_
_
_
_
NEWSLETTER DE COLOMBIA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Todo el drama colombiano en un estadio

El secuestro del padre del futbolista Luis Díaz y el desenlace de la historia condensa de cierta manera la realidad del país

Luis Díaz, de Colombia, celebra su gol en el partido contra Brasil, el pasado 17 de noviembre, en Barranquilla.
Luis Díaz, de Colombia, celebra su gol en el partido contra Brasil, el pasado 17 de noviembre, en Barranquilla.Ricardo Maldonado Rozo (EFE)
Nicholas Dale Leal

Esta es la versión web de la newsletter semanal de EL PAÍS sobre Colombia. Si quieren suscribirse, pueden hacerlo en este enlace.

Buenos días, lectores,

Tal vez es un frívolo atrevimiento, o como poco un cliché, decir que la selección de fútbol es de los pocos símbolos patrios que realmente unen a un país en estos tiempos de naciones rotas por todo el mundo. Sin embargo, hay ocasiones en las que los hechos nos recuerdan esta realidad y es imposible de ignorar – aunque el efecto pueda ser efímero y endeble. Algo así ha sucedido en Colombia en las últimas semanas. Un drama de novela marca colombiana: con guerrilla, secuestros, errores de cálculo, tensión, fútbol y un desenlace representado por la figura de Mane Díaz – ya convertida en meme – al borde del éxtasis absoluto en las gradas del Estadio Metropolitano de Barranquilla, después de que su hijo anotara dos goles en cuestión de minutos para remontar el partido contra Brasil, dándole a la sele su primera victoria contra el pentacampeón del mundo en la historia de las eliminatorias para el Mundial.

El arco narrativo que de cierta manera condensa el aparentemente interminable drama colombiano comenzó días antes con el secuestro de los padres de la estrella deportiva del momento, el goleador Luis Díaz. Liberaron a la madre ese mismo día, pero no al padre. En un instante, el trauma colectivo que han supuesto los secuestros en nuestro país se reabría con un rapto de alto perfil, causándole ese dolor que tanto conocemos a una de las pocas personas que generan simpatía y cariño unánime en el país.

Con la tragedia llegaba también el primer momento de cohesión sin que siquiera hubiese rodado un balón: el repudio al ELN – la guerrilla responsable del secuestro a pesar de estar sentada en una mesa de negociación y con un alto al fuego en rigor – y la solidaridad con Luchito. Hasta los secuestradores admitieron, increíble o cínicamente según quien lo mire, que ese secuestro había sido un error, pues nunca harían algo para herir al ídolo del país. Luego, la macabra marca del secuestro: la zozobra y las especulaciones, viejos conocidos de la atormentada psique colombiana. Que si estaba en Venezuela, que si estaban esperando un pago para soltarlo, que si sí, que si no… No se supo nada durante días. Luis Díaz anotó en Inglaterra, se subió la camiseta y pidió “Libertad Para Papá”. Y el país entero conmovido. Lo que hace un relato sencillo, con buenos y malos, sin incómodos grises en el medio.

Cuando por fin lo liberaron, el pasado 9 de noviembre, después de 12 días de cautiverio, se acabó la pesadilla de Luis Díaz y su familia, y también de todos los colombianos que compartieron su angustia. Pero no se acabó esta historia. No solo por las decenas de secuestrados que siguen sufriendo, sino por el fútbol. El reencuentro familiar ya se había dado con el viaje de la familia Díaz a Liverpool, pero ese no fue el éxtasis. La felicidad se consumó de vuelta en Barranquilla, en la misma cancha en la que Luchito brilló por primera vez con el Junior antes de comenzar su travesía europea.

Colombia empezó el partido el 16 de noviembre perdiendo tras un gol tempranero de Brasil. La jerarquía futbolística nos ponía en nuestro lugar, pero la manifestación del destino todavía faltaba. Tras un partido más bien poco emocionante, sería en el minuto 75 de juego: gol de cabeza de Luis Díaz. Locura nacional. Cuatro minutos después: segundo gol de cabeza de Luis Díaz. Victoria, psicosis colectiva y, ahora sí, culminada la travesía de nuestro héroe atormentado.

Ojalá la realidad decidiera detener su avance implacable en momentos así, pero así solo acaban las leyendas. Salimos del hechizo que produce un relato de redención vestido con la camiseta de la selección casi de inmediato. En el público estaba la hija menor del presidente Petro, Antonella, que tras recibir una avalancha de abusos e insultos, le tocó irse; la polarización virulenta del país, reflejada de manera desafortunada. También el ELN advirtió de que son “pobres” y que, aunque hayan devuelto a Mané y aceptado que su secuestro fue un error, no nos ilusionemos con el fin de la práctica. Con esas declaraciones, gran parte del proyecto de paz que es marca de un presidente que prometía un cambio profundo queda en entredicho.

En fin, que seguimos en las mismas a pesar de la alegría que nos dio y compartió Luchito. Así que mejor quedémonos en el mundo del futbol, que ahí las cosas parecen estar yendo mejor. Con otra victoria contra Paraguay ayer, 0-1 en Asunción, Colombia queda tercera en la tabla de clasificaciones para el Mundial 2026. Y de la mano de Luis Díaz sí se vale soñar.

Otras historias

Antes de despedirme, aquí les dejo unos cuantos artículos que hemos publicado en la semana y que no se pueden perder:

Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS sobre Colombia y aquí al canal en WhatsApp, y reciba todas las claves informativas de la actualidad del país.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Nicholas Dale Leal
Periodista colombo-británico en EL PAÍS América desde 2022. Máster de periodismo por la Escuela UAM-EL PAÍS, donde cubrió la información de Madrid y Deportes. Tras pasar por la Redacción de Colombia y formar parte del equipo que produce la versión en inglés, es editor y redactor fundador de EL PAÍS US, la edición del diario para Estados Unidos.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_