El Nuevo Liberalismo resurge con Carlos Fernando Galán como alcalde electo
El partido de Luis Carlos Galán encuentra una nueva vida con el triunfo del menor de sus hijos en las elecciones del domingo
El lema de campaña de Carlos Fernando Galán, “ahora sí”, apelaba a su tercer intento por alcanzar la Alcaldía Mayor de Bogotá, pero también insinuaba la reivindicación histórica de llevar al poder a un Galán, un apellido tatuado en la memoria de la sociedad colombiana. La elección del nuevo mandatario de la capital colombiana, este domingo, marca también el resurgir del Nuevo Liberalismo, el partido creado en su día por su padre, Luis Carlos Galán Sarmiento. El camino ha sido largo y espinoso.
“Galán tiene un enorme reto: su Alcaldía puede revivir definitivamente un movimiento político que trajo una breve esperanza a este país donde la desesperanza es una manera de existir”, escribía en estas páginas Juan Gabriel Vásquez. Galán padre era el candidato con más opciones a la Presidencia aquel 18 de agosto de 1989, cuando fue baleado por sicarios de Pablo Escobar sobre la tarima en la que se disponía a dar un mitin en el municipio de Soacha, al sur de la misma capital que ahora se prepara para gobernar el menor de sus tres hijos. El magnicidio ocurrió cuando Carlos Fernando tenía apenas 12 años.
“Lo que pasó ese día en el colegio lo tengo borrado. Solo recuerdo que en alguna de las clases, aburrido, me escribí cosas en las manos y en la palma derecha puse algo que tenía en mente por esos días por andar acompañando a mi papá a las giras de campaña: ‘Galán Presidente 90-94′”, escribió Carlos Fernando en un texto para la revista Soho en el que reconstruía ese día, con ocasión de un aniversario del crimen.
Un médico le informó a la familia, en el hospital al que lo llevaron moribundo, que el político había fallecido. “Miré a mi mamá y empecé a llorar. Lloramos abrazados los cuatro. Lo primero que dije después de varios intentos fallidos por hablar fue: ‘¿Y ahora qué vamos a hacer?’. Mi papá era el eje de la vida de todos los que lo rodeaban. Pensar que había muerto me producía un vacío inmenso. Sentía que la vida ya no tenía sentido”, rememora en ese testimonio.
Con la muerte de Luis Carlos Galán desapareció también el Nuevo Liberalismo, pero un fallo de la Corte Constitucional revivió al partido a mediados de 2021, apenas a tiempo para afrontar el ciclo de legislativas y presidenciales del año pasado. Fue una larga batalla de Carlos Fernando y su hermano Juan Manuel, quienes hasta entonces habían hecho su carrera política en otros partidos. Carlos Fernando había pertenecido antes a Cambio Radical, un partido de inspiración galanista, pero venía de lanzarse como independiente a la Alcaldía. Sacó más de un millón de votos y perdió por muy poco frente a Claudia López, lo que le concedió un escaño en el Concejo de Bogotá –que incluso llegó a presidir–.
Los dirigentes del Nuevo Liberalismo, encabezados por los hermanos Galán, apostaron por tener candidatos propios en las legislativas, a pesar de formar parte de la Coalición Centro Esperanza de cara a las presidenciales –Juan Manuel fue precandidato–. En ese entonces, la periodista Mábel Lara fue el apetecido primer renglón de una lista al Senado con acento femenino que también incluyó a la académica Sandra Borda y la líder social Yolanda Perea, así como al propio Carlos Fernando, que renunció a su escaño en el Concejo de Bogotá para impulsar al partido. La lista no superó el umbral necesario y apenas obtuvo algo más de 300.000 votos, aunque el Nuevo Liberalismo sí consiguió elegir a dos representantes a la Cámara –la exdirectora de Parques Nacionales Julia Miranda y Juan Sebastián Gómez–.
“Hicimos un ejercicio franco, honesto, que buscaba cambiar la forma de hacer política. Una lista cerrada, cremallera, donde le presentamos un equipo al país, donde había presencia de mujeres liderando, del territorio, de las minorías, de aquellas zonas que no han tenido una voz en el Congreso”, dijo Galán sobre la lista el Senado en una charla con EL PAÍS durante la campaña. “Tal vez al Nuevo Liberalismo le faltaba organización política. Creo que eso fue lo que llevó al resultado, pero nos generó aprendizajes. Las derrotas y los errores ayudan a aprender y sirven para gobernar”, reflexionaba entonces.
Después de ese descalabro, y del naufragio de la coalición de centro en la primera vuelta de las presidenciales, el Nuevo Liberalismo optó por apoyar a Rodolfo Hernández en la segunda vuelta que lo enfrentó al presidente Gustavo Petro. Esa decisión provocó fracturas y deserciones, como se lo recordaron varias veces en los debates de la carrera por Bogotá. El propio Carlos Fernando estuvo en desacuerdo con el partido en su momento y optó por votar en blanco.
Sandra Borda también se distanció del partido para regresar a la academia, pero ahora volvió para respaldar la aspiración de Galán, como lo hicieron otros expertos y figuras de opinión sin necesariamente militar en el Nuevo Liberalismo. “Carlos Fernando ha tomado la decisión de transitar el camino mucho más difícil de hacer política a través de propuestas concretas y saliéndose del juego de la polarización”, sin ataques personales a sus contendientes, destaca la politóloga e internacionalista. “Yo me inspiro por lo que fue esa lucha, el talante de mi papá, pero la ciudadanía hoy está esperando soluciones concretas a los problemas de Bogotá”, defendía el propio Galán en campaña. El candidato forjó a su alrededor una coalición variopinta, con apoyos desde distintas orillas ideológicas –y partidos– a lo que llamaron el ‘Expreso Galán’. El renacido Nuevo Liberalismo, en cualquier caso, ocupa uno de los primeros vagones.
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