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Venezuela estudia prohibir la presencia de observadores electorales internacionales

El chavismo impulsa en la Asamblea Nacional una ley que endurece la fiscalización estatal de las ONG y avanza en la creación de una Comisión Nacional contra el Fascismo

Nicolás Maduro mantiene una reunión de trabajo con el Consejo de Estado y el Consejo de Defensa de Venezuela, para enfrentar lo que considera un 'ataque violento' a la sociedad venezolana y al Estado por parte de los grupos de extrema derecha,  en el Palacio de Miraflores, el 12 de agosto de 2024.
Nicolás Maduro mantiene una reunión de trabajo con el Consejo de Estado y el Consejo de Defensa de Venezuela, para enfrentar lo que considera un 'ataque violento' a la sociedad venezolana y al Estado por parte de los grupos de extrema derecha, en el Palacio de Miraflores, el 12 de agosto de 2024.Prensa Miraflores

El entuerto político planteado en Venezuela con los resultados de las pasadas elecciones presidenciales del 28 de julio está siendo enfrentado por los altos mandos revolucionarios del chavismo con un agresivo proceso de radicalización, para el cual se adelanta un nuevo andamiaje legal que le sirva de soporte. En cadena nacional de radio y televisión, el presidente Nicolás Maduro ha reunido en la Casa Amarilla, sede de la cancillería, al Consejo de Estado y el Consejo de Defensa Nacional ―es decir, la plana dirigente de los poderes públicos y el alto mando militar― con el objeto de analizar el cuadro político actual del país e ir adelantando una serie de leyes “antifascistas”, que presumiblemente le permitirán avanzar sobre la oposición.

El presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, criticó duramente a los miembros del panel de expertos de Naciones Unidas, que anunciaron que darán a conocer los resultados de la observación hecha por sus técnicos en las pasadas elecciones presidenciales del 28 de julio. El informe no se ha hecho público. Rodríguez no había perdonado que el Centro Carter considerase las elecciones venezolanas como “no democráticas”. Ahora calificó a los funcionarios de la ONU de “basura sin palabra”, porque, argumentó, “firmaron diciendo que [su informe] tendría un carácter privado, y ahora lo van a hacer público”. Luego fue más allá y propuso “una reforma de las leyes electorales de Venezuela para que nunca más un extranjero venga a tomar posición sobre nada que tenga que ver con las elecciones (...). ¿Por qué tienen que venir?, ¿a cuenta de qué?, ¿qué tipo de capacidad tienen?”. Este ha sido hasta ahora el tono predominante de los altos mandos chavistas frente a las denuncias de fraude electoral.

Rodríguez, uno de los operadores políticos privilegiados de Maduro, había anunciado un día antes que retomarán la segunda discusión de la Ley de Fiscalización de Organizaciones No Gubernamentales, que endurece el control sobre todas las asociaciones civiles del país. Ha dicho también que la Cámara, controlada por el chavismo, abrirá un debate “para condenar el ciberfascismo perpetrado por un sector terrorista de la oposición venezolana, y respaldar la creación de una Comisión Nacional contra el Fascismo, el Odio y la Violencia.

Maduro ha asumido la victoria de las pasadas elecciones presidenciales con todas sus letras, pese a las múltiples demandas que la oposición y parte de la comunidad internacional hacen al Consejo Nacional Electoral (CNE) para auditar los resultados.

Al acusar a sectores de la oposición venezolana de ser la expresión criolla de la extrema derecha, Maduro hizo primero una reflexión sobre el fascismo y sus orígenes como un mal universal. Abundó sobre “la complicidad de las potencias occidentales” en su desarrollo, haciendo un expreso apartado para referirse al franquismo español como una variante del nacionalsocialismo europeo.

Sin abandonar el tono amenazante, Maduro enfatizó en torno a la necesidad de preservar la paz del país, y reiteró que no habrá tolerancia con los intentos por subvertir el orden público “por la oposición fascista venezolana”.

El Fiscal General de Venezuela, Tarek William Saab, habla durante la reunión de trabajo con Nicolás Maduro, el 12 de agosto.
El Fiscal General de Venezuela, Tarek William Saab, habla durante la reunión de trabajo con Nicolás Maduro, el 12 de agosto.Prensa Miraflores

“En tiempo récord se restableció la paz tras los hechos violentos luego del 28 de julio [día de las elecciones]. La mayor vacuna contra los delitos de odio propagado desde redes sociales es la justicia oportuna, contundente y valiente. El objetivo es intimidar a la sociedad y establecer un Estado de terror. Ya en otras oportunidades ha sucedido”, comentó.

Rodríguez hizo un largo alegato para condenar lo que consideró el daño que hacen las redes sociales a la tranquilidad individual y colectiva de la sociedad. “Son hoy el mayor peligro que existe en contra de la libertad”, sentenció.

Esta sería la primera vez que el chavismo rompe de manera tan radical y expresa con la dinámica de las redes sociales, un capítulo de la globalización en el cual Hugo Chávez siempre quiso participar, por su carácter estratégico en la promoción de contenidos políticos e ideas, y que ha sido explotado por el madurismo de manera sofisticada y persistente en estos años, particularmente en TikTok.

Las redes sociales son, hasta el momento, el único espacio en el cual se desarrolla un debate público relativamente abierto y desprovisto de censura en Venezuela.

Por su parte, el fiscal general, Tarek William Saab, se refirió a las masivas protestas populares posteriores a la cita electoral, argumentando que han formado parte de “una escalada golpista”. “Quieren imponer una revolución de colores, la situación de Ucrania, debemos recordarlo, todo financiado por los Estados Unidos”.

Para Saab, los 25 muertos, cientos de heridos y miles de detenidos y desaparecidos desde aquella noche, en la cual la oposición venezolana clamó por su victoria electoral con Edmundo González Urrutia como candidato, fue “un llamado a derrocar un Gobierno legítimamente electo, con trágicos saldos de violencia y muerte”.

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