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La bandera de la soberanía nacional no es suficiente para que Petro logre volcar la atención sobre el Amazonas

El centro político y la oposición de derecha, enfocada en las marchas en apoyo al expresidente Uribe, no han reaccionado con contundencia ante el pleito fronterizo con Perú

Emma Jaramillo Bernat

La mirada del Gobierno de Gustavo Petro se ha desplazado hacia la esquina suroriental del país. Allí, una problemática ambiental ya anunciada ha escalado a un pleito limítrofe con Perú, luego de que una ley de ese país promulgada en julio creara un distrito en la Isla de Santa Rosa, que los peruanos reclaman como propia, ante los reparos de Colombia. El gobierno de Petro sostiene que, de acuerdo con el tratado de Río de Janeiro de 1934, la aparición de nuevas islas —aunque esta surgió hace medio siglo— tiene que asignarse a alguno de los dos países por mutuo acuerdo. Este 7 de agosto, en un acto simbólico, el mandatario se desplazó a Leticia, frente a la isla en disputa, para dar desde allí el tradicional discurso con el que se conmemora la Batalla de Boyacá, y que marca el inicio de cada nuevo año presidencial. Con motivo de la fiesta patria, y ante el que calificó como un “acto unilateral de Perú”, Petro agitó la bandera de la soberanía nacional. Sin embargo, las reacciones políticas han sido exiguas.

De decenas de precandidatos presidenciales de todo el espectro ideológico, solo el izquierdista Daniel Quintero ha hecho eco del conflicto. “No dudaré en ir a la guerra si Perú insiste en dejar a Leticia sin el Amazonas”, ha dicho en un video difundido en sus redes sociales, en el que elogia la postura de Petro, por considerar que le devuelve la dignidad a las relaciones internacionales del país. “Esta no es la primera vez que Perú intenta quedarse con pedazos de Colombia”, dijo Quintero, apelando a hechos sucedidos hace un siglo. Sin embargo, el exalcalde de Medellín no especificó que la administración histórica de dicho territorio ha sido peruana desde hace décadas.

El problema de fondo no consiste en que Colombia tenga pretensiones sobre dicho territorio, de cerca de 3.500 habitantes, sino que la sedimentación del río —en constante transformación y movimiento— ha ido erosionando el lado peruano, mientras que los dos brazos colombianos tienen cada vez menos profundidad. De seguir así, cabe el riesgo de que hacia el año 2030 el agua que fluye entre Leticia y la isla se seque, con lo que Colombia perdería su acceso al río más importante de Sudamérica y el más caudaloso del mundo, que sería reemplazado por una frontera terrestre con Perú.

Las voces de la oposición de derecha han brillado por su ausencia. No se han escuchado las usuales opiniones críticas de las senadoras Paloma Valencia o María Fernanda Cabal, que este jueves participaron en las marchas convocadas por su partido, el Centro Democrático, en respaldo al expresidente Álvaro Uribe, fundador y presidente de la agrupación, y condenado la semana anterior a 12 años de prisión domiciliaria por los delitos de soborno a testigos y fraude procesal. La decisión, que el exmandatario y sus aliados han catalogado como una “persecución política”, por lo menos en este jueves ha concitado toda su atención.

Los candidatos del centro político también han guardado silencio. Ni Claudia López ni Sergio Fajardo ni Juan Manuel Galán han planteado cuál sería su posición ante este reclamo territorial. Otros políticos ubicados más a la derecha —sin ser uribistas— como Juan Daniel Oviedo o Enrique Peñalosa, tampoco han expresado su opinión. Esto, pese a que este jueves también inicia el último año del Gobierno de Gustavo Petro, por lo que probablemente sea su sucesor quien herede la disputa.

Por su parte, las autoridades peruanas se han mostrado tajantes y poco conciliadoras. Ni siquiera lo consideran un tema en conflicto ni a tratar, según ha dicho la presidenta, Dina Boluarte, desde Japón, donde se encuentra en una visita oficial. “Nuestra isla Chinería con su capital Santa Rosa es peruana y está dentro de nuestra soberanía nacional, por lo que no hay nada pendiente de tratar con nuestro hermano país del norte. De ninguna manera”, señaló. Este mismo jueves, ante la visita de Petro en la otra orilla, Eduardo Arana, el primer ministro peruano, así como parte de su gabinete, visitó el distrito, donde la población se queja del olvido y la poca presencia del Gobierno de dicho país. Del otro lado, las quejas son las mismas, pero hacia el Estado colombiano.

En un intento de acercamiento, el presidente Petro ha anunciado que se reunirá con el Gobierno vecino en Lima el próximo mes, en medio de unas relaciones bilaterales que han sido tensas desde diciembre de 2022, cuando el Congreso peruano destituyó a Pedro Castillo. Pese a que ambos gobiernos en febrero de este año se comprometieron a restablecer sus vínculos y anunciaron el nombramiento recíproco de embajadores, aún no se han efectuado dichas designaciones. En el encuentro de septiembre el Gobierno colombiano le exigirá a Perú que se inicie un proceso conjunto para definir a quién pertenecen Santa Rosa y otras islas que se han venido formando en el cauce del río.

Juan Fernando Cristo, un veterano político liberal y quien fue ministro del Interior de esta administración, ha sido de las pocas figuras públicas que hasta el momento ha expresado su respaldo a la postura de Petro, apuntando a que no se trata de una cortina de humo, como ha sido interpretado por algunos críticos del mandatario a ambos lados de la frontera. El exsenador Cristo ha declarado en la radio y en sus redes sociales que hay que tomarse en serio el tema planteado por el presidente, “más allá de las disputas políticas”.

Para Cristo, es real el riesgo de que Colombia se quede sin un puerto sobre el río Amazonas. “Es cierto, además, que esa isla no está asignada por tratado a ninguno de los dos países”, escribió a través de su cuenta de X. “En Colombia históricamente hemos abandonado nuestras fronteras y la del sur aún más. Exigir al Perú por las vías diplomáticas la activación de la comisión de límites fronterizos, con el fin de encontrar una solución conjunta, es el camino adecuado para defender nuestra soberanía y los derechos de los habitantes de Leticia”.

El recuerdo del territorio perdido ha sido la principal línea argumental del petrismo. El senador del Pacto Histórico, David Racero, publicó un video en el que asegura que “desde la independencia de la Gran Colombia hemos perdido más del 50% de nuestro territorio nacional. Hemos vendido territorio, hemos perdido océano, hemos regalado parte de nuestros ríos por culpa de unos gobernantes apátridas que por más de 200 años han regalado a Colombia”. Martha Peralta Epieyú, líder indígena del pueblo wayú y senadora por la misma coalición de izquierda, se pronunció en el mismo sentido: “El río Amazonas es Colombia”, dijo, por lo que “debemos rodear a nuestro presidente”. Y concluyó: “Nuestros pueblos indígenas han cuidado esta selva por siglos. Hoy Colombia, con ellos, defiende con dignidad su historia y sus derechos”.

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Sobre la firma

Emma Jaramillo Bernat
Es periodista de la edición de El PAÍS en Colombia. Ha trabajado en 'El Tiempo', como editora web, y en la Agencia Anadolu, de Turquía, como jefe de corresponsales para Latinoamérica. Graduada de Comunicación Social de la Universidad Javeriana de Bogotá y máster en Creación Literaria de la Universitat Pompeu Fabra.
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