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El Constitucional de Bolivia ratifica que Evo Morales ya no puede ser candidato presidencial

La decisión se conoce cuando el expresidente, que afronta su peor momento político, acababa de suspender la huelga de hambre

Evo Morales, durante la huelga de hambre que finalizó este viernes
Evo Morales, durante la huelga de hambre que finalizó este viernes.LUIS GANDARILLAS (EFE)

Evo Morales vive su peor momento político desde que intensificó su batalla contra el presidente boliviano, Luis Arce, por el liderazgo de la izquierda del país. Acababa de suspender la huelga de hambre que inició la semana pasada y también los cortes de caminos que sus seguidores cumplían hace casi un mes sin lograr ninguna concesión del Gobierno. Justo entonces, este viernes, el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) difundió una sentencia que no solo confirma su inhabilitación para postularse a la presidencia, que ya había sido fallada previamente, sino que la amplía para impedirle ser vicepresidente o presidente de las Cámaras legislativas.

El argumento es que “el fin del Constituyente, a partir de lo determinado por la Constitución” es “evitar de cualquier modo” que una autoridad electa esté más de 10 años en su cargo en el Poder Ejecutivo, es decir, más dos gestiones continuas o discontinuas. Morales sobrepasó ese tope con creces, pues gobernó casi 14 años, entre 2006 y 2019. La nueva sentencia, solicitada como una aclaración de otra emitida a fines de 2023, señala, además, que alguien que ya ha cumplido el máximo de tiempo permitido no puede ser vicepresidente ni presidente de las Cámaras, ya que eso lo pondría en la línea de sucesión de un presidente que no podría reemplazar. Hasta ahora Morales no se ha pronunciado sobre el fallo. Arce no ha sido afectado por el mismo, porque hasta ahora solo ha ocupado su cargo por cuatro años.

El presidente no ha podido disfrutar de este desenlace porque el país sigue convulsionado por la escasez de combustibles, la crisis económica y la pelea interna del Movimiento al Socialismo (MAS), que impidió que leyera el informe sobre su cuarto año de gestión en el Parlamento, como es tradicional, por temor a agresiones de los evistas. Arce tuvo que hacerlo ante la fachada del Palacio Quemado, la sede histórica del poder político en Bolivia, rodeado de sus funcionarios.

“Se ha determinado que el hermano Evo Morales pueda levantar la huelga de hambre a exigencia de las seis federaciones [de campesinos cocaleros] y el hermano Evo Morales ha aceptado”, fue la única explicación que se dio a la suspensión del ayuno del exmandatario. Antes, Morales había insistido en su pedido de que los bloqueos de caminos de sus adherentes cesaran, aunque el Gobierno no hubiera accedido a dialogar con el expresidente ni mucho menos concedido los dos principales requerimientos del movimiento: que la fiscalía deje de perseguir a Morales dentro de una investigación de “estupro y trata de personas” y que el Estado lo habilite como candidato presidencial para las elecciones de 2025; al revés, esta posibilidad se ha alejado con la nueva sentencia del Constitucional.

Tampoco los casi 80 detenidos en los bloqueos han sido liberados, como pedían los huelguistas. Los dirigentes campesinos acordaron una “pausa humanitaria de 72 horas”, pero es improbable que vuelvan a la batalla después de este plazo porque existen signos de cansancio en sus filas.

Tras los cortes de rutas, el Gobierno no ha logrado restablecer completamente el sistema de dispendio de gasolina, así que las colas ante las estaciones de servicio continúan. La escasez de diésel, por otra parte, es constante desde hace meses. Por esta razón se anticipan numerosos paros y protestas de los sectores transportistas y productores para los próximos días.

Según las oposiciones evista y tradicional, el que la escasez persista tras los bloqueos demuestra que tenía una causa diferente. La atribuyen a la falta de dólares del país, que impide que el Gobierno importe combustibles en la cantidad que es demandada por la población.

Los yacimientos de hidrocarburos de Bolivia se han ido agotando en los últimos años. Por eso, el país necesita importar más gasolina y diésel y, al mismo tiempo, tiene menos ingresos en divisas para hacerlo. Actualmente, las reservas de dólares no alcanzan ni para pagar un mes de importaciones. En estos días se ha denunciado que, para conseguir liquidez, el Banco Central se dispone a vender una parte de las 22 toneladas de oro que posee y que la ley le prohíbe tocar. La falta de dólares ha dado lugar a una devaluación “de facto” del 57%, que está encareciendo los productos importados. Algunos analistas creen que en enero próximo Bolivia volverá a tener una inflación interanual de dos dígitos, lo que no ocurría desde fines de los años 80. La inflación superó el 7% hasta octubre de 2024.

Los evistas se vengaron de su derrota en las calles montando una escena en la Asamblea Legislativa. Lanzaron flores, agua y algunos objetos ligeros contra el presidente de esta y, simultáneamente, vicepresidente del Ejecutivo David Choquehuanca. Por esta razón, se suspendió la sesión y Arce no pudo asistir para pronunciar el discurso habitual cuando un presidente concluye un año de gestión. En el que finalmente dio, rechazó los “actos vandálicos” de sus rivales, responsabilizó de los problemas de los últimos cuatro años a las crisis internacionales y al sabotaje de su ex mentor político Evo Morales. “Mi Gobierno ha sufrido todos los efectos globales; sin embargo, por increíble que parezca, las mayores adversidades que enfrentó provinieron de fuentes internas que no han descansado en su intento por hacer naufragar al Gobierno”, argumentó. Por su parte, Morales escribió en X: “Al culminar su cuarto año, el Gobierno de Luis Arce traicionó al pueblo boliviano… Es un Gobierno neoliberal en lo económico, antipopular en lo social y, autoritario y represivo en lo político”.


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