América Latina: malestar, desigualdad y ausencia de un objetivo colectivo para trascender los problemas domésticos
El director de EL PAÍS América, Jan Martínez Ahrens; el exministro de Educación peruano Jaime Saavedra y el politólogo Alberto Vergara discuten en el Hay de Arequipa sobre el descontento generalizado de la región
Un continente profundamente inmóvil, donde sus habitantes están atrapados entre pisos y techos pegajosos con un efecto perverso: a los pobres les impide escalar y a los ricos los salva de ser pobres. El politólogo peruano Alberto Vergara plasma esta teoría del edificio averiado en su última entrega editorial, Repúblicas defraudadas. ¿Puede América Latina escapar de su atasco?, libro que sirvió de punto de partida para uno de los eventos más concurridos y que más expectativa despertó en el Hay Festival Arequipa 2023.
A la mirada académica de Vergara, se sumó el profundo conocimiento de la región de Jan Martínez Ahrens, director de EL PAÍS América, y también el dominio del sector educativo del economista Jaime Saavedra, exministro de Educación peruano en dos periodos presidenciales. Moderó la mesa, con una participación sumamente activa en la discusión, la periodista y lingüista Patricia del Río, en el auditorio del Colegio de Abogados de Arequipa, ciudad que vibró durante cuatro días, con un centenar de invitados nacionales e internacionales.
La promesa republicana, dice Vergara, es defraudada a diario, independientemente de los colores políticos del gobierno de turno. Los estallidos sociales, los votos de protesta en las urnas, y la desazón puesta de manifiesto en las encuestas son el reflejo de una gran crisis de legitimidad donde la ciudadanía ve frustrada la posibilidad de hacerse cargo de sus vidas. “La gente es consciente de esta ausencia de libertad. Ni tu esfuerzo ni tu talento te permiten salvarte de tu designio. Apenas el 0,5% de quienes nacen en el quintil más pobre podrán trasladarse al quintil más rico. La criminalidad es el mecanismo de ascenso social en América Latina contemporánea”, explica Alberto Vergara.
Jan Martínez Ahrens, por su parte, hizo hincapié en que la alternancia política no ha garantizado que se resuelvan los problemas estructurales de los latinos. “Los gobiernos cambian, se celebran elecciones, pero el ciudadano se da cuenta de que los problemas se repiten. La alternancia es una condición necesaria, pero insuficiente. El ciudadano vota pero no tiene influencia una vez que ha votado. Ese es el trecho que le hace falta a Latinoamérica: una eficacia democrática que aún no tiene”, describe.
La educación es un asunto sensible en buena parte de la región, pero sobre todo en el Perú, donde apenas el 50% de los niños que acaban la primaria entienden lo que leen. En 2011, el porcentaje era peor: solo un 20%. A pesar de la reducción, el asunto no deja de ser preocupante. “La educación nos permite ser libres. Sin educación vas a hacer lo que puedas, no lo que quieras. Estamos en un país extremadamente inequitativo, con maestros que no tienen las capacidades mínimas para darle a los chicos competencias fundamentales como la comprensión de lectura. Y sin esa competencia no lograrán otras en su proceso de formación”, señala Jaime Saavedra, quien es defensor de un Estado fuerte que regule al sector privado.
El economista que encabezó la reforma educativa en el Perú, que tantos callos ha pisado en los pasillos del Congreso, se refirió también al agujero que se produjo durante la pandemia por la decisión gubernamental de clausurar los colegios para supuestamente evitar los contagios a pesar de que no existía evidencia alguna. “América Latina y Asia del sur tuvieron un inaceptable cierre de escuelas por dos años. Son dos años de adolescencia o niñez en los cuales la escuela desapareció. Desapareció como elemento de cohesión social”, añade el ministro de Educación en los gobiernos de Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski.
Bajo su perspectiva, Jan Martínez Ahrens sostiene que aunque existen constantes políticas que se repiten en la región, los ideales e intereses son muy distintos entre una nación y otra. La falta de una visión conjunta es, a su modo de ver, el punto neurálgico. “En Europa hay una unión de valores más poderosa de la que hay en América Latina a pesar de que varios países tienen trayectorias históricas diferentes y hablan idiomas diferentes. La Unión Europea encarna valores básicos de cooperación y solidaridad. A América le falta un objetivo. Algo que haga tracción y que consiga que los países latinoamericanos, que en gran parte tienen elementos comunes, puedan trascender sus problemas domésticos. Estados Unidos pudo haberlo hecho, pero Estados Unidos no comparte valores, los impone”, señala el director de EL PAÍS América.
En el último tramo del evento, Alberto Vergara puso la alerta sobre la política peruana y su deterioro democrático. “Si no somos conscientes del proceso de desmantelamiento que está sucediendo en el Perú de los mecanismos que permiten la convivencia civilizada como lo es la democracia y el Estado de derecho, cuanto más tiempo pase para involucrarnos, lo que habrá que hacer será mayor. No podemos creer que la democracia es un artefacto que puede sobrevivir al margen de la voluntad de la ciudadanía. Una ciudadanía pauperizada como la nuestra. Por eso se le debe exigir compromiso a las élites”, dijo.
La novena edición del Hay Festival en Arequipa registró 26.000 asistentes presenciales y 44.000 visiones digitales hasta la fecha. “La reflexión colectiva en temas como democracia, cuidado del ecosistema y nuevas formas de habitar en ciudades a través del pensamiento, la literatura y el periodismo, buscando nuevos paradigmas ha sido una parte importantísima de esta edición. Nos deja mucho material y energía para preparar una décima celebración”, resume, con optimismo, Cristina Fuentes La Roche, directora internacional del Hay Festival.
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