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Eucaris Salas: la defensora LGTBI de todas las víctimas de la guerra

La reconocida líder del Magdalena Medio es la primera mujer elegida para coordinar la Mesa Nacional de Víctimas

Eucaris Salas
Eucaris Salas en una fotografía de archivo.CORTESÍA

Haber tenido que desplazarse forzadamente en dos oportunidades convirtió a Eucaris Salas (43 años, El Peñón, Magdalena) en víctima, pero también en lideresa. Lo hicieron también su vocación de servicio y su deseo profundo de que el Registro Único de Víctimas, que cuenta casi 10 millones de personas, “se detenga muy pronto y no haya una sola declaración de que alguien sufrió un hecho victimizante”, dice Salas, nacida en el corregimiento de San Basilio. Desde 2021, ella es la primera mujer en coordinar la mesa nacional de participación efectiva de las víctimas, cargo por el que optó entre 37.920 líderes.

El primero de los hechos que la hicieron víctima sucedió en 1999, cuando apenas tenía 18 años: paramilitares masacraron a 28 personas, quemaron 20 casas y obligaron a irse a los habitantes de Playón de Orozco —a 10 minutos de San Basilio— y a sus vecinos, incluida ella y su familia. El segundo, apenas un par de años después, cuando ya había retornado a San Basilio, ocurrió después de que los paramilitares de la zona se dieran cuenta de que a Salas le atraían las mujeres. “‘Yo te voy a enseñar a ser mujer, vas a saber lo que es estar con un macho’, me decían”. Las formas particulares en que las personas lesbianas, gais, bisexuales y trans padecieron el conflicto es parte fundamental de su lucha.

Ese fue el enfoque que representó cuando fue elegida por primera vez como integrante de las mesas de participación efectiva de las víctimas, creadas en 2011 por la Ley de Víctimas, con el objetivo de garantizar la incidencia en las políticas públicas que les afectan a quienes sufrieron los vejámenes del conflicto armado. Para ella, en particular, estaba la defensa de las personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas. “Cómo no luchar por lo que soy, por lo que siento y por lo que también vivo, porque aún sigo viviendo discriminación, no solo por grupos al margen de la ley, sino por las mismas entidades del Estado”, afirma.

Pero su lucha se volvió más amplia. A Salas le llegó el sentir de que si, con todo lo que le había pasado a ella, el Estado no le había cumplido, a otros debía ocurrirles lo mismo. Se presentó a la mesa municipal de El Piñón y fue elegida; luego, a la mesa departamental del Magdalena, y fue elegida. En 2021, para convertirse en la coordinadora de la mesa nacional de víctimas, basó su campaña en un dato: el 51% de las personas incorporadas en el registro único de víctimas, y ninguna había liderado ese espacio en sus 10 años de existencia.

Ha recorrido el país para conocer de primera mano los casos y ha logrado avances. “Con la modificación de la Ley de Víctimas pudimos presentar las propuestas de lo que recogimos en el territorio para que la ley sea aún más garantista. Logramos, por ejemplo, un incentivo a la participación: que la Unidad de Víctimas, las gobernaciones y alcaldías hicieran convenios con entidades de educación para fortalecer los liderazgos”, revela.

Ha conseguido que otras víctimas, conozcan sus derechos, se formen políticamente, tengan agencia y exijan su participación en la construcción de la sociedad. Su sueño, sin embargo, es que no haya más víctimas en Colombia. “La paz es necesaria y urgente. Todos los días hay víctimas. Y sin las mesas de participación, sin las voces de las víctimas, la situación en Colombia sería peor”, declara, después de tres años en el cargo. Por eso insiste. Porque, sin aquellos que sufrieron lo peor, ¿quién le recordaría al resto del país que algo así no puede seguir pasando?

*Apoyan Ecopetrol, Movistar, Fundación Corona, Indra, Bavaria y Colsubsidio.

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