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Una empresa brasileña le da un giro de suspenso a la puja por la red 5G

El Ministerio de Tecnologías de Información y Comunicaciones anuncia que la compañía Telecall se suma a la subasta del próximo 20 de diciembre

Camilo Sánchez
Instalación de una estación base de telecomunicaciones 5G
Un trabajador instala una estación base de telecomunicaciones 5G.sinology (Getty Images)

Un rival inesperado se ha sumado a la subasta del próximo 20 de diciembre para la adjudicación de la moderna red 5G en Colombia. El Ministerio de Tecnologías de Información y Comunicaciones, TIC, ha dejado saber en la tarde del martes que los operadores colombianos Claro, Wom y la unión temporal de Movistar y Tigo deberán enfrentarse también a la brasileña Telecall, una compañía con fuerte presencia en Río de Janeiro y un cuarto de siglo de experiencia en el sector. Se trata de un giro sorpresivo para un proceso marcado por las críticas y cierta cautela de los grandes grupos de comunicación locales, que han optado por replegarse en un contexto de incertidumbre en el negocio.

Parte de las reservas de múltiples expertos se han centrado en las cifras que el Estado colombiano recaudaría por la adjudicación de los permisos de uso de los denominados bloques de espectro radioeléctrico. De acuerdo con las condiciones publicadas, el Ministerio calcula que se recaudarán finalmente cerca de dos billones de pesos, una cifra que encuentran baja frente a las necesidades y expectativas. El dinero, en todo caso, deberá ser destinado a la conectividad de la población más marginada. También señala que se deberá llevar red móvil de alta velocidad a 2.326 instituciones educativas de zonas apartadas y cubrir 2.114 kilómetros de carreteras.

De materializarse este último requisito, todas las carreteras del país quedarían cubiertas con conexión a Internet. Alla Ajuz, CEO de Telecall, se declaró entusiasmado con “la oportunidad de participar en esta subasta en Colombia. Creemos firmemente que nuestra experiencia y nuestra sólida trayectoria nos posiciona de manera única para contribuir significativamente al desarrollo de las telecomunicaciones en el país”. El anuncio se da cuatro meses después de la visita efectuada por el ministro de las TIC, Mauricio Lizcano, a Brasilia.

El titular de la cartera aseguró por entonces que en diciembre se sellará un acuerdo para llevar conexión a través de fibra óptica al Amazonas desde Tabatinga (Brasil) hasta Leticia (Colombia). De hecho, la subasta brasileña ha servido como modelo para establecer los pliegos de condiciones en el caso colombiano. Y es que el país vecino ha avanzado más en sus planes de modernización y cobertura. Se calcula que Colombia tiene unas 2.300 localidades desprovistas de Internet móvil o 4G, lo que equivale a un 20% de las zonas rurales del país.

Lo cierto es que los beneficios arrojados por el negocio de las telecomunicaciones se han diezmado en los últimos años en todo el mundo tras la irrupción de centenares de empresas que ofrecen servicio de Internet y telefonía móvil a precios irrisorios, incluyendo una apuesta del mismo Telecell por hacerlo en Brasil. El cambio ha terminado por dinamitar los ingresos de diversos actores tradicionales, obligados a echar mano de mucha inventiva para mantener unos márgenes de ingresos más estrechos que antes. A todo lo anterior se añade el hecho ineludible de que las inversiones para operar en el mundo de las telecomunicaciones son muy altas.

Por eso, la reciente crisis de Tigo-Une, durante meses al borde del precipicio financiero, ha servido como campanazo para más de uno que se lo ha pensado dos veces antes de apostar con fuerza en una subasta donde se juegan contratos a 20 años para operar el espectro necesario para extender una red de tecnología (5G) que los expertos vaticinan solo será rentable en un puñado de lugares.

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Se calcula que solo el 4% de la población colombiana tendría acceso a esta tecnología en dos décadas. Y es que esta quinta generación en telecomunicaciones, que opera a través de la banda de 700 megahercios, cuenta con un enorme potencial en áreas como el llamado Internet de las cosas, la realidad aumentada, el metaverso o los carros autónomos, pero no es necesaria para los servicios más conocidos.

Asuntos, quizás, menos acuciantes por lo pronto que actualizar otros aspectos atrasados en la infraestructura de un país como Colombia. La llegada de Telecall, de momento, le añade unas gotas de picante a un concurso que parecía caer en el sopor de la rutina. Se conoce que la compañía carioca ha apoyado al gigante brasileño TIM en el despliegue de la infraestructura 5G en su país y que opera más de 1.000 kilómetros de fibra óptica subterránea entre Río de Janeiro y São Paulo para proveer a los principales data centers y el mercado corporativo.

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Sobre la firma

Camilo Sánchez
Es periodista especializado en economía en la oficina de EL PAÍS en Bogotá.

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