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Un plan para que la sed de minerales clave para la transición energética no acabe con los ecosistemas

El objetivo, impulsado durante la COP16 de biodiversidad por Colombia, es tener un marco global de trazabilidad en 2025. Las mayores reservas de níquel, cobre y tierras raras están en ecosistemas como los bosques de Borneo o la selva amazónica

Panel del compromiso global para un acuerdo internacional sobre trazabilidad de la cadena de suministro de minerales, impulsado durante la COP16, en Cali, Colombia. El 29 de octubre de 2024.CHELO CAMACHO

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Evitar un mayor y catastrófico cambio climático implica que, a nivel mundial, no solo se dejen atrás combustibles como el petróleo, el gas y el carbón, sino aumentar masivamente las fuentes de energía renovable. Pero este objetivo — que se quiere lograr rápido— viene con una suerte de paradoja: la construcción de paneles solares, eólicas y carros eléctricos necesita un gran insumo de minerales, y muchos están escondidos bajo icónicos ecosistemas que albergan la biodiversidad de planeta.

Suneeta Kaimal, presidente y CEO del Natural Resource Governance Institute arroja unas cifras para explicar el dilema. “En la República Democrática del Congo, donde se encuentra la segunda selva tropical más grande del mundo, están la mitad de las reservas del cobalto. Indonesia, uno de los países más megadiversos, contiene el acervo más grande de níquel. Y, en Brasil, un tercio de los minerales que se necesitan para la transición energética los guarda la Amazonia, incluyendo los mayores depósitos del mundo de tierras raras, esenciales para las eólicas y los vehículos eléctricos”.

Suneeta Kaimal, presidente y CEO del Natural Resource Governance Institute, durante el panel de compromiso global para un acuerdo internacional sobre trazabilidad de la cadena de suministro de minerales, en la COP16.CHELO CAMACHO

Además, comenta, muchos de los países con altos recursos minerales, la mayoría en el sur global, no tienen Gobiernos transparentes. “Para dar un ejemplo, el 94% de las tierras raras y el 70% del cobalto se extraen en países mal clasificados en el Índice de Percepción de Corrupción de Transparencia Internacional”, asegura.

En un intento para que extraer los minerales necesarios para la transición energética – también llamados minerales críticos – no implique el detrimento de los ecosistemas, ni se repita la amarga historia de los boom mineros, Colombia lanzó la propuesta de crear un acuerdo internacional sobre la trazabilidad de la cadena de estos minerales. El anuncio lo hizo durante la cumbre de biodiversidad, COP16, que se desarrolla en Cali.

“Todos los aquí presentes estamos en el mismo punto: queremos caminar para llegar a un acuerdo internacional sobre minerales”, dijo el viceministro de Ambiente de Colombia, Mauricio Cabrera, explicando que se trata de algo sobre lo que venían “confabulando” desde uno años con personas que conocen el sector minero y que han visto de primera mano los estragos que deja atrás. No solo en Latinoamérica, sino en Asia y África.

El documento propone que se forme un grupo de trabajo que diseñe un plan para extraer los minerales esenciales de manera responsable, fortalecer la capacidad técnica y científica de los países, y crear un marco internacional vinculante sobre trazabilidad, transparencia y rendición de cuentas a lo largo de toda la cadena de valor de los minerales. La idea es que este plan sea presentado en un año, durante la COP30 de cambio climático que se hará en Belén de Pará, Brasil.

Aunque el corazón de la petición de Colombia son los minerales necesarios para la transición energética, el viceministro también habló del oro, un metal cuyo precio ha subido más del 30% en 2024 a nivel global, volviéndose más atractivo. “Hemos visto como el mercurio se sigue usando en Colombia, aún cuando es ilegal, afectando a las comunidades cercanas”, recordó.

Un plan para ser conscientes del camino de los minerales

La trazabilidad de los minerales suele ser entendida desde la geografía. Es decir, que la empresa que usa un mineral en China, no solo sepa de qué lugar del mundo se extrajo, sino que tenga certeza del recorrido que hizo. Sin embargo, como dice Kaimal, una trazabilidad real debe ir más allá. “Hay que pensarlo como si un mineral fuera un humano. Qué le ocurre desde el punto de vista económico, social, de derechos humanos y de gobernanza a medida que pasa por los distintos eslabones de la cadena”.

La experta hizo parte de un panel que convocó António Guterres, secretario General de la ONU, después de que los países del G77 se quejaran de que las conversaciones sobre minerales de transición estaban enfocadas en las necesidades de los países consumidores, y no se tenía en cuenta ni el impacto negativo que tienen en sus países, ni la oportunidad que pueden representar.

El panel, que incluyó a representantes de países de ingresos altos, medios y bajos, así como bancos multilaterales, comunidades indígenas y al sector minero, estableció principios necesarios para que la justicia y el medio ambiente estén en el centro de su extracción. También aconsejó crear un marco global para la trazabilidad y la rendición de cuentas. “Los reportes que producen estos paneles solo son información que se da y se necesitaba que un país tomara el liderazgo para invitar a crear este marco”, agrega Kaimal. “Colombia lo hizo”.

Para ella, el marco que se desarrolle a lo largo de este año debe tener dos cosas, además de la trazabilidad, para ser exitoso. Una es que hable sobre el rendimiento de cuentas. “Ya hay empresas, compradores e inversores que buscan la transparencia de los minerales, aunque no siempre con altos criterios”, comenta. “Ahora debemos saber qué hacer con esa información que recopilamos”. En otras palabras, el marco tiene que establecer que, cuando algo en el proceso sale mal, ya sea a nivel social o ambiental, se debe saber quién es el responsable. El segundo punto que sugiere es que se establezcan zonas a nivel mundial en donde quede prohibido hacer minería, así se trate de productos necesarios para la transición energética.

El reto ahora será convencer al resto de países para que se unan a la petición. De aquí a finales de 2025 deberán elevarlo a las naciones reconocidas por la ONU para que se unan, formar el grupo y proponer el marco. Será un plan contrarreloj y en un momento urgente, sobre todo cuando la Agencia Internacional de Energía ha estimado que la demanda de minerales críticos se cuadruplicará para 2040.


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