Milei y Lula chocan por el modelo de Mercosur en la cumbre de presidentes
El ultraderechista habla de “anteojeras ideológicas” y pide que se permitan acuerdos bilaterales por fuera del bloque. El brasileño llama a defender “la igualdad de género, la lucha contra el racismo y la justicia social
Mercosur es “una prisión” y debe ser reformado cuanto antes “sin anteojeras ideológicas”. Javier Milei llevó su propia agenda a la reunión de presidentes del bloque sudamericano celebrada en Montevideo. El presidente ultraderechista dijo que Mercosur había sido para los argentinos “un escollo para el desarrollo” y lamentó que en 2005 los países de la región le dijeran “que no a Estados Unidos a un acuerdo de libre comercio en todo el continente”, el Alca. El brasileño Luiz Inácio Lula da Silva esperó su turno para responderle. “Un Mercosur fuerte y unido es un Mercosur interconectado con América del Sur y con los grandes temas de la agenda global”, dijo, y habló de “igualdad de género, justicia social y lucha contra el racismo”. Fue una lista de malas palabras para Milei, que considera a la justicia social y la igualdad de género una “aberración” de la “agenda woke” que tanto detesta y combate.
La Cumbre de este viernes se esperaba diferentes a las anteriores. Era motivo suficiente el anuncio de que, por fin, habían terminado después de más de 30 años las negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre Mercosur y la Unión Europea. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, consideró el acuerdo “un mensaje claro y poderoso al mundo”. “Este acuerdo no es solo una oportunidad económica, es una necesidad política”, dijo. Faltaba aún el segundo plato fuerte: el cara a cara entre Lula y Milei. Ambos apenas se cruzaron en Río de Janeiro a finales de noviembre. El brasileño lo recibió con un frío apretón de manos como anfitrión de la Cumbre del G-20. Este viernes, no hubo ni eso. Minutos antes del inicio de la reunión, el momento en que los presidentes charlan distendidos, se lo vio a Milei alejado del grupo, acompañado por su hermana, Karina Milei, y su ministro de Economía, Luis Caputo. Lula da Silva abandonó luego la reunión antes de tiempo y no se sumó a la foto de familia de la cumbre.
Milei y Lula no pueden pensar el mundo desde posturas tan distintas. Milei atacó sin matices al Mercosur apenas tomó la palabra como nuevo presidente pro témpore del bloque que también integran Uruguay, Paraguay, y desde este año Bolivia. “Las instituciones no hay que evaluarlas por las intenciones, sino por sus resultados”, dijo. Cargó contra el arancel externo común con que los socios protegen sus industrias nacionales y pidió, sin decirlo directamente, que se permita a los miembros negociar acuerdos bilaterales sin necesidad de acordar con el resto del bloque, como sucede ahora. “Debemos ganar autonomía sin dejar de respetar los acuerdos que nos hermanan” y a aflojar “las ataduras que hoy nos ahogan en vez de fortalecernos”, dijo Milei.
El reclamo de Milei coincide con el de Uruguay. La posibilidad de negociar por fuera del bloque chocó siempre con un muro en Brasil y también en Argentina, hasta ahora. Luis Lacalle Pou, el presidente saliente de Uruguay, fue la voz de ese reclamo durante sus cinco años de presidencia. “Las presiones para que Uruguay no firmara con China estuvieron presentes, con presidentes que ahora no están”, dijo, en referencia al peronista Alberto Fernández. “Me alegro de escuchar ahora a Milei. El cántaro tanto va a la fuente… ahora le dejo el cántaro. Está abollado y tiene algunas rajaduras y tal vez ahora tengamos suerte. Pero hay que lograrlo con buen modo, con buen tono”, le advirtió, en referencia a los excesos discursivos del argentino.
Lula, visiblemente cansado durante la reunión, se paró en las antípodas: “El Mercosur tiene un elemento crucial que le da fortaleza, más allá de su dimensión económica y comercial: su gente”; “la justicia social y la promoción de la educación no pueden ser un gasto”, “el modelo de integración que defendemos está dirigido a reducir las desigualdades, dentro y entre los países”. El brasileño habló también de “la libertad”, la muletilla de la nueva ultraderecha continental, con Milei como su portavoz privilegiado. “Es un componente esencial de una democracia sana”, dijo, si está asociada “con la protección de los derechos y libertades de los demás y del orden político mismo”. Al cierre de su discurso, recordó las palabras pronunciadas por su amigo, el expresidente José Pepe Mujica, en la sede de las Naciones Unidas en 2013: “Soy del Sur y vengo a esta Asamblea desde el Sur. Llevo conmigo inequívocamente a los millones de compatriotas pobres, en las ciudades, en los desiertos, en las selvas, en las pampas, en las depresiones de América Latina, patria de todos que se está formando”. El encuentro de presidentes duró poco más de una hora y Lula se ausentó de la foto de familia. Fue una devolución de favores a Milei, que hace dos semanas se ausentó del retrato final de la cumbre del G-20 organiza por el brasileño.
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