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Pedalear más allá de la Bogotá urbana: 300 kilómetros para entregarse a los alrededores de la capital

El primer circuito en bicicleta que bordea una capital en Latinoamérica abre un mundo distante de la turbulencia y el ruido

ciclismo en colombia
Un ciclista en la localidad de Ciudad Bolívar, en Bogotá, el 24 de noviembre de 2024.ANDRÉS GALEANO

Pocos años antes de cumplir los 70, Pablo Buitrago no se imaginaba que sería capaz de ascender en bicicleta las montañas de Cundinamarca, el departamento del centro de Colombia enclavado en la cordillera de Los Andes. Ahora llega pedaleando con la fuerza de un cóndor a un cerro desde donde se divisa el embalse La Regadera, un espejo de agua en el que se reflejan los pinos de las alturas que rodean la localidad de Usme, en el suroriente de Bogotá. Sobre la alfombra verde que se despliega en el horizonte, las casas se ven como siluetas diminutas. Allí, a unos 40 kilómetros del ruido de la capital, se respira un aire liviano que solo arrastra el mugido de las vacas.

Buitrago hace una pausa en el mirador después de rodar por dos horas desde el portal Tunal, en el extremo sur de la red de transporte urbano de Transmilenio. Salió la mañana de domingo en compañía de su hijo Fernando, de 47 años. Él y su hermano, dos años mayor, motivaron al padre, un minero retirado, a descubrir un mundo que se escondía del otro lado de la duda. “Mis hijos me ilusionaron con el cuento de la bicicleta. Yo les decía: ‘Yo tengo un poco de años, de pronto no pueda’. Me dijeron: ‘Pues inténtelo’. Lo intenté, y aquí me ven”, relata con ojos luminosos y la piel colorada por el viento frío que le ha golpeado el rostro. Empezó recorriendo la ciclovía citadina de los domingos y terminó explorando nuevas rutas, como un niño que ha descubierto un nuevo juego.

El lugar donde Pablo y su hijo se detienen está en el mapa del circuito turístico BiciBogotá Región, un anillo de 300 kilómetros de senderos que rodea a la capital colombiana e incluye sitios turísticos, vistas panorámicas, cascadas, lagunas y pueblos. Es el primer circuito perimetral de una capital en América Latina, comparable con CiclaMadrid, en España.

Son ocho rutas que se conectan pasando por dos localidades del sur de la capital colombiana –Ciudad Bolívar y Usme– y 15 municipios de Cundinamarca, la mayoría con nombres de origen indígena como Zipaquirá, Tocancipá, Guatavita, Choachí, Chipaque o Bojacá. Los segmentos están señalizados con estándares internacionales, varían en grado de dificultad y llevan una designación que resalta sus atractivos.

Ciclistas en Bogotá, el 24 de noviembre de 2024.
Ciclistas en Bogotá, el 24 de noviembre de 2024.ANDRÉS GALEANO

El que recorren los Buitrago es el “Sendero del Frailejón”. Exalta el valor de los páramos como fuentes de agua y pasa por algunas de las primeras construcciones para el abastecimiento del líquido que tuvo el país. El embalse La Regadera se construyó para el suministro de agua en Bogotá, entre 1934 y 1938, y fue considerada una de las grandes obras de la ingeniería nacional de la época. Otra ruta es “Reto del Campeón”, pues incorpora los ascensos de Zipaquirá, el municipio donde nació y entrenaba Egan Bernal, el primer latinoamericano en coronarse campeón del Tour de Francia, en 2019.

La bicicleta no solo es símbolo del júbilo por los triunfos de pedalistas colombianos que han celebrado en el podio con lluvia de champán. También representa la tenacidad de un país que no para de pedalear ante las adversidades. Es el medio que utilizan campesinos en ruana, sombrero y botas para transitar por sus veredas. El circuito que rodea a Bogotá ofrece un viaje por vías secundarias y terciarias desde donde se aprecian llamativas extensiones de cultivos. Casi la mitad de alimentos que llegan a Corabastos, el principal centro de acopio del país, provienen de Cundinamarca.

“No sólo es hacer deporte, es acercarse a la vida campesina. Conocer de dónde viene la comida que nos llega al plato, salir a recorrer las zonas rurales, ver la majestuosidad de la naturaleza. Es emocionante”, describe Ricardo Agudelo, gerente de la RAP-E Región Central, una entidad que articula la planificación de Bogotá, Cundinamarca y departamentos vecinos. Con el proyecto de la ruta Trasandina, una red regional, buscan enlazar en un futuro próximo los caminos turísticos para bicicletas por más de 1.600 kilómetros, desde la Laguna de Tota, en Boyacá, hasta el parque ecológico de San Agustín, en el Huila, pasando por Meta y Tolima.

Los ciclistas hacen una pausa en la ruta de La Regadera y dejan a un lado su bicicleta. Recuperan el aliento, estiran las piernas y descansan el peso del cuerpo en sillas con vista hacia el embalse. Esperanza Gerena aparece con un delantal bien puesto. La campesina cuenta que los productos que venden en el lugar son, en su mayoría, locales. “Producimos fresas y las vendemos con crema, pero la mayoría de productos son de nuestros vecinos. Una señora hace el arequipe, otra el queso. Así dinamizamos la economía y a todos nos va bien”, expresa.

Usuarios de bicicleta transitan por una de las rutas de 'Bici Bogotá Región', el 24 de noviembre de 2024.
Usuarios de bicicleta transitan por una de las rutas de 'Bici Bogotá Región', el 24 de noviembre de 2024.ANDRÉS GALEANO

Para los visitantes, el agua de panela caliente con queso es un manjar que sabe a recompensa después de poner en movimiento cada tejido de sus músculos. “Aparte de las piernas, la cabeza es la que ayuda. Es tener mucho coraje, mucha mentalidad. Las piernas duelen y se cansan, pero si la mente ayuda, aguantan”, afirma Pablo. Su hijo Fernando celebra la sensación de libertad. “El día que uno no sale a montar, se siente mal con uno mismo por dejar de hacer lo que le gusta”. Su máxima satisfacción es haber persuadido a su padre de usar la bicicleta. “Compartir con las personas que uno quiere es lo más importante”, remarca.

Abrirse a nuevas aventuras no exige ser experto, dice Rafael Daza, guía de 360 Colombia, uno de los operadores de biciturismo de Bogotá y sus alrededores. “La idea es tener estado físico, pero hay segmentos para todos. No hay que hacer la ruta completa, ni escoger la más difícil. Se puede ir explorando. Lo ideal es ir acompañado, en lo posible de un vehículo”, señala. Recomienda planear el viaje, descargar las rutas de la página web y contactar a los operadores locales. Además, usar elementos de protección, llevar hidratación y tener conocimientos básicos como saber despinchar.

Lanzarse a montar en bicicleta lejos del caos de la ciudad puede darle un nuevo matiz a la vida. “La gente no vuelve a sus casas igual que como salió”, sostiene Agudelo, el gerente de la RAP-E. Don Pablo da fe. “Nunca pensé que un aparato de dos ruedas hiciera semejante cambio. Ni me lo soñé”, asiente antes de retomar el camino. Le esperan varios kilómetros de recorrido antes de volver a las calles convulsionadas de Bogotá.

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