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‘De Macedonia, con amor’, un documental que reivindica la indignación electoral que perdura en Venezuela

Más de 300 protestas en sectores populares se produjeron el 29 de julio en rechazo a los resultados de las presidenciales. El colectivo Hacha y Machete documenta cómo Nicolás Maduro perdió la legitimidad popular

protestas en venezuela
Un grupo de personas se manifiesta contra el Gobierno de Nicolás Maduro, el pasado 29 de julio en Caracas.Marina Calderon (For El Pais)
Florantonia Singer

Macedonia del Norte ha terminado siendo un meme sobre la crisis venezolana luego de las elecciones del 28 de julio. Desde ese país, según la versión de las autoridades chavistas, se gestó un ataque informático en contra de la página web del Consejo Nacional Electoral (CNE) que impidió entonces –y todavía- la difusión de los cuestionados resultados electorales, pero no la proclamación como ganador de Nicolás Maduro que este viernes jurará como presidente con el rechazo de buena parte de la comunidad internacional.

Un par de iniciativas ciudadanas se han apropiado del nombre del país de los Balcanes —cuyas autoridades han tenido que defenderse de las acusaciones chavistas— para apoyar la lucha opositora en la defensa del triunfo. Una es la página web macedoniadelnorte.com, que ha recopilado todas las actas oficiales de votación, analizado los datos y compilado videos de redes sociales en los que los que la gente o los propios militares que custodiaron los centros leen o muestran los resultados de esa noche. Otra está colgada en las redes sociales y cruzando ventanas de WhatsApp desde la tarde de este miércoles y ya enfrenta bloqueos en Venezuela, donde la censura digital se ha intensificado a la par del conflicto político. Lleva por nombre De Macedonia, con amor, un documental y también una plataforma que busca reivindicar el movimiento de indignación popular expresado en centenares de protestas espontáneas que sucedieron al día siguiente de las votaciones, lo que sus creadores llaman “el espíritu del 29-J”, un hecho que ha quedado soterrado los últimos meses en los que el chavismo ha huido hacia adelante, pero que vuelve a estar en el ambiente cuando la oposición espera volver masivamente a las calles este jueves en la víspera de la toma de la posesión.

“El 29 de julio se concretó el máximo miedo que el Gobierno ha tenido siempre de vivir una poblada o una insurrección popular similar a la que ellos han reivindicado del pasado”, dice por videollamada desde Barcelona Luken Quintana, fundador de Hacha y Machete, una iniciativa informativa digital de venezolanos en la diáspora que ha producido el documental. “Ellos han creado una narrativa durante muchos años que hizo mella en la consciencia de muchos venezolanos de que lo que pasó en el Caracazo justifica cualquier cosa, golpes de Estado, regímenes autoritarios y hegemonía. Entonces ¿qué justifica el 29 de julio?”.

Lo que se cuenta del 29 de julio en De Macedonia, con amor tiende hilos con los hechos del 27 de febrero de 1989, un estallido social que marcó un quiebre en la historia contemporánea de Venezuela y del que se ha apoyado la llamada revolución bolivariana que empezó Hugo Chávez para justificar su existencia. “Si el Caracazo del 27 de febrero fue el alzamiento de algunos sectores de la sociedad venezolana contra lo que era el sistema democrático y cómo estaba funcionando, el 29 de julio es la cara opuesta para reivindicar la democracia como manera de dirimir las diferencias”. En el documental también se revisa el significado del 13 de abril de 2002, otro pico de manifestación popular en rechazo al golpe de Estado contra Hugo Chávez que se ha vuelto uno de los pilares de la épica chavista.

El esqueleto de la documentación es una línea de tiempo que recoge minuciosamente todo lo ocurrido durante esas 24 horas de indignación, en las que se produjeron más de 300 protestas en todo el país que terminaron ahogadas por la represión. El documental está vivo, pues está va a seguir alimentándose de los videos, testimonios y denuncias de ese día que envíen quienes lo vean. En el mediometraje hablan defensores de derechos humanos como Rafael Uzcátegui, analistas, líderes comunitarios y personas que salieron ese 29 de julio a protestar contra la proclamación de Maduro. Gran parte de ellos aparecen con sus caras tapadas y sus voces distorsionadas por seguridad en con la estética cyberpunk que eligieron sus realizadores para el documental, para ironizar con la idea del supuesto hackeo informático que ha precipitado lo ocurrido en Venezuela después del 28 de julio.

En las últimas dos décadas, los venezolanos han perfilado su músculo de protesta. Son 25 años en los que se han registrado grandes oleadas de indignación que también han marcado el devenir autoritario del chavismo. Hasta 2024, apunta Quintana, gran parte de las manifestaciones por derechos políticos, como las de 2014, 2017 o 2019 habían sido encabezadas por sectores de clase media, al menos en Caracas. “Los sectores populares quizás antes estaban escépticos con el liderazgo de la oposición de entonces o poco convencidos de la que la situación con el chavismo tenía arreglo. Eso ha cambiado. Al menos desde 2015 el chavismo no es mayoría en el país, esas bases populares que le acompañaron ya no están y por eso vimos enormes protestas en comunidades históricamente chavistas”, explica el Quintana, un ingeniero civil con vocación política que lideró como estudiante aquellas manifestaciones de 2014 y 2017 antes de emigrar como millones de venezolanos. “Eso no descalifica los movimientos de protesta previos, pero el del 29 de julio marca un quiebre que les quita totalmente la legitimidad popular y no hay vuelta atrás en esto”. Uzcátegui en el documental lo califica como “la rebelión popular” más importante del país en los últimos 30 años. Así como la oposición ha usado las actas como la prueba de que ha ganado, en opinión de Quintana, las protestas que visibilizan en De Macedonia, con amor son la cara de esas actas y también avalan el rechazo de los venezolanos a otro gobierno de Nicolás Maduro.

Mañana la calle vuelve a medirse, en medio de un enorme despliegue policial y militar con el que el chavismo ha intentado disuadir a la oposición de expresarse. Para Quintana, el germen de la indignación sigue presente. “Los liderazgos tienen una responsabilidad enorme en esto, pues todos estamos llegando al momento de la verdad y creo que es difícil volver construir una base popular tan amplia alineada con un cambio como la que tenemos después del 29 de julio”.





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