lunes ratificó el fallo de 2021 de la Corte de Apelaciones, en su contra y contra otros cinco uniformados: 15 años de cárcel por homicidio calificado y 10 años por secuestro calificado en calidad de autor por el crimen de Jara y de Littré Quiroga, encargado de Prisiones en el Gobierno de Salvador Allende, cometido el 16 de septiembre de 1973, cinco días después del golpe de Estado. Un séptimo exmilitar fue condenado como cómplice.

La policía llegó al domicilio de Chacón para notificarlo cuando habría pedido autorización para ir a su dormitorio a buscar unos remedios. En ese instante se habría disparado.

Nacido en Santiago, Chacón era brigadier de Ejército en retiro. De acuerdo al relato de su defensa durante el largo juicio, en su grado de mayor del Ejército cumplió solo con la función de custodiar el perímetro externo del Estadio Chile, lo que para el tribunal no se condicen con su alto grado, ni con los diversos elementos de convicción reunidos.

Según el fallo de la Corte de Apelaciones de 2021 y ratificado este lunes por la Corte Suprema, tenía conocimientos tácticos y de inteligencia, “condiciones que le permitieron intervenir directamente en el desarrollo de los interrogatorios” que realizaban en los camarines del estadio Chile, donde Jara y Littre estuvieron apresados, “así como en el proceso previo de clasificación de los detenidos”, decidiendo quiénes eran separados para ser llevados a interrogatorios y, finalmente, “el destino último de éstos, siendo de toda evidencia que al interior del Estadio Chile existía un orden impuesto por la estructura rígida del mando existente”.

El fallo agrega la investigación que “varios testimonios corroboraron que éste participó en las labores de selección, reportando las mismas a sus superiores, por lo que resultaron no creíbles ni verosímiles sus dichos en cuanto sostuvo sólo haber custodiado el perímetro externo del recinto, funciones que no se condicen con su alto grado, ni con los diversos elementos de convicción reunidos”. Y señala, además, que “portaba a la época una pistola STYER calibre 9 milímetros, armamento plenamente coincidente con la descripción técnica de las lesiones que, según los antecedentes forenses, causaron la muerte de Jara Martínez y Littré Quiroga”.

Los siete exmilitares condenados por el asesinato de Jara y de Quiroga alcanzaron altos rangos en el Ejército, de brigadieres y coroneles. Tienen entre 73 y 86 años y todos estaban en libertad, por lo que tendrían que cumplir la pena en prisión efectiva, en el centro Punta Peuco, donde se hallan los sentenciados por violaciones a los derechos humanos en dictadura.

El martes, en medio de palabras de homenaje a Teillier, Boric reiteró en su llamamiento a una condena transversal al golpe de Estado, la misma que realizó desde España a mediados de julio: “No voy a cejar en esfuerzos para que le conjunto del sistema político nos comprometamos a que nunca más se cancele y se quiebre la democracia en Chile, y lo digo, no en ánimo de interpelación, sino en ánimo de cómo construimos futuro”. Ese llamamiento con motivo de los 50 años del golpe, sin embargo, no ha encontrado terreno fértil en Chile.