“Los mercados son clave para la cohesión vecinal”

El fotógrafo Asier Rua está especializado en fotografiar interiores, fruto de esa pasión fue tanto el volumen ¡Madrid Interior' como su último trabajo 'Mercat Sant Antoni, objeto, obra, atmósfera'

El fotógrafo Asier Rua en la galería Pavilion de Madrid, donde expuso su último trabajo, 'Mercat Sant Antoni, objeto, obra, atmósfera'.INMA FLORES

Dentro de dos años, el fotógrafo Asier Rua (San Sebastián, 34 años) va a empezar a decir que es de Madrid: “Será cuando lleve 18 años en la ciudad y habré vivido el mismo tiempo aquí que en Donosti”. Especializado en interiorismo y arquitectura, a Rua le inquieta lo que se esconde detrás de las fachadas. Fruto de esa pasión fue Madrid Interior, un volumen autoeditado por él mismo (en Ediciones Rua) y que recoge en 93 fotografías una ecléctica selección de interiores madrileños. El protagonista de su último ...

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Dentro de dos años, el fotógrafo Asier Rua (San Sebastián, 34 años) va a empezar a decir que es de Madrid: “Será cuando lleve 18 años en la ciudad y habré vivido el mismo tiempo aquí que en Donosti”. Especializado en interiorismo y arquitectura, a Rua le inquieta lo que se esconde detrás de las fachadas. Fruto de esa pasión fue Madrid Interior, un volumen autoeditado por él mismo (en Ediciones Rua) y que recoge en 93 fotografías una ecléctica selección de interiores madrileños. El protagonista de su último proyecto es el Mercat de San Antoni, que, después de ocho años de obra, reabrió sus puertas en Barcelona el pasado mes de mayo. Rua lleva fotografiando el espacio desde 2014.

¿Por qué un mercado?

Creo que los mercados están en el discurso social contemporáneo porque, aparte de su faceta comercial, tienen una función de cohesión vecinal clave. Hemos sido conscientes de la importancia que tiene un mercado en un barrio: estrecha lazos con tus vecinos, con los comerciantes… El mercado fomenta tu sentimiento de pertenencia. Por todo ello, hay un resurgimiento del valor de los mismos.

Algunos de los nuevos mercados también han sido descritos como agentes gentrificadores.

De San Antoni se decía eso desde mucho antes de que inaugurase. La gente comentaba que iba a ser para turistas como la Boquería [también en Barcelona] o como San Miguel. Los mercados han sabido aprovechar este momento. No me parece mal que, además de los puestos, pueda haber una zona de restauración en la que la gente pueda hacer uso del espacio de otra manera. Los espacios se van reconvirtiendo en función de cómo los interpreta la sociedad y los mercados están imbuidos en ese proceso. Por otro lado, considero que los edificios necesitan un periodo largo de tiempo para ver cómo funcionan y cómo se relacionan con el ecosistema del barrio.

¿Por qué escogió este mercado de Barcelona?

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Siempre llego a hacer fotos con las cosas terminadas; pocas veces tengo la oportunidad de documentar el proceso. Una amiga me dio la oportunidad de visitar las obras en 2014; desde entonces, estuve haciendo fotos.

¿Cuánto tiempo lleva viviendo en la capital?

No soy de Madrid, pero me siento de aquí: soy la persona que soy actualmente debido a todo lo que he vivido en esta ciudad. Llegué en 2002, con 18 años, para estudiar fotografía en la escuela TAI. Y ahora, mi sentimiento de pertenencia lo vinculo a Madrid. Además, me relaciono con la ciudad de una manera bastante inusual.

¿Por qué?

Hago fotos de interiores por lo que me paso el día entrando en un montón de lugares. El lunes estoy en una casa del barrio de Salamanca; el martes, en una reforma de un piso de Lavapiés, realizado por una arquitecta; el miércoles, en un bar que acaba de abrir; el jueves, fotografiando un mural que va a desaparecer… Tengo una relación íntima con la ciudad; con una cara poco visible y que la mayoría de gente no tiene la oportunidad de ver.

¿Encaja lo que se ve por fuera de los inmuebles con lo que luego aparece dentro?

No siempre. Hay muchas sorpresas aunque en general, los barrios respiran en el exterior lo que son en sus interiores. Madrid es una ciudad mutante: todo el tiempo está en constante cambio. Una gran ciudad tiene una capacidad de transformación más rápida; es veloz. En Donosti, los bares son los mismos que hace 30 años.

Eso también es riqueza, ¿no?

A priori, no pienso que el cambio o la permanencia sea positivo o negativo. La diversidad urbana es buena.

¿Cómo surgió la idea de realizar un libro sobre los interiores de Madrid?

Fue un proyecto largo. El libro lo publiqué en 2015, pero llevaba ocho años preparándolo. Tras varios años trabajando en Madrid, me di cuenta de que quería contar ese relato de la ciudad; quería mostrar la ciudad diversa y compleja con la que me encontraba cada día. En el libro hay interiores muy diversos: comercios, casas de lujo, un sex shop... La evidencia de una ciudad muy rica.

Y... ¿la autoedición?

Desde el germen de la idea, el proyecto tenía que ser literario. Fui con el proyecto a muchos sitios: a todos les interesaba, pero no encontré a nadie capaz de apostar por él. Una vez que tuvo una serie de avales, arrancó. Aquí todo funciona así.

¿No le parece un poco frustrante?

Tampoco es algo que me haya pesado mucho. Además del interés que despertó Madrid Interior, monté una exposición con una selección de imágenes del mismo. La muestra ha estado en una decena de espacios y ha llegado hasta China (gracias al apoyo del Ministerio de Cultura). El libro lo tiene hasta la alcaldesa Manuela Carmena.

Cuatro años de fotos

La primera vez que Asier Rua entró en el mercado de San Antoni solo había un socavón: “Pensé que era una oportunidad”. Tras cuatro años fotografiándolo, ha condensado las imágenes en una publicación y en una exposición: Mercat Sant Antoni, objeto, obra, atmósfera.

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