El difícil camino hacia la paz total: “Petro hará un trabajo más armónico con la nueva fiscal general”

A un mes de que termine el año, la política de paz total del Gobierno de Gustavo Petro está en la mirada y boca de todos. Y requiere acción inmediata. Es la tesis de varios de los participantes del evento Visión 2024: tendencias Colombia, organizado por Prisa Media este lunes en Bogotá. En un panel del foro, María Victoria Llorente, directora de la fundación Ideas Para la Paz (FIP), ha explicado que, aunque la situación del proyecto insignia de Petro pinta negro en este momento, es posible que la salida de Francisco Barbosa, el actual fiscal general y fuerte oponente del primer mandatario, traiga mejoras.

“La ruptura entre la Fiscalía y el Gobierno hace las cosas mucho más difíciles”, ha sentenciado Llorente. “Se requiere una colaboración entre ambas instituciones”, agregó. Ese “trabajo armónico”, que recomienda la directora de la FIP, puede empezar desde febrero. Entonces, una nueva fiscal tomará control del organismo y ―es casi ya un hecho― tendrá mejores relaciones con el Estado. La Corte Suprema estudia actualmente las hojas de vida de las tres mujeres penalistas propuestas para el cargo y tiene programado decidir antes de Navidad.

Para el saliente Barbosa, pese a que Petro haya ternado a la próxima en el cargo, es poco probable que sea un fiscal de bolsillo para el presidente y su administración. “No creo que ninguna fiscal que llegue se vaya a convertir en una figura que le haga favores al Gobierno”, ha dicho este lunes en el evento. La fortaleza institucional del país, ha asegurado, le permitirá a la elegida trabajar libremente: “Aquí nosotros saltamos cuando se tocan a las instituciones”.

Tras cuatro años en el cargo, marcados por un último año y medio de choques con Petro, Barbosa ha vuelto a cargar contra la paz total. Es algo que ha hecho repetidamente desde que el primer presidente de izquierdas en la historia moderna de Colombia se posesionó en agosto de 2022. “La realidad es que tenemos hoy un país totalmente desarticulado en términos de seguridad y justicia”, ha afirmado. Justamente, el mejor amigo de la universidad de Iván Duque ―el presidente que lo nominó al cargo en 2019― tiene una visión oscura para el futuro del país. Y ha agregado, entre risas, que quiere “salir rápidamente” de la Fiscalía.

La llegada de una nueva fiscal no es el único cambio que se avecina en Colombia: el próximo primero de enero, los ganadores de las elecciones territoriales del pasado 26 de octubre se posesionarán. Para Llorente, estos gobiernos frescos pueden ser positivos para la paz total. “Hay una oportunidad muy grande con el cambio de gobierno”, ha anticipado. “Podemos hacer un proceso con autoridades locales, realmente una coalición para poder evitar y contener la situación de inseguridad que se vive en el país. Y sobre todo la gobernanza criminal que se está expandiendo”, ha añadido.

Esos cambios ya han comenzado. La semana pasada, en medio de críticas sobre la dirección del Gobierno y de la paz total ―que en el último mes ha pendido de un hilo―, Petro dio un vuelco al proyecto. Despidió al comisionado de Paz, Danilo Rueda, que no había logrado avances significativos en las negociaciones con las disidencias de las FARC, y lo cambió por Otty Patiño, el jefe negociador con el ELN y viejo militante del M-19 que cuenta con su absoluta confianza.

Pero ese no fue todo, en los días posteriores a la salida de Rueda, Petro se mostró renovado, nuevamente abierto al gran acuerdo nacional del que había hablado durante su campaña. Una reunión con los grandes empresarios del país y otra con su enemigo político, el expresidente Álvaro Uribe, marcaron esa actitud colaborativa. Puede que una relación armónica con una nueva fiscal sea parte de esa estrategia también.

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