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Nicola Sandoval: el empresario activista

En tan solo 13 años, ha construido un grupo empresarial cuya principal compañía integra en Colombia todos los eslabones de la cadena logística de exportación e importación de carga, mueve 120 millones de cajas cada año, tiene 1.500 empleados y cuenta con operaciones en Estados Unidos, México, Perú y Ecuador

Nicola Sandoval
Nicola Sandoval, en una fotografía de archivo.CORTESÍA

Para Nicola Sandoval (Barranquilla, 46 años) hacer empresa es “saltar a un abismo y construir el avión mientras se está cayendo”. Le aburre la tranquilidad del éxito: prefiere siempre el vértigo de emprender. Por esa razón, una vez crea un emprendimiento y lo hace viable, lo entrega a otros para que continúen su labor, y así él pueda dedicarse a uno nuevo. “Uno debe ser consciente de sus cualidades y capacidades. Soy bueno partiendo de cero y llevando a las empresas al 50%; luego, las delego a empresarios y ejecutivos para que las lleven al 100%”, les repite constantemente a sus empleados y compañeros.

Con esta filosofía, ha construido un próspero grupo empresarial encabezado por Anava, una firma que integra todos los eslabones de la cadena logística de exportación e importación de carga, y por el fondo Xeva, con el que agrupa Banu –del sector de la construcción– y Ava Tech –de la tecnología–.

Sandoval es también un activista empresarial en Cartagena, la ciudad en la que está asentada Anava. Hace cinco años empezó a participar en las asociaciones gremiales locales y hoy preside las juntas directivas de la Andi Bolívar y de la Cámara de Comercio de Cartagena. “Estoy allí porque quiero generar transformación y desarrollo para nuestra ciudad y nuestra región”, dice. Desde esas posiciones ha logrado acercar a la empresa privada con el sector público. Es un hombre que cohesiona y acerca.

Emprendedor nato

La ambición emprendedora de Sandoval comenzó a los 10 años, cuando su papá materializó el sueño de montar una estación de gasolina, por lo cual la familia se trasladó de Barranquilla a Cartagena. En vacaciones, y durante 13 años, Nicola tanqueaba las tractomulas, les cambiaba el aceite y lavaba carros.

Decidió matricularse en Administración de Empresas y dos meses antes de graduarse entró al grupo Coremar. Su primer encargo fue navegar durante cuatro meses en un barco para que pudiera entender el negocio de las navieras. En ese lapso hizo de todo, hasta reparar motores. Tras varios años de estar en la compañía, y cuando ya era uno de sus principales ejecutivos, renunció para irse a España a hacer un MBA. A su regreso, y con tan solo 29 años, volvió Coremar para liderar la construcción del puerto de Palermo, en el departamento de Magdalena, que al cabo de cinco años alcanzó una capacidad de 1,5 millones de toneladas, con 220 empleados fijos.

Pero Sandoval quería mucho más. Dejó su cargo y decidió lanzarse “por el precipicio” para seguir su intuición: había observado que el circuito de la logística de importación y exportación de mercancías estaba segmentado y que en Colombia no había una empresa que agrupara toda la cadena. Así que planeó construir una empresa que se encargara tanto de la agencia de carga internacional, de los transportes marítimos y terrestres, como del desembarco, bodegaje y la distribución de productos.

Necesitaba dinero y lo buscó vendiendo lubricantes para la industria marítima. En 2011, en el comedor de su casa y junto con su esposa, fundó Link Group, que desde 2022 se llama Anava. La empresa se ha convertido en líder del país en servicios logísticos para la importación y exportación y hoy cuenta con más de 1.500 empleados y operaciones en Estados Unidos, México, Perú y Ecuador.

En su ánimo por liderar el cambio, Sandoval considera que la responsabilidad social empresarial no se limita a la reducción de la pobreza o el mejoramiento de las condiciones de una vida de la sociedad, sino que debe apoyar decididamente a quienes se arriesgan a innovar, comprándoles sus productos, abriéndoles las puertas y volviéndolos proveedores. Solo así, dice, se puede construir un país próspero. Con esa filosofía está criando a su hijo, de siete años, a quien asesora en un pequeño negocio de venta de bollos y quesos costeños. “Todos los fines de semanas nos vamos a Arjona para que él compre los bollos y quesos que vende en Cartagena. Así ha aprendido el valor del trabajo y del dinero, y a tratar a los clientes. Esa misma actividad era la que yo hacía con mi padre”.

*Apoyan Ecopetrol, Movistar, Fundación Corona, Indra, Bavaria y Colsubsidio.

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