Ricardo Uribe, el ‘tropicalizador’ del aguacate Hass
En las manos de este paisa estuvo el primer árbol de la variedad que se sembró en Colombia y el primero en el mundo en ser cultivado en el trópico. Esta apuesta hoy es Cartama, una empresa con 700.000 árboles en 18 municipios, 2.000 empleados y una proyección de ingresos por exportaciones, para 2024, de 80 millones de dólares
En 2000, Colombia no tenía sembrado un solo árbol de aguacate Hass. Hoy, esta fruta es la más exportada del país, con 183.000 toneladas, según el informe más reciente del mapa regional de oportunidades. Ese primer árbol lo sembró Ricardo Uribe (Medellín, 49 años) en un terreno de 10 hectáreas, en Rionegro, como parte de un experimento con altísimas dosis de fe. Su padre, Luis Carlos Uribe, apasionado por el campo y quien presidió Grupo Familia por más de 30 años, conoció esta variedad en Chile y llegó convencido de que las condiciones de Colombia podrían ser mucho mejores.
Aunque hoy los Uribe, fundadores del grupo empresarial Cartama, el mayor exportador de Hass del país, tienen el rótulo de visionarios, hace 25 años fueron vistos como unos locos por sembrar ese tipo de aguacate en tierras tropicales bajo condiciones inexploradas. “A mi padre y a mí nos molestaban diciéndonos que íbamos a terminar vendiendo aguacates en un semáforo, a lo que mi padre respondía: ‘Sí, pero en un semáforo de Londres’”, señala Uribe esa frase profética, porque el primer cargamento de exportación fue enviado a Reino Unido.
Al cierre de 2023, Cartama sumó 714.000 árboles plantados en 6.000 hectáreas de 18 municipios de Antioquia, Caldas y Risaralda, con más de 2.000 trabajadores. Provee de Hass a reconocidas cadenas de restaurantes, como Chipotle, el tex-mex más grande de Estados Unidos. Este año, proyectan tener ingresos de 80 millones de dólares por exportaciones.
La fruta ha traído retos que le han exigido a la compañía convertirse en líder en innovación. Por eso crearon Avolab: “Son necesarios ciertos análisis para no tener niveles superiores de moléculas no permitidas, como lo exigen los mercados estadounidense, europeo y asiático. Esto lo hace un cromatógrafo, que no existía en Colombia y tuvimos que importar. Creamos un laboratorio para aprender sobre agricultura de precisión”, explica Uribe, administrador de empresas de Eafit.
Construyeron, además, una fábrica empacadora para controlar el proceso de punta a punta: con inteligencia artificial, por ejemplo, toman en tiempo real 150 fotos por fruta para detectar daños cosméticos o perforaciones.
Capitalizar los errores
Los primeros 15 años de Cartama fueron una exploración para determinar si las condiciones de Colombia podrían generar una fruta con calidad de exportación: “Con el mayordomo de la finca, que era experto en cultivar papa, abrimos unos huecos enormes para sembrar. Fue un error garrafal: el Hass es muy susceptible al exceso de humedad. Además, llenábamos los huecos de materia orgánica y ese fue otro error. Todas las fallas las teníamos que capitalizar”, reflexiona Uribe.
Viajó por los países con mayor producción de Hass, como México, Chile, Israel y España: “No podía copiar y pegar los aprendizajes por las condiciones propias del trópico, pero sí adquirí conocimientos técnicos. Hubo mucha frustración cuando se empezaron a morir los árboles, pero si algo heredé de mis padres es la persistencia, que se la he tratado de enseñar a mis hijos, porque las cosas buenas tardan tiempo”.
Con esa mezcla de fe y perseverancia siempre tuvo claro que iban a convertirse en jugadores de talla mundial gracias a tres elementos: la cultura agrícola colombiana, especialmente la del Eje Cafetero; la pluviosidad del territorio para un riego con aguas lluvias y la ubicación privilegiada del país: “Estamos a tres días de la Costa Este de Estados Unidos y entre 11 y 13 días de Europa, mientras que Perú o Chile están entre 25 y 27 días”, explica.
Cartama protege 1.800 hectáreas de bosque y cuenta con certificación Rainforest Alliance, que le exige, si quiere exportar a Europa, tener mínimo el 30% de las áreas de cultivo con bosque nativo. Asimismo, ejerce control sobre la genética de las plantas, con árboles clonales, que permiten un mejor manejo del agua.
Uribe tiene planes ambiciosos: una nueva planta de producción, que se avista para el último trimestre de 2025 y que le permitirá aumentar las exportaciones a 120.000 toneladas anuales para 2029, grandes cifras que contrastan con la cercanía y calidez de este paisa que les enseña a sus hijos, de 13 y 11 años, a tener los pies sobre la tierra: “Deben aprender a relacionarse con el presidente de una compañía en Europa o con el cultivador del terreno en Jericó. Hay que hacer el camino propio e ir al ritmo que se pueda, pero con pasión”.
*Apoyan Ecopetrol, Movistar, Fundación Corona, Indra, Bavaria y Colsubsidio.
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