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Paz nombra su primer gabinete en Bolivia sin líderes sociales y respaldado por empresarios

El nuevo presidente deja fuera del Ejecutivo a las organizaciones sindicales y campesinas, mientras empodera a exfuncionarios de los años 90 y a sectores vinculados con la exportación

Caio Ruvenal

Los dirigentes campesinos y líderes sindicales han dado paso a empresarios y curtidos funcionarios públicos. El recién asumido presidente de Bolivia, Rodrigo Paz, anunció este domingo su primer gabinete ministerial, que prescinde de los sectores y organizaciones sociales que gobernaron el país durante las dos últimas décadas. Predominan, más bien, los perfiles vinculados a los exportadores agrícolas de gran escala y a antiguos políticos de la llamada etapa neoliberal en Bolivia (1985-2006). “Seguramente algunos dirán ‘¿dónde están los sectores?’. Durante 20 años se los representó. Yo quiero preguntar dónde están el gas y el litio”, defendió el presidente, en un acto celebrado en el Palacio Quemado de La Paz.

Paz designó 15 ministros, cuatro menos que la anterior gestión de Luis Arce (2020-2025), del Movimiento al Socialismo (MAS). El recorte ha sido menor de lo que se especulaba, pero fueron sacrificadas carteras de peso como las de Medio Ambiente o Minería. El presidente aseguró que hizo la selección en base a la “meritocracia” y priorizando un perfil técnico; sin embargo, existen otros denominadores comunes, como el guiño al sector privado y la reincorporación de exministros conservadores.

Así lo sostiene el jefe de redacción del diario boliviano Opinión, Santiago Espinoza: “La cartera de Educación era históricamente como un botín del magisterio urbano-rural, un sector muy politizado. Ahora vemos una mujer [Beatriz García] que no viene de ahí; de hecho, es administradora de empresas vinculada a procesos de empoderamiento”. Desde el Gobierno de la Revolución Nacional de 1952, las asociaciones obreras y mineras han formado parte, de manera discontinua, del Ejecutivo boliviano como estrategia para resolver conflictos sociales. El expresidente aimara y cofundador del MAS, Evo Morales (2006-2019), recuperó esa relación para catapultarse y mantenerse en la silla presidencial.

En los últimos años, carteras como Trabajo, Desarrollo Rural o Cultura estuvieron ocupadas por representantes de la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Bartolina Sisa, la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales o la Confederación Sindical de Trabajadores Campesinos, organizaciones que han desaparecido del nuevo equipo de Gobierno. “Podrías justificar su ausencia en términos técnicos, pero en términos políticos es un riesgo, porque la capacidad de negociación y de interlocución con sectores demandantes será crítica. Es algo que ya está institucionalizado en Bolivia: no se puede gobernar sin tener un pie en la calle. Las organizaciones sociales están muy empoderadas”, comenta Espinoza.

Paz argumenta que ha prescindido de ese respaldo porque la “metodología” de Morales y Arce para escoger sus gabinetes “no dio resultado”. Culpa a esos gobiernos del peor crecimiento económico registrado por Bolivia durante este siglo y de la inflación de dos dígitos provocada por la escasez de dólares. Además, varios ministros sindicalistas estuvieron involucrados en polémicas y casos de corrupción. El nuevo jefe de Estado ha decidido apostar por representantes de grupos que considera capaces de paliar la crisis en el corto y mediano plazo, como la agroindustria.

El flamante ministro de Desarrollo Productivo, Óscar Justiniano, fue hasta hace poco presidente de la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz, capital económica del país. El de Planificación del Desarrollo, José Romero, presidió la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo, mientras que el de Obras Públicas, Mauricio Zamora, es dueño de negocios vinculados a la viticultura y la hostelería. Paz les encomendó seguir las cuatro líneas que promete para su mandato: “apertura al mundo, capitalismo para todos, acabar con el Estado tranca e iniciar un nuevo Estado desde las autonomías regionales”.

Bolivia, señaló el presidente, “está a punto de recibir una ingente cantidad de recursos del exterior, y la voluntad de inversión depende de nosotros: debemos dar acceso a los bolivianos a esos dólares e inversiones”.

El docente y doctor en Filosofía Política Óscar Gracia asegura que la meritocracia a la que alude Paz es un valor político asociado a los gobiernos de centroderecha. “El perfil tecnocrático del gabinete habla de un retorno a las formas más tradicionales de la burocracia estatal. El MAS apostaba antes por la lealtad política y por un sentido simbólico”.

En esa vuelta a las antiguas formas de gobernar, principalmente las de la etapa neoliberal, se inscriben algunos de los nombres más influyentes del gabinete. El ministro de la Presidencia, José Luis Lupo, ocupó distintos cargos ministeriales entre 1991 y 2002, mientras que el de Gobierno (Seguridad), Marco Antonio Oviedo, fue secretario del Interior durante el mandato de Jaime Paz Zamora (1989-1993), padre del actual mandatario, quien no ha dudado en brindarle sus antiguas armas.

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