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EXTREMA DERECHA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La encrucijada de la derecha

Los líderes más llamativos de la derecha han ido arrinconando y estigmatizando a la derecha moderada, a la que acusan de vergonzante e ineficaz

Toma de protesta de Javier Milei en Argentina
Seguidores de Javier Milei, a las afueras de la Casa Rosada, en Buenos Aires, el 10 de diciembre de 2023.Enrique García Medina (EFE)

Donald Trump, Marine Le Pen, Nayib Bukele y Javier Milei son exponentes que reflejan la encrucijada de la derecha a escala mundial. Cada uno de ellos encarna la reacción frente a un problema real de nuestras sociedades.

Trump, en Estados Unidos, expresa la opinión de quienes consideran que la agenda de las minorías, defendida por el establecimiento bien pensante, ha terminado por arrinconar a los demás ciudadanos que no se sienten representados, ni están de acuerdo con muchas de las políticas en la materia. Le Pen, en Francia, pone el dedo en la llega en la migración desbordada y los problemas de integración de comunidades étnicas que no comparten los valores occidentales y, en varios casos, son antidemocráticas.

El salvadoreño Bukele es el vocero del ciudadano desprotegido que observa cómo el discurso de los derechos humanos conduce en la práctica a la protección de los delincuentes y violentos dejando a la ciudadanía expuesta al miedo y la inseguridad. El argentino Milei es la revuelta del ciudadano contribuyente contra el burócrata corrupto, clientelista e ineficiente.

Los cuatro son populares y populistas. Sus ideas son simples y simplistas. Viven de la polémica. Dependen de las redes sociales y de sus enemigos que magnifican su importancia. Se apropian de la “mayoría silenciosa”, a la que dicen representar, compuesta por los ciudadanos que trabajan y producen, pero no tienen agenda definida ni participan activamente en la política.

Todos son enemigos de las organizaciones multilaterales a las que acusan de ser ineficientes e incoherentes en su accionar. Desconfían de las ONG cuyo accionar está sesgado por su financiamiento y que disfrazan sus verdaderos intereses ideológicos. Denuncian la supuesta imparcialidad de los medios de comunicación a quienes señalan de ser voceros de los grandes poderes económicos y políticos.

Tienen también matices que los diferencian. Bukele es antiestadounidense. Le Pen en nacionalista e intervencionista en economía. Milei es libertario y moralista. Trump es amoral y justifica cualquier negociación siempre y cuando genere dinero.

Los líderes más llamativos de la derecha han ido arrinconando y estigmatizando a la derecha moderada a la que acusan de vergonzante e ineficaz. Las urnas electorales muestran que estos nuevos liderazgos ganan espacio en los sectores tradicionales, pero también han mordido, con mucho éxito, el voto popular que era el bastión de la izquierda. Poco a poco pasan de minorías a convertirse en fuerzas políticas que no pueden ser ignoradas y sin las cuales es imposible gobernar.

El problema de su posicionamiento es que muchas de sus propuestas, por su fuerte contenido ideológico, no son viables. Construir muros, prohibir el islam, acabar con el banco central o meter presos a miles sin haberlos juzgado, no resuelve los problemas. En el corto plazo pueden producir resultados, pero no son sostenibles. La derecha puede obtener réditos electorales inmediatos, pero los fracasos de estas políticas serán históricamente costosos.

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