Una nueva e innovadora etapa en la cooperación regional
Queremos seguir haciendo realidad nuestro lema de hacer que la cooperación suceda y que la cooperación no sea solo un retórico ejercicio de declaraciones vacías de compromiso
Digitalización, inteligencia artificial, mejora de la productividad, defensa de los derechos humanos o igualdad. Son solo algunos de los retos a los que se enfrenta a día de hoy la cooperación en la región iberoamericana. Retos concretos que pueden o bien devenir en oportunidades o bien agrandar la brecha de la desigualdad.
Frente a ello, la apuesta no puede ser otra que la integración regional, que sin duda nos permite ser más fuertes y relevantes; la ciudadanía iberoamericana, garante de nuestros derechos y libertades; la puesta en valor nuestra diversidad cultural; y la riqueza y potencial que supone ser la mayor comunidad del mundo con dos lenguas intercomprensivas, español y portugués.
Pero no solo ello. En este mundo retador y complejo en el que los protagonismos no tienen cabida, la cooperación multilateral (en colaboración con los gobiernos centrales y entidades descentralizadas) está haciendo cada vez más suyo el Objetivo de Desarrollo Sostenible nº 17, “revitalizar la alianza mundial para el desarrollo sostenible”. Así actúan el Sistema de Naciones Unidas, con agencias especializadas como Unesco, Unicef, OIT, OPS, PNUD… Así actúan la Celac, las organizaciones subregionales como Mercosur o SICA, la Unión Europea, sin dejar a un lado a la sociedad civil, que actúa a través de ONG y fundaciones que realizan una valiosa labor.
Ese es el modo de proceder también de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) que este año ha incrementado y diversificado aún más su nivel de relacionamiento institucional. No en vano, el 8 de noviembre la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) otorgó por consenso a la OEI el estatus de Organismo Observador, que reconoce su trayectoria de cooperación regional; el mismo día, la organización fue reelegida por la Unesco como representante de América Latina y el Caribe en el Comité Directivo de Alto Nivel para el Seguimiento de la Educación. Adicionalmente, el pasado 6 de diciembre la OEI suscribió un acuerdo con los cancilleres de Mercosur sobre educación, movilidad, conocimiento, cultura y ciencia. Asimismo, la OEI ha alcanzado otros compromisos similares con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), Unión Europea y Unesco, entre otros.
A apenas dos semanas de que demos por finalizado 2023, la OEI mantiene inalterable su compromiso con la cooperación iberoamericana. Porque queremos seguir haciendo realidad nuestro lema de hacer que la cooperación suceda y que la cooperación no sea solo un retórico ejercicio de declaraciones vacías de compromiso. Queremos seguir llegando a las personas y ayudar a resolver sus problemas y apoyar a los Gobiernos para que hagan posibles y reales sus políticas públicas a favor del desarrollo y el bienestar de las personas y sus comunidades. Eso es hacer cooperación.
Una cooperación impulsada desde la organización decana de la cooperación iberoamericana, que hoy tiene activos cientos de proyectos y convenios con diferentes instituciones públicas y privadas, de los que se benefician más de 21 millones de personas. Una labor que no sería posible sin el esfuerzo y el compromiso de los casi 4.000 profesionales que trabajan en la organización ellos 20 países en los que trabajamos.
Es la cooperación que llevamos a cabo desde la OEI, que en 2024 cumplirá 75 años al servicio de la región, como un bien público por la educación, la ciencia, la cultura, los derechos humanos y las lenguas en Iberoamérica. Serán un año en el que la OEI aprobará un nuevo programa-presupuesto bienal en que se concretarán objetivos, acciones y previsiones financieras para hacer frente a los grandes retos regionales descritos, en el que tendrán gran protagonismo el liderazgo de la Secretaría General, el diálogo con los gobiernos, el apoyo de entidades consultivas de la OEI y la renovación transformadora y cualificada de las oficinas de la OEI en América, especialmente aquellas que cuentan con unidades dedicadas a la innovación, como son los casos de Argentina, con su Observatorio de Ciencia, Tecnología y Sociedad, y del Centro de Innovación y Productividad de Colombia.
Una renovada apuesta por la cooperación que exigirá cambios organizativos, funcionales y técnicos. En definitiva, más cooperación para una Iberoamérica diferente.
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