Ubuntu, la palabra que puede cambiar el modelo de desarrollo en Colombia
Dentro de esta filosofía panafricana que promueve la vicepresidenta electa Francia Márquez, el diálogo con la naturaleza es parte del deber ser de las personas. El cuidado al medio ambiente debe ser uno de los retos principales de su Gobierno
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Este 7 de agosto llegarán a la Casa de Nariño dos figuras que están haciendo historia en Colombia: Francia Elena Márquez Mina como la primera mujer negra y afrocolombiana en llegar a la vicepresidencia, y Gustavo Francisco Petro Urrego como el primer mandatario de un partido de izquierda que logra vencer al uribismo, que por 20 años había puesto presidente. Pero sus logros no se limitan a eso. Ambos están haciendo historia porque están situando el cuidado de la vida como la prioridad del nuevo Gobierno. La vicepresidenta ha dejado en claro que la agenda ambientalista y de justicia social es una urgencia y su trayectoria nos permite asegurar que estas prioridades serán parte significativa de su agenda. Por otro lado, el presidente se ha encargado de presentar sus objetivos a través de dos modelos iniciales: Paz total y el Acuerdo Nacional, unas propuestas con las que pretende crear un frente político y social unido con el que se pueda gobernar sin obviar las diferencias, sino acogerlas para evitar la polarización.
En las promesas del nuevo Gobierno colombiano vemos la encarnación de una filosofía que nos presentó Márquez en su inicial candidatura presidencial, el ‘soy porque somos’ que parece permear en la manera en que se ha proyectado, previo al posicionamiento oficial, lo que se verá durante los próximos cuatro años. En la conferencia de Ubuntu: una palabra que puede cambiar cómo trabajamos, vivimos y lideramos, Shola Rirchards plantea la necesidad de que las sociedades reconozcan lo relevante que es la interdependencia, la empatía y la amabilidad a la hora de construir un sentido amplio de comunidad. Este sistema de pensamiento resuena en muchas de las elecciones que el nuevo jefe de Estado ha hecho, por ejemplo, con su Gabinete de ministras y ministros.
Dentro de esta filosofía panafricana, el diálogo con la naturaleza es parte del deber ser de las personas, lo que significa que el cuidado al Medio Ambiente debe ser uno de los retos más importantes a afrontar. La movida política, que está en sintonía con este priorizar el cuidado de la vida, se hizo al nombrar a Susana Muhammad como ministra del Medio Ambiente, quien en sus primeras declaraciones advirtió que no habrá más pruebas de fracking para buscar remanentes de gas, ni se usará el químico glifosato para acabar con los cultivos ilícitos de coca. Un Gobierno que tiene como vicepresidenta a una lideresa ambiental no puede obviar lo significativo que son los recursos naturales a la hora de construir un bienestar colectivo. Por esto, la misma ministra hace referencia al cuidado de los territorios como parte de ese cuidar también a la gente que los habita. Entender que lo que hace que un proyecto gubernamental sea sostenible se conseguirá a través de acciones que atiendan las necesidades sistémicas; ni individuales ni particulares.
El Ubuntu nos invita a cambiar la mirada, nos invita a buscar herramientas para ver que cada decisión, cada movimiento tiene unas repercusiones que siempre serán relevantes; es, en otras palabras, dejar de pensar en la parte por el todo y ver el todo en cada parte. Una razón más para dimensionar, en las decisiones tempranas del nuevo poder ejecutivo colombiano, lo imperativo de ir a la raíz de muchos problemas que actualmente aquejan a la población.
Un ejemplo de esto lo vemos con la necesaria alianza entre la reforma agraria, el fin del glifosato y la ejecución de los Acuerdos de Paz, tres propuestas de Petro y Márquez. Sin justicia económica, social y ecológica no habrá un plan de Gobierno sostenible ni satisfactorio. Se hace también obligatorio prever los desafíos que implica aplicar esta filosofía, pues habrá ocasiones en que las altas expectativas que tienen las personas que votaron por Petro y Márquez puedan verse afectadas por la realidad. Este puede ser el caso de la prometida Paz total que desea no solo implementar los Acuerdos de Paz, sino que además se ha puesto como meta crear nuevos acuerdos con cualquier organización armada que amenace el bienestar en el territorio nacional. Danilo Rueda, nuevo comisionado de Paz ha señalado que la idea de Paz total solo podrá ser sostenida en el tiempo si se confronta con las dilemas del país; algo que él mismo ejemplifica cuando se refiere a la violencia que se ha reciclado en Colombia con la proliferación de nuevos grupos cuando otros se desmovilizan; ese ciclo es una de las amenazas más importantes a considerar a la hora de abrir diálogos con las nuevas disidencias. Danilo Rueda cuenta con experiencia en procesos de reconciliación entre víctimas y exparamilitares, exguerrilleros y miembros del ejército.
La apuesta por la vida es también una apuesta por un liderazgo diferente y las elecciones del nuevo Gobierno nos están revelando que ahora la batuta la tendrán personas que han trabajado con distintos sectores políticos, étnicos y sociales. Elegir a Leonor Zalabata como la nueva embajadora de Colombia frente a la ONU es una muestra de ese compromiso. La elección de quien fue comisionada de Derechos Humanos por la Confederación Indígena Tayrona y representante de la Comisión Nacional de los Pueblos Indígenas de Colombia muestra una apuesta por un trabajo de base que tenga una perspectiva de cumplimiento a los Derechos Humanos, que vele por la Paz, los pueblos étnicos y los movimientos sociales.
La sostenibilidad es un concepto transversal a múltiples conversaciones que se están teniendo sobre lo que se espera que pase en la nueva administración. Otro gran foco de esta transformación recaerá en la nueva ministra de Agricultura, Cecilia López, para llevar a cabo la reforma agraria que quiere reconocer a la que, según sus propias palabras, es población campesina más grande de América Latina; la funcionaria también se propone dejar de depender de la minería, un territorio de disputa social en múltiples ocasiones en el pasado.
Reiterar que Colombia está hambrienta de justicia y reparación es esencial para este inicio que se aproxima. La gente demanda que las nuevas políticas y la nueva normatividad vengan acompañadas de coherencia, lo que también representa ánimos de constancia. Dar paso a conversaciones conscientes que sepan que cada sector funciona a través de otro, esa consciencia sobre la interdependencia que puede llevarnos a soluciones más solidarias, al menos esa es la expectativa con la que se posicionarán la vicepresidenta Francia Márquez y Gustavo Petro.