_
_
_
_

El ministro de Hacienda presiona para relevar a Germán Bahamón de la gerencia de la Federación de Cafeteros

Las fracturas entre el gremio privado y el Ejecutivo se agudizan en plena crisis por el precio interno del grano y el manejo del fondo parafiscal

El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, y el presidente de la Federación de Cafeteros, Germán Bahamón
El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, y el presidente de la Federación Nacional de Cafeteros, Germán Bahamón.Bloomberg / EL PAÍS
Camilo Sánchez

La presidencia del opita Germán Bahamón en la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) nació en abril de 2023 bajo el signo de la división política. Un año más tarde, la situación institucional en la cúpula del gremio privado no hace otra cosa que agudizarse por cuenta del pulso con el Gobierno de Gustavo Petro, una Administración que ha descreído de su gestión desde el minuto uno. El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, presionó para relevar al gerente de 49 años durante una tortuosa reunión del Comité Nacional celebrada en Bogotá el viernes pasado, añadiendo gotas de malestar a un sector agobiado por las afectaciones del fenómeno climático de El Niño, entre otras.

Bonilla aseguró en la sesión, en la que se reúnen los representantes de los 15 departamentos caficultores, que el Gobierno tiene toda la voluntad de trabajar con la dirigencia cafetera pero, de acuerdo con fuentes presenciales, no con Bahamón como interlocutor. Según las mismas fuentes, el jefe de la cartera fue especialmente crudo y dijo sin ambages que se trata de un asunto político, pues las dosis mínimas de confianza entre el gerente y el presidente Petro son, a día de hoy, inexistentes. Y a juzgar por el fuego cruzado de los últimos días, parecen insalvables. No hay química, repiten los agremiados consultados.

Se trata de un nuevo campo de batalla en la saga de broncas institucionales que ha enfrentado al Ejecutivo de izquierdas con los gremios y otras instituciones complejas como la junta directiva de la petrolera Ecopetrol. Razones suficientes para que los dirigentes cafeteros optaran por convocar a una sesión extraordinaria para ayer lunes en la tarde con el objetivo de discutir mejor las posiciones esgrimidas la semana pasada por los ministros de Agricultura, Jhenifer Mojica, Comercio, Germán Umaña, y el director del Departamento Nacional de Planeación, Alexander López.

Los funcionarios del Gobierno, junto a Bonilla, quisieron dar un voto de confianza a los delegados cafeteros y descartaron las peores aprehensiones sobre los presuntos planes del petrismo para fundar un organismo paralelo a la FNC o adueñarse del gremio por otras vías. No es de extrañar que, en este contexto, Bahamón asegurara que su labor al frente de la Federación, según dos dirigentes presentes, depende únicamente de los cafeteros y no del presidente.

También dejó claro que seguirá adelante con su hoja de ruta inicial y que durante los doce meses de gestión ha tratado, infructuosamente, de establecer vínculos con Petro. Los ministros, a su vez, trataron de componer una imagen dual. Por un lado, manifestaron su intención de inyectar el grueso del presupuesto agrícola a la caficultura, pero acto seguido dejaron entrever que los supuestos desplantes de la gerencia de la FNC han dejado como resultado una comunicación ineficaz y bastante truncada que complica las cosas.

No queda duda de que el pasado militante de Bahamón en la formación de derecha Cambio Radical, desde donde aspiró a la alcaldía de su Neiva natal, nunca ha sumado como una virtud para el Gobierno. Su llegada a la dirección de la FNC fue rebatida por todos los medios posibles desde el Palacio de Nariño. Desde entonces, la enemistad entre las partes solo ha crecido y para el analista Guillermo Trujillo es lamentable que el gerente no haya logrado tender puentes con el Gobierno: “Bahamón llegó de carambola en medio de una pelea de los cafeteros con Petro y tampoco ha tenido la docilidad política para acercar posiciones”.

No sobra recordar que al Ejecutivo y a la FNC los une como cordón umbilical una cuenta parafiscal bautizada Fondo Nacional del Café. La figura, que data de 1928, le da voz y voto al Ministerio de Hacienda en la elección del gerente y otras deliberaciones federativas. Se trata de un contrato de administración, entre el Estado y el gremio privado, para gestionar durante 10 años recursos públicos —que solo en 2022 ascendieron a 853 millones de dólares—, destinados a impulsar y fomentar una “caficultura eficiente, sostenible y competitiva”, según se lee en la página de la Federación.

Algunos miembros de la Federación han expresado su contrariedad con un pulso que ha truncado la discusión de otras urgencias para el sector. Por ejemplo, el diferencial de precios para el grano colombiano, una medida que fija un valor añadido por la calidad del producto en relación con el precio promedio en la Bolsa de Nueva York, está muy bajo. Así mismo, la depreciación del dólar frente al peso ha mermado los ingresos a nivel doméstico y la fuerza de una de las materias primas bandera del país languidece frente a la supremacía brasileña. Por lo pronto, la cotización internacional de la libra se ha mantenido a un precio estable.

Los más veteranos recuerdan que se trata de variables que siempre han existido. Y hoy la preocupación se centra en el futuro. Germán Bahamón ha defendido que la Federación debe estimular el consumo, darle valor agregado al producto y transformar la cadena. Los agremiados más escépticos recuerdan, sin embargo, que algunas de esas propuestas ya llevan en el tintero más de dos décadas y que el mejor ejemplo son las tiendas Juan Valdéz, llamadas a impulsar el cambio con una imagen remozada y locales alrededor del mundo. Pero el crecimiento ha sido residual en ese tiempo y la marca del logo del caficultor con su mula solo suma 350 tiendas propias, mientras la cadena estadounidense Starbucks suma 38.000. Y para 2030 espera haber inaugurado 50.000.

Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS sobre Colombia y aquí al canal en WhatsApp, y reciba todas las claves informativas de la actualidad del país.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Camilo Sánchez
Es periodista especializado en economía en la oficina de EL PAÍS en Bogotá.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_