Resucitó el sector privado
La gran pregunta es si esta resurrección será flor de un día, o como esperamos todos, un cambio de rumbo
La inversión privada es necesaria, dijo el pilo ministro del Transporte y, de la misma manera, Laura Sarabia, la mujer maravilla, manifestó que el Gobierno trabajaría con los privados para conseguir los objetivos fijados por el jefe del Estado. Pasamos del empresariado esclavista “con dirigentes que creen que esclavizando a los trabajadores se genera riqueza”, a la reunión en la Casa de Huéspedes en Cartagena con los grupos y personas con más peso económico dentro de la producción nacional “para sentar las bases de lo que podría ser un gran acuerdo nacional”.
La tribuna esperaba más, pero los participantes salieron satisfechos. La fotografía del encuentro lo dijo mejor que los comunicados. Los cacaos no hablaron ni mu con la prensa. Se quedaron en el tintero temas cruciales, en particular el de la inseguridad que se expresa en el aumento del secuestro y el asesinato de líderes sociales. Los bloqueos se convirtieron en pan de cada día.
Todo eso en el marco de los bollos que afectan al sector transporte, que tiene unos precipicios gigantescos. Haber congelado los peajes puede llegar a los 1.000 millones de pesos en compensación a los contratistas, adicionales a los riesgos de posibles demandas. El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, ya aceptó que había sido un error haber aplazado el alza de los peajes.
Los conflictos de las concesiones a la fecha tienen 21 laudos arbitrales que suman nueve billones de pesos, y faltan otras contingencias, pero, en todo caso, se busca un camino para restablecer el entorno inversionista nublado por la cantidad de versiones en el sentido de nacionalizar las vías que llenaron de incertidumbre el ambiente. El exministro Mauricio Cárdenas sostiene que la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) está llena de proyectos y que el más importante es el de la carretera Pasto-Popayán.
El ministro William Camargo es un ingeniero competente especializado en el campo de la infraestructura, bien informado y pone la cara. Se vio a gatas para explicar, a un mismo tiempo, que el Invías no desaparecería y que, por el contrario, iba a crecer, quitándole toda la gestión de portafolio carretero terciario ―27.000 kilómetros―, creando más burocracia para agenciar mecanismos de cooperación con entidades territoriales, departamentos y municipios, generando muchas dudas sobre la transparencia del sistema. El alto funcionario se hace la ilusión de que los mecanismos de control de la corrupción en este proceso sí funcionen, lo que parece una utopía.
Caso aparte son los de Chocó, la Orinoquía y La Guajira, territorios de la pobreza en Colombia y, al mismo tiempo, los de las posibilidades de desarrollo si se juntan el Estado y la empresa privada. Lo que el presidente Gustavo Petro denominó la integración regional, lo cual exige la cooperación y convergencia de las temáticas económicas y las políticas sociales, culturales y ambientales. Quedan abiertos los canales entre el Gobierno y los empresarios. Falta saber cómo operarán dichos canales.
La gran pregunta es si esta resurrección será flor de un día, o como esperamos todos, un cambio de rumbo. Las encuestas muestran un panorama preocupante. La Asociación Nacional de Industriales (ANDI) presentó un escenario en el que se mantiene la tendencia a la baja de la actividad manufacturera. La producción se redujo en menos del 3,3%, y las ventas, en menos de 3,1%. El 44,5% piensa que la razón del bajonazo es la falta de demanda. Cárdenas Santamaría sostiene que los pasajeros del avión Colombia están nerviosos y se necesita que el piloto los tranquilice.
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