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Petro abre una nueva batalla de comunicación al enfrentarse a la entidad que regula los medios en Colombia

El jefe de Estado se niega a limitar sus largas y frecuentes alocuciones, como exige la CRC, y anuncia que las continuará en el sistema de medios públicos de RTVC

Camila Osorio

Gustavo Petro ha pasado buena parte de su gobierno alegando contra los medios privados, los acusa de silenciarlo a él y a sus seguidores, pero esta semana ha abierto un nuevo capítulo, en el que afirma que la censura está viniendo desde el Estado mismo. La Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC), una entidad independiente que pocos colombianos conocen y que está encargada de hacer veeduría a los medios, negó un pedido del presidente para hacer una larga alocución sobre los cultivos de coca. La CRC dijo que la solicitud no cumplía con “los criterios de urgencia, uso excepcional ni de delimitación temática” para las alocuciones, que no solo interrumpen la programación en medios públicos sino también privados.

“El presidente de la República de Colombia ha sido censurado. Le prohíben hablar por televisión”, respondió Petro, quien ha sido un jefe de Estado excepcionalmente preocupado por vigilar y criticar la imagen de su gobierno en los medios, y que mantiene un control directo de las comunicaciones con los ciudadanos a través de decenas de mensajes por la red social X. “Lo que no hicieron con ningún presidente lo hacen conmigo solo porque no pertenezco a la oligarquía sino al pueblo”, añadió.

La CRC explicó que solo estaba poniendo en uso un reciente fallo del Consejo de Estado, que la semana pasada encontró que el presidente se estaba extralimitando en sus alocuciones televisadas. Señaló que han sido inadecuadas y desproporcionadas, porque las más de 50 desde que inició el año no han sido para dar mensajes ante emergencias, sino, como lo han visto los ciudadanos, para revelar peleas internas del gabinete, pedir largas exposiciones de sus ministros o difundir soliloquios del presidente. Deberían ser, en cambio, de un tiempo más corto, y solo para anunciar un curso de acción del Gobierno ante emergencias. Digamos, una pandemia, un atentado a un político, o un terremoto.

“La CRC precisa que esta decisión no limita la libertad de expresión del Presidente de la República ni su facultad para dirigirse al país, sino que atiende al mandato judicial que ordena aplicar criterios objetivos para garantizar el uso razonable, proporcional y excepcional del servicio público de televisión”, responde la Comisión.

El presidente, en cambio, señala que es víctima de una censura previa y de la defensa de la parrilla de canales privados “con derecho a mentir”. Su ministra de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, Carina Murcia, tuvo en redes un tono más pausado ante la noticia. “Esperamos que se definan criterios claros sobre la “urgencia” de las alocuciones en canales privados”, dijo.

La CRC ha tomado un protagonismo particular en la última semana. Antes de que el presidente dijera que era un instrumento de los medios privados, esos mismos medios creyeron la semana pasada que era más bien un instrumento del Gobierno. Ocurrió después de que la entidad les exigió información sobre sus procesos de decisión editorial, algo que los editores y la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) entendieron como un abuso de autoridad del presidente. Los comisionados de la CRC, que no son elegidos por Petro, retiraron su solicitud y dieron explicaciones. Explicaron que otra sentencia del Consejo de Estado que les pide mejorar su acompañamiento a los medios para identificar buenas prácticas que promuevan la pluralidad informativa, como tener un defensor del lector en sus salas de trabajo. Pero el tono de la carta inicial, con una amenaza de sanciones a los canales que no respondieran, no invitaron a que los medios quisieran sentarse en la mesa con la CRC. Al contrario, pasaron una comisión que casi nadie conoce del anonimato al desprestigio.

Ahora la CRC muestra independencia frente al presidente con su freno a las alocuciones, pero la pregunta que quedó en el aire es quien tiene el poder en la entidad reguladora, que desde la ley tiene una composición que busca su independencia. La Comisión se divide en dos secciones, y la que impidió la alocución y que envió la carta a los medios privados se llama la Comisión de Contenidos Audiovisuales. Esta cuenta con solo tres miembros: Mauricio Vera, docente en la Universidad Nacional de Colombia y representante viene de la academia; Sadi Contreras, elegido por los operadores públicos regionales del servicio de televisión; y Andrea Muñoz, quien ha sido abogada tanto el sector público como privado. Ninguno tiene una clara afiliación partidista y todos superaron un complejo proceso de selección en el que acrediten varios años de experiencia en el sector de las comunicaciones. El presidente sí tiene derecho a nominar a alguien en la CRC pero para la otra sala, la Comisión de Comunicaciones. Según conoció El PAÍS, los candidatos que Petro ha propuesto no han cumplido con los requisitos y por lo tanto no tiene delegado.

Pero Petro no se ha detenido en estos matices. Insiste en que “ha sido censurado en su propio país”, invita a “todos los juristas nacionales e internacionales que me quieran acompañar a romper la censura en Colombia”, y anuncia una nueva alocución presidencial. Esta noche hablará por RTVC, el sistema de medios públicos de Colombia, que cuenta con dos canales de televisión y varias estaciones de radio. El jefe de Estado continuará, a pesar de los varios llamados a la mesura, a tomar el protagonismo en la hora pico de la parrilla.

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Sobre la firma

Camila Osorio
Corresponsal de cultura en EL PAÍS América y escribe desde Bogotá. Ha trabajado en el diario 'La Silla Vacía' (Bogotá) y la revista 'The New Yorker', y ha sido freelancer en Colombia, Sudáfrica y Estados Unidos.
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