El pulso irregular de Latinoamérica en pandemia
Los ingresos de casi la mitad de los hogares de la región aún no han vuelto al nivel prepandemia, a pesar de los paquetes de apoyo de los gobiernos
Los signos vitales de América Latina están volviendo lentamente a la normalidad tras el shock generado por la pandemia, pero muchos de ellos -como el empleo, los ingresos, la alimentación y la educación- aún no han vuelto al nivel previo a la crisis.
Casi la mitad de los hogares en la región aún no ha logrado que sus ingresos retornen al nivel prepandémico, pese a los programas de transferencia de dinero gubernamentales y de aumentos en las transferencias privadas.
Aunque la tasa de empleo registra cierta recuperación en algunos países, en la mayoría de ellos aún se mantiene por debajo de los niveles anteriores al embate de la covid -19. Peor aún, ha habido una disminución en la calidad de los empleos disponibles y del número de horas semanales de trabajo remunerado, según señalan un conjunto de encuestas del Banco Mundial y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) realizadas en 24 países latinoamericanos y del Caribe.
Los sondeos revelaron que América Latina y el Caribe está enfrentando una recuperación desigual de la pandemia, y que esta enfatizó las disparidades preexistentes en la región, donde los grupos más vulnerables y los más pobres se han visto afectados desproporcionadamente.
Realizadas por teléfono a mayores de 18 años, las encuestas examinaron el impacto de la pandemia en áreas esenciales para la recuperación regional tales como el mercado laboral, los ingresos y la seguridad alimentaria; el acceso de los hogares a servicios básicos como educación y salud (incluyendo a la vacuna contra la covid-19), internet, finanzas digitales; y la equidad de género.
Sus resultados son la clave para contar con datos concretos del alcance de la crisis y para recomendar medidas informadas que contribuyan a mejorar la calidad de vida en los países de la región, según dijeron las organizaciones.
Empleo, género y pandemia
Para la región en su conjunto, la tasa de empleo se ubicó en alrededor del 62%, casi 11 puntos porcentuales por debajo del nivel previo a la pandemia. Si bien es preocupante que la tasa de ocupación todavía no se haya recuperado, igual de preocupante es que la calidad del empleo disponible haya empeorado: las personas que sí trabajan lo hacen en peores condiciones y aquellos que no lo hacen, no encuentran puestos en el mercado laboral actual.
Cabe destacar que la recuperación de puestos de trabajo ha sido más lenta para los jóvenes, para aquellos con menos educación o capacitación formal y especialmente para las mujeres. Desde el inicio de la pandemia, la probabilidad de que las mujeres hayan dejado de trabajar es dos veces más alta que la de los hombres. Sumado a esto ha habido un aumento en las responsabilidades domésticas y, sobre todo, la supervisión de las actividades educativas de los niños.
La falta de empleo y la caída de los ingresos hace que la inseguridad alimentaria siga siendo motivo de preocupación para muchas familias. Aunque el acceso a los alimentos ha mejorado con relación a junio de 2020, cuando la pandemia estaba en su pico en la región, grandes sectores de la población actualmente siguen enfrentando carencias.
Según la encuesta, la inseguridad alimentaria aún afecta a casi una cuarta parte (24%) de los hogares en América Latina y el Caribe. Esto, a pesar de los esfuerzos realizados por los gobiernos a través de los programas de transferencias directas y otros beneficios implementados para ayudar a las familias.
El pulso de los servicios básicos
La encuesta indica que el acceso a servicios de salud ha recuperado los niveles previos a la pandemia, aunque la renuencia a la vacunación sigue siendo motivo de preocupación. Esto es algo que se da particularmente en los países del Caribe, los hogares rurales en toda la región y las poblaciones con bajo nivel educativo.
En cuanto a la educación, la tasa de asistencia a algún tipo de actividad educativa está por debajo de la participación previa a la pandemia. Además, el nivel y tipo
de participación varía significativamente entre países y al interior de cada país debido a la diversidad de contextos y acceso a la tecnología digital.
El sondeo muestra que el 86% de los niños y jóvenes en edad escolar recibe algún tipo de educación (presencial o remota). No obstante, se registra una amplia variación entre países: en Guyana y Guatemala el índice alcanza el 64%, mientras que en Perú y Chile asciende a un 95% y 97%, respectivamente.
Las consultas también mostraron un aumento en el uso de medios digitales de pago: un 26% de los encuestados dijo usar billeteras móviles. Los incrementos fueron más notables entre la población rural, la población mayor de 55 años y aquellos con bajos niveles de educación (primaria o menos).
El uso de transacciones digitales, como banca móvil o comercio electrónico, también aumentó, subrayando la importancia de las tecnologías digitales para mantenerse conectados económicamente o recibir algún tipo de asistencia monetaria.
Las encuestas telefónicas se realizaron entre agosto y septiembre en Brasil, y en el resto de la región entre mayo y julio. Cada llamada tuvo una duración de 25 minutos y se realizaron 1200 observaciones por país. Todos los detalles de la encuesta y sus resultados están en el siguiente vídeo:
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